sábado, 29 de agosto de 2015

Salario mínimo, vital y móvil real: Los noventas VS el modelo


En Argentina las falacias económicas que el gobierno utiliza para justificar su intervencionismo estatal fracasado están a la orden del día. Cristina usa su táctica habitual: mencionar cambios porcentuales en variables nominales desde 2003 a una determinada fecha para mostrar las supuestas ventajas de "El modelo". Claro, los aumentos nominales durante los años en que los Kirchner provocaron una tremenda depreciación del peso, son generalmente de miles por ciento. Con eso, ella cree, impresiona a ciertas personas.

Cuando no nos dejamos engañar por la superficial e irrelevante forma de análisis de los políticos, descubrimos que las variables reales nos pueden dar una sorpresa. El salario mínimo, vital y móvil (SMVM) es una de las vacas sagradas del kirchnerismo. Supuestamente con la "vuelta" del Consejo del Salario en 2003 comienza la "épica" K de garantizar los "derechos" a salarios "dignos" de los trabajadores (como si en los años previos no hubieran habido sindicatos privilegiados por el Estado, lol!). Comparando el SMVM real anual del periodo 1990-2001 contra 2003-2014 nos queda este gráfico:

Salario mínimo, vital y móvil real anual, 1990-2001 y 2003-2014.
Base 1990 = 100 y 2003 = 100
Haciendo un promedio del SMVM nominal (acá y acá) de cada año desde 2003 hasta 2014 y repitiendo lo mismo por año pero con el IPC de Natalio Ruiz (que desde 2007 usa valores de nueve provincias argentinas no manoseados por el INDEC intervenido por el gobierno), podemos construir una serie de SMVM real anual.

De acuerdo con un informe del Ministerio de Trabajo de enero del año 2004 llamado "Salario Mínimo Vital y Móvil", el SMVM real anual entre 1990 y 2001 aumentó 175 % (pasó de 100 en 1990 a 275 en 2001, base 1990 = 100).

Mientras que el mismo se incrementó solo 101,4 % entre 2003 y 2014 (desde 100 en 2003 hasta 201,4 en 2014, base 2003 = 100). Incluso si solo tomamos desde 1990 hasta 1999, la suba fue de 169,6 % que sigue siendo mucho mayor a la de 2003-2014. Pero es que incluso tomando desde 1990 hasta el año cataclísmico de 2002 el SMVM subió un 121,4 % que, nuevamente, es superior al de 2003-2014.

Por supuesto que el salario mínimo es siempre una pésima política y tenemos teoría irrefutable y evidencia empírica abrumadora para demostrar los efectos destructivos de dicha medida. Tal política no debería existir en primer lugar. Pero obviemos eso. 

En resumen, el salario mínimo vital y móvil real por año aumentó mucho más en los noventas que en los años de "el modelo". ¿Cuántos kirchneristas se bancan esa realidad?

domingo, 23 de agosto de 2015

¿Cuánto tiempo fueron libres los precios en Argentina?


El socialismo, en su versión progresista de izquierda o conservador de derecha, suele culpar al mercado libre de numerosas crisis económicas. En particular, de las más importantes como el rodrigazo de 1975, el fin de la "tablita" de Martinez de Hoz de 1981 o la hiperinflacion de 1989. Achacando esas crisis al Liberalismo o a esa construcción sin sentido que los socialistas denominan "neo-liberalismo". Si eso fuera cierto, entonces una de las cosas principales que deberíamos confirmar para saber si "imperaba el Liberalismo" en Argentina es que los precios fueron libres todo el tiempo o, al menos, gran parte de él

En un no muy nuevo libro de FIEL (1990) podemos ver cuánto tiempo fueron libres los precios en los 274 meses que van desde febrero de 1967 hasta noviembre de 1989. El siguiente cuadro está basado en los datos de ese trabajo (FIEL, 1990
: 14):

Fuente: FIEL (1990: 14)

Del total de 274 meses entre febrero de 1967 y noviembre de 1989, los precios han sido libres solo 30 meses o el 11 % del tiempo. La mayor parte del tiempo, 95 meses o un 35 % del total, estuvieron regulados con precios máximos. También han estado controlados el 28 % del tiempo o 76 meses. Un 21 % del tiempo son los 57 meses que estuvieron vigilados. Y un 16 % y 13 % del tiempo estuvieron concertados y congelados respectivamente. Por último, casi el 10 % del tiempo estuvieron pautados.

