Rothbard (1988) decía que el teorema regresivo era el pons asinorum (ver “Otros usos”) de los críticos de la teoría monetaria de Mises, y lo sigue siendo. Juan Ramón Rallo publica una parte pequeña de su próximo libro contra la teoría monetaria de Mises. El post se trata de una crítica a su teorema regresivo del dinero. Es apenas un precalentamiento de lo que podríamos llamar “el ataque de la liquidez” contra la rama misesiana de la Escuela Austriaca. Sin embargo, como veremos, la crítica de Rallo no invalida para nada la idea de Mises.
Rallo dice que el surgimiento de un nuevo dinero no necesariamente requiere que el objeto dinerario haya tenido un uso directo, es decir, una utilidad no monetaria. El teorema regresivo de Mises supuestamente establece que “sólo” los bienes económicos con utilidad no monetaria previa pueden convertirse en dinero. En sus palabras resumidas:
[L]a utilidad subjetiva del dinero no estará, por necesidad, históricamente ligada a su utilidad no monetaria originaria, sino que puede estarlo, simple y llanamente, a la aptitud que se espera que exhiba ese bien para actuar como dinero (como medio de cambio indirecto con valor objetivo de cambio estable)...
Por consiguiente, un objeto podrá pasar a actuar como dinero aunque carezca de utilidad no monetaria previa...
Si Mises se hubiera limitado a decir que los bienes con una utilidad no monetaria previa tienen muchas más probabilidades de convertirse evolutivamente en dinero que aquellos objetivos sin utilidad no monetaria, habría estado en lo cierto: pero es falso que sólo los bienes económicos con demanda no monetaria previa puedan convertirse en dinero.
Walter Block y Laura Davidson lanzaron hace poco un paper (Block y Davidson, 2015) que trata de responder si el Bitcoin viola o no el teorema regresivo de Mises, cosa que se viene discutiendo desde la blogósfera e Internet en los últimos años. Coincidentemente, el trabajo de ambos autores contiene una respuesta completa a la crítica de Rallo. Lawrence White ya había ensayado un argumento similar al de ellos en la primera de sus dos posibles respuestas al desafío. Pero Block y Davidson realizan un análisis mucho más detallado.
La clave del teorema de Mises es, básicamente, que es imposible para ninguna forma de nuevo dinero (ya sea el primero que surgió o uno nuevo que surja luego de que otro ya está establecido) emerger sin que exista alguna clase de sistema de precios con antelación. Sin precios previamente presentes en alguna forma, los actores no pueden calcular usando el nuevo dinero. Si antes de establecer la novedosa moneda no había precios monetarios para los bienes y servicios, entonces la única manera de obtenerlos es vía el cambio directo de una economía de trueque. En resumen, el teorema solo prohíbe la adopción de una nueva moneda sin un marco de cálculo económico (Block y Davidson, 2015).
Debe quedar claro que Mises, para evitar la acusación de que apelaba a un regressus in infinitum (ir hacia atrás sin límite), se refiere al surgimiento del primer dinero desde un estado puro de trueque, donde no existen precios monetarios (Block y Davidson, 2015). Mucha atención a la palabra “primer”. Es decir, se está explicando el surgimiento del primer dinero original, no de otra clase de dinero que surge luego de que previamente hay uno establecido. El austriaco se refiere al trueque y al uso directo del bien solo y en cuanto al surgimiento del dinero a partir de una situación en que este no existía previamente.
Por lo tanto, el teorema no debe ser interpretado como que, una vez establecido un dinero y el cálculo monetario con precios (monetarios) que permite, todo ulterior medio de intercambio o moneda necesite siempre tener previamente utilidad no monetaria (Block y Davidson, 2015).
Mises reconoce que un nuevo medio, como el dinero fiat, puede montarse en el existente entramado de precios aun cuando jamás fue valuado directamente como mercancía en sí mismo (Block y Davidson, 2015).
Hay dos circunstancias separadas en las cuales un nuevo medio de intercambio puede surgir como dinero: 1) el nuevo medio emerge de una economía puramente de trueque, en cuyo caso sí necesita tener algún previo valor de uso directo o 2) el nuevo medio emerge cuando ya previamente existe una estructura de precios monetarios o al menos una memoria de la misma. En este caso, el nuevo medio (sea tangible o intangible) no necesita tener ninguna utilidad no monetaria. Ni tampoco ser respaldado o redimible por otra cosa, ni necesita ser establecido a una tasa fija. Nada de eso viola ni invalida el teorema regresivo (Block y Davidson, 2015). Mientras que existan precios (monetarios) en términos de la antigua moneda, eso es todo lo necesario para satisfacer el teorema.
No hay ninguna necesidad praxeológica de que cualquier nuevo medio de intercambio tenga un uso directo a menos que emerja de una situación de puro trueque, en cuyo caso solo lo hace porque no hay ninguna estructura de precios monetarios previa. Debido a que el “primerísimo primer” medio de cambio en emerger lo tuvo que haber hecho necesariamente sin precios monetarios previos, ese bien debió haber sido originalmente valuado, y cambiado, en trueque. El teorema regresivo de Mises NO dice que TODO ulterior medio de cambio deba haber sido intercambiado directamente o necesite tener valor de uso directo. Ni tampoco hay necesidad praxeológica de que el dinero deba tener uso directo para ser vendible, la liquidez del dinero depende de la confianza de los participantes del mercado en que será aceptado luego (Block y Davidson, 2015).
Un nuevo dinero, como por ejemplo el Bitcoin si algún día llegara a serlo, no necesita para nada tener un uso no monetario para emerger como un medio de intercambio, por el simple hecho de que no surge desde una economía de trueque puro. Por lo tanto, ello no viola el teorema regresivo para nada (Block y Davidson, 2015).
Dicho sea de paso, a pesar de usar términos como “regresivo”, el análisis monetario austriaco-misesiano tiene mucho de prospectivo. Para decidir el tamaño de sus tenencias monetarias, a los agentes les interesa el poder adquisitivo futuro esperado del dinero. Pero para poder intentar anticipar la futura estructura de precios, deben fijarse en los precios inmediatamente pasados. Nadie mecánicamente proyecta o extrapola los precios de “ayer” al futuro. Sino que usan los precios de “ayer” para estimar (appraising) la estructura de precios que emergerá y prevalecerá “hoy” como resultado de los cambios anticipados que intervinieron en los datos de la economía ayer (Salerno, 2010: 85-86). Rallo extrañamente parece decir que se puede esperar que un dinero tenga un esperado valor de cambio objetivo futuro estable sin recurrir a la experiencia pasada. Ergo, que las expectativas se pueden formar "de la nada" y no usan de punto de partida el pasado inmediato o no tan inmediato. Lo cual, claramente, es falso.
En resumen, Rallo tiene razón en que “un objeto podrá pasar a actuar como dinero aunque carezca de utilidad no monetaria previa”. Pero es falso que ello sea una crítica al teorema regresivo de Mises o que lo invalide. Rallo erra completamente en pensar que el teorema implica que “sólo los bienes económicos con demanda no monetaria previa puedan convertirse en dinero.”
Rothbard, Murray N. (1988) “Timberlake on the Austrian theory of money: A comment”. The Review of Austrian Economics. Vol. 2, No. 1, 179-187.
Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.
Block, Walter y Davidson, Laura (2015), “Bitcoin, the Regression Theorem, and the Emergence of a New Medium of Exchange”. Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 18, No. 3, 311-38.
Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.
Block, Walter y Davidson, Laura (2015), “Bitcoin, the Regression Theorem, and the Emergence of a New Medium of Exchange”. Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 18, No. 3, 311-38.