miércoles, 6 de enero de 2016

Mises alecciona a un Premio Nobel

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Mejor dicho, Mises alecciona a un futuro Premio Nobel.

Gunnar Myrdal fue un sociólogo y economista sueco de orientación social demócrata que ganó el Premio Nobel de Economía* en 1974 compartido con el economista austriaco Friedrich von Hayek. Dada la fama de liberal de Hayek por entonces, la Real Academia de Ciencias de Suecia probablemente pensó que otorgarle el sexto del recién creado premio solo al austriaco sería ir demasiado para un lado del “espectro ideológico”. Por lo tanto, le impregnó cierto “balance” al galardón del año 74 al darle la mitad a alguien de izquierda y, además, un compatriota como Myrdal. De este suceso, darle un premio a un socialista y a un liberal, proviene el chiste de que el Nobel de Economía es el único galardón que se otorga a dos personas por decir cosas opuestas. Al parecer, los de la academia perdieron el “miedo” dos años luego al dárselo íntegramente a Milton Friedman. 

Myrdal publicó en 1953 un libro llamado El Elemento Político en el Desarrollo de la Teoría Económica (Myrdal, 1953). En él (Myrdal, 1953: 199-200), el sueco realiza una crítica que hasta el día de hoy se escucha en contra de la Ciencia Económica por parte de algunos que se llaman “heterodoxos” o de gente no muy habituada a estudiarla profundamente: la Economía se enfoca en que las acciones humanas “están motivadas únicamente por intereses económicos”. Donde “intereses económicos” significa “el deseo por mayores ingresos y precios más bajos y, además, tal vez estabilidad de salarios y empleo, razonable tiempo para ocio y un ambiente conductivo para su uso satisfactorio, buenas condiciones laborales, etc.”

Una vez expuesto esto, Myrdal triunfantemente declara que es un error. “Afortunadamente” los hombres no se dejan guiar “solo” por intereses económicos. También les interesan los “objetivos sociales” y los “ideales” que la sociedad debería conformar. Por lo que, en lugar de ser los “intereses” (económicos), las personas se guían por “actitudes” (sociales). Una “actitud” significa “la disposición emotiva de un individuo o un grupo para responder en cierta forma a situaciones reales o potenciales”. Este es, según Myrdal, la “dificultad más fundamental” para que la Economía este en un “camino satisfactorio”.

En la actualidad, mucha gente critica a los economistas porque, dicen, que ellos se concentran únicamente en un “homo economicus” que solo se interesa por maximizar sus ingresos, comprar barato y ser egoísta.

El economista austriaco Ludwig von Mises realizó un muy breve pero demoledor review de la obra de Gunnar Myrdal en 1954 (Mises, 1954) y en un libro de 1957 (Mises, 1957: 205-08) concentrado en la crítica anterior. Básicamente Mises lo acusa de un error fundamental: el argumento de Myrdal es una falacia del hombre de paja. Gunnar simplemente construyó una caricatura sobre los economistas y no le costó dificultad rebatirla. Una acusación gravísima para alguien que todos consideran un intelectual respetable. Adicionalmente, lo inculpa de una ignorancia negligente.

Los economistas nunca dijeron lo que Myrdal les adscribía. Los más respetables, al menos al momento en que Myrdal los criticaba, jamás expresaron que la gente se movía “únicamente” por intereses económicos de ganar más, comprar barato y tener más lujos. Cierto es que, dada su muy incorrecta teoría del uso-valor, los economistas clásicos nunca pudieron explicar bien la conducta de los consumidores. Debido a ello, se concentraron prácticamente solo en el comportamiento de los hombres de negocios que servían a los consumidores y tomaban los gustos de estos últimos como “dados”.

Cuando hablaban del principio de comprar en el mercado más barato para vender en el más caro, trataban de interpretar las acciones de los hombres de negocios en su función de proveer a los consumidores, no en la función de consumidores o gastadores de sus ingresos. Los clásicos no entraban en análisis sobre los motivos de los consumidores para consumir o comprar. No investigaban si los compradores solo querían saciar sus terrenales anhelos físicos o si gastaban por otros motivos de obligaciones éticas, religiosas o de conciencia social. Cuando los clásicos distinguían entre motivos puramente económicos y otros motivos, era solo para enfocarse en los primeros. Pero los clásicos jamás negaron ni dejaron completamente fuera del análisis que a los hombres los guían otros motivos además de lo puramente económico. De hecho, Mises (1957: 206-07) incluye una cita de Mill que lo demuestra. 