Los precios en Argentina fueron libres solo el 11 % del tiempo entre 1967 y 1989. El restante 89 % estuvieron regulados de alguna manera por el Estado.

El supuesto "plan neoliberal", en particular desde 1976 en adelante, debía necesariamente incluir, como mínimo, completa libertad de precios (por algo es "liberal", ¿No?). Lo cierto es que NO la hubo casi la totalidad del periodo.

A pesar de esa abrumadora y evidente intervención estatal en el mercado la inmensa mayoría del tiempo, muchos socialistas siguen culpando al Liberalismo y a la libertad de las crisis. 


FIEL (1990), Control de precios e inflación. La experiencia argentina reciente. Buenos Aires, Argentina: Manantial.

sábado, 22 de agosto de 2015

Rothbard explica la situación de Venezuela... 53 años antes


En su fabuloso tratado de Economía de 1962 paginas 892-900 y 1075-1086, el economista de la Escuela Austriaca Murray Rothbard realiza un análisis sobre los controles estatales en los precios (precios máximos y mínimos). Por supuesto, su estudio ni fue el primero ni fue el único y, además, en sus conceptos básicos, era y es el análisis convencional. Pero es interesante cómo la realidad de Venezuela hoy en día encaja perfectamente con el análisis económico fundamental.

Para supuestamente "prevenir" o "combatir" la inflación, los gobiernos, a veces, imponen precios máximos a nivel general. El precio máximo es una prohibición de vender bienes o servicios por un precio superior al establecido previamente por la autoridad. El gobierno de Venezuela lo hace desde 2003.

Recuerden que el poder adquisitivo es el precio del dinero y también es la inversa de los precios. Es decir, si el precio de un chicle es $0,50, entonces el poder adquisitivo del dinero es la inversa de ese precio (1/0,50 = 2). Multiplicando eso por una cantidad cualquiera de dinero, podemos saber cuántos chicles compramos. Si tenemos $20 en el bolsillo, sabemos que obtenemos 40 chicles (20*1/0,50). Con $20 podemos adquirir (poder adquisitivo) 40 bienes particulares (chicles).

El precio de mercado de los chicles es $0,50, pero al gobierno le parece "excesivo". Por lo tanto, decide imponer un precio máximo: nadie puede vender los chicles por un precio mayor a $0,20.

Veamos la situación en uno de los gráficos que usa Rothbard (modificado por mí) donde se mide, en el eje vertical, el precio (de menor a mayor, empezando desde 0 hacia arriba) y, en el eje horizontal, la cantidad (de menor a mayor, empezando desde 0 hacia la derecha):


La figura es básicamente la usada para el análisis standard del precio máximo y muestra el mercado de bienes. Las rectas DD y SS son la demanda y la oferta respectivamente de un producto cualquiera. FP es el precio de mercado, mientras que 0C es el precio máximo establecido por el gobierno. Obviamente, el precio máximo 0C está por debajo del de mercado FP. Siguiendo con el caso del chicle, el precio de mercado FP es $0,50 y el precio ordenado por el gobierno 0C es $0,20. A ese precio artificialmente bajo, la cantidad demandada B es mayor que la cantidad ofrecida A. La cantidad o la "distancia" AB muestra la escasez artificialmente creada del producto.

Por otro lado, el precio del dinero (poder adquisitivo) aumenta artificialmente desde los 2 (1/0,50) anteriores hasta 5 (1/0,20). El poder adquisitivo, en términos de chicles, ahora está por encima del que existiría en un mercado libre sin la intervención estatal.

Una política de precios máximos sobre todos o la mayoría de los bienes importantes, mientras sea efectiva, equivale a imponer un precio mínimo al dinero (un mínimo al poder adquisitivo).