Pero incluso asumiendo que los clásicos hayan dicho lo que Myrdal les atribuía, las críticas del sueco estaban orientadas a la actual economía en ese momento (1953) y ni siquiera eso era cierto. 

La moderna Economía, que superaba por mucho a los economistas clásicos, es la surgida de la Revolución Marginalista posterior a 1870. Y esta traza todas las acciones humanas a juicios de valor de los individuos. Jamás fue, ni es, lo torpe que Myrdal dice como para creer que toda la gente únicamente actúa para adquirir mayores ingresos, menores precios y más riqueza material. Al actuar, el hombre prefiere ciertas cosas sobre otras y elije entre varios modos de conducta. El resultado del proceso mental que hace a la persona preferir una cosa por sobre la otra se llama juicio de valor. No importa cuales son los contenidos de esos juicios de valor. Para la Economía es irrelevante el que un sujeto apunte como miembro de un sindicato a aumentar su salario o como santo al mejor cumplimiento de su deber religioso o como reformador social al empoderamiento de cierta clase sobre otra. El hecho “institucional” de que mucha gente desea obtener más bienes materiales es un dato de la historia económica, no un teorema económico (Mises, 1957: 207-08). 

Mises señalaba, además, que uno de los grandes teóricos marginalistas y su maestro, el austriaco Eugen Böhm-Bawerk, en su primer aporte a la teoría del valor en 1886 (Böhm-Bawerk, 1886), deliberada y explícitamente usaba términos como “bienestar” para, precisamente, evitar que se entendiera que su análisis se centraba solo en consideraciones comúnmente entendidas como egoístas. Sino que su estudio comprendía todo lo que a un individuo le pareciera deseable y digno de ser alcanzado. Por lo que la crítica de Myrdal, una vez más, no se aplicaba en absoluto bajo ninguna circunstancia al moderno análisis marginalista-subjetivista, particularmente el de la Escuela Austriaca. Es que incluso el propio Myrdal en páginas previas (Myrdal, 1953: 98) reconocía que Bawerk rechazaba el análisis “hedonista” que él mismo estaba criticando. Pero el sueco añadía, tratando torpemente de desdeñar, que ese rechazo del austriaco vino luego en “ediciones posteriores” de su tratado. Algo que, como vimos y como señalaba Mises, era claramente falso pues estaba presente desde la primera aportación de Bawerk a la teoría del valor. A esta altura, Mises (1954) ya no solo acusa a Myrdal de realizar una caricatura absurda de los economistas, sino además de “negligencia reprensible”. Y no es de extrañar. La ignorancia supina de Myrdal era no solo indignante, sino un serio obstáculo para tomar seriamente lo que decía.

El resto de sus críticas, sobre este tema, contra el utilitarismo y hedonismo se basaban en su errónea concepción sobre el carácter formal y tautológico de los términos "utilidad" y "felicidad" como son usados por los economistas. Cuestiones ya aclaradas y criticas ya refutadas por el propio Mises antes de que Myrdal escribiera su libro (Mises, 1949: 14-15). Poco queda por decir ante tan abrumadora refutación. 




*Sí, ya sé que no hay un “Premio Nobel” estrictamente hablando para la Ciencia Económica. No es un galardón en el cual pensara Nobel en su última voluntad, sino que es un premio financiado por el banco central de Suecia. 



Böhm-Bawerk, Eugen von (1886), “Grundzüge der Theorie des wirtschaftlichen Güterwerts”. Jahrbücher für Nationalökonomie und Statistik. Vol. 13, No. 1-2, 477-541. Traducido por Hans Sennholz como (2005) Basic Principles of Economic Value. Grove City, Pennsylvania: Libertarian Press.

Mises, Ludwig von (1949), Human Action. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 1998.

Mises, Ludwig von (1954), “Myrdal’s Economics”. The Freeman. Vol. 4, No. 14, 496.

Mises, Ludwig von (1957), Theory and History: An Interpretation of Social and Economic Evolution. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2007.

Myrdal, Gunnar (1953), The Political Element in the Development of Economic Theory. London, UK: Routledge & Kegan Paul, Ltd. 2002.

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