Un análisis similar al anterior se aplica al siguiente gráfico, también de Rothbard y modificado por mí, que muestra el mercado de dinero con el eje vertical midiendo el precio del dinero (poder adquisitivo) y el horizontal la cantidad de dinero:

 

La recta DmDm es la demanda de dinero y la recta SmSm es la oferta (o, mejor dicho, el stock) de dinero. Esta última es vertical porque, en cualquier momento dado, siempre hay una cantidad fija de dinero. La recta SmSm es equivalente a 0F y, por otro lado, FP es el poder adquisitivo que el mercado fija para la unidad monetaria. Luego de los precios máximos, el poder adquisitivo sube artificialmente hasta 0C. En ese valor, la cantidad de dinero excede la demandada y el exceso artificial de oferta se verifica en la distancia GH.

Dado el nuevo y "mayor" poder adquisitivo, el stock de dinero excede el demandado. Hay un excedente de dinero sin vender. Con $20 antes se compraban 40 chicles, ahora se pueden adquirir 100. Como su demanda de dinero no cambia, las personas tratarán de deshacerse de ese exceso de dinero vendiéndolo y adquiriendo bienes (chicles que ahora son baratos, por ejemplo).

La gente corre a comprar cosas y tratan de deshacerse de sus excedentes monetarios, pero no pueden pues no hay bienes. A esos precios más bajos se ofrecen menos productos. Los productores y vendedores marginales (los que operan con mayores costos) desaparecen. El dinero se vuelve inútil pues no se puede intercambiar, la función esencial del mismo. Todos tienen mucho dinero, pero no pueden comprar nada ¡Poéticamente irónico!

Dado que no se puede ajustar vía precios, ¿Que otras alternativas aparecen? Rothbard da algunos ejemplos:
  • Sobornos: se corrompe a la gente para obtener algo de lo que otros no tendrán. Venezuela es un caso de manual en sobornos para conseguir productos y los permisos. Incluso este término es incorrecto pues el "soborno" es simplemente el pago del precio de mercado por parte del comprador.
  • También podríamos incluir la violencia como otra alternativa de asignación. Casi no hay productos, estoy al final de la cola, no soy amigo y no tengo nada para sobornar; entonces le doy un golpe al dueño y me lo quedo.
Como correctamente explica Rothbard, todo ese dinero sobrante genera una presión importantísima para que surja el mercado "negro" (es decir, EL mercado) y hacia allí se canalice el dinero sobrante.

Observen como la equivalencia antes mencionada se cumple a la perfección para las intervenciones en los precios destinadas a todos o una parte importante de los bienes. Una política de precios máximos (por debajo de los de mercado) en el mercado de bienes necesariamente equivale a una política de precios mínimos (por encima de los de mercado) en el mercado de dinero.

sábado, 15 de agosto de 2015

Salarios reales en el siglo XIX en Estados Unidos

Estados Unidos en el siglo XIX

En un post del año pasado vimos que, como es usual, Marx se equivocaba en su "predicción" de que el capitalismo tiende a disminuir el valor medio de los salarios. Hoy vamos a ver que Marx se sigue equivocando.

Usando el índice de salarios nominales anual de la FED de St. Louis y el IPC
de la FED de Minneapolis, podemos realizar un índice de salarios reales anual para Estados Unidos en el periodo 1820-1914 (con 1820 = 100). Recuerden que la llamada "Era Liberal" termina en 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial, que es el comienzo de la pesadilla estatista del siglo XX. Por eso los gráficos terminan ahí.


De una punta (1820) a la otra (1913), el salario real de los trabajadores se multiplicó por cinco durante el siglo XIX. Observen la tremenda caída entre 1861 y 1864. Lo que ocurrió fue la Guerra Civil Americana, la cual incluyó una hiperinflación. Juan Ramón Rallo hizo el mismo gráfico antes, pero deflactando los salarios con el IPC de Measuring Worth. Por eso los valores son algo diferentes.

Alguien podría decir: "esa suba se puede haber debido a una restricción de la oferta laboral a lo largo de los años, mas que a un aumento de la remuneración real y demanda de trabajo". Pues, no.


Como se puede ver, según los datos de Maddison, la población aumentó exponencialmente durante ese mismo periodo.

En palabras simples: el capitalismo del siglo XIX logró incrementar en cinco veces los salarios reales de los trabajadores al mismo tiempo que la población se multiplicaba por diez y con una guerra civil de por medio. Todo sin salario mínimo y sin sindicatos privilegiados por el Estado. 

No hay mucho más para añadir.

martes, 11 de agosto de 2015

Hasta los marxistas entienden mejor la inflación que el gobierno

Fuente

En este blog ya hemos visto las absurdas, auto-contradictorias e increíblemente torpes justificaciones del gobierno argentino sobre las causas de la inflación que él mismo provoca. En uno de esos desvíos que uno toma luego de buscar algo concreto en Google, encontré una pequeña joya muy relacionada con el tema en un diario socialista británico. Es asombroso como, aun cuando la inmensa mayoría de su análisis económico es un sinsentido completamente erróneo y falaz, algunos socialistas logran comprender cosas elementales que los kirchneristas jamás pudieron.  

El diario se llama "Socialist Standard". Lo publica mensualmente el Partido Socialista de Gran Bretaña desde 1904 hasta hoy. Esta gente no se anda con medias tintas, son socialistas (casi utópicos) de verdad. No son un partido socialdemócrata ni "de izquierda", no buscan "reformar el capitalismo" (cosa que consideran imposible). Explícitamente en la descripción de su diario dicen querer abolirlo completamente a nivel mundial. Para ellos, el trabajo asalariado y el dinero son la quintaesencia de la explotación y deben desaparecer totalmente. Como veremos, lo poco bueno que tuvo Marx, fue que al menos estaba mínimamente influido por algunos principios básicos de dinero sano de la Escuela Clásica por parte de Hume-Smith-Ricardo. Obviamente no todos los marxistas están de acuerdo en esto, siempre se puede encontrar varios que sean leales a los delirios teóricos del gobierno.

En el número 818 de octubre de 1972, publicaron un artículo llamado "El A B C de la inflación". La mayor parte está dedicado a combatir teorías falsas sobre las causas de la misma, entre ellas, las que actualmente sostiene el gobierno. Lo interesante de esto es que lo hace bastante bien. Recuerden que, para el gobierno kirchnerista, el aumento de precios es causado por los empresarios y su avaricia

Pues bien, así refuta el diario socialista esa explicación (traducción mía):
Todo tipo de explicaciones se han ofrecido para la anormal suba de precios... La mayoría de las así llamadas explicaciones toman la forma de culpar a algún u otro grupo de ser "codicioso"; a los banqueros, a los manufactureros, a los minoristas o a los sindicalistas. Es una explicación que, cuando se observan ciertos hechos, se muestra como un sinsentido. ¿Acaso las compañías de cobre redujeron sus precios un 40 % en 1971 porque se volvieron repentinamente menos codiciosas? Entre 1948 y 1968 los precios subieron 100 % en Gran Bretaña, pero solo la mitad en Estados Unidos y Suiza: ¿Son los británicos dos veces más codiciosos? ¿Acaso toda la población atravesó fases alternantes de mayor y menor codicia a lo largo del siglo XIX? Entre finales de 1920 y la mitad de 1933 los precios cayeron aproximadamente un 50 %. La caída fue continua por 13 años. ¿Qué le pasó a la codicia? 
El hecho es que los vendedores siempre tratan de obtener el mayor precio que pueden, "tanto como el mercado aguante", y si pueden ganar más o son forzados a tomar menos es solo porque circunstancias externas sobre las que tienen poco o nada de control determinan que así sea.
No contento con echar por tierra toda la ridícula hipótesis del kirchnerismo; el artículo continua atacando otra explicación falsa de la inflación, el llamado "empuje de costos y salarios":
Hay dos creencias populares que dicen que los precios suben porque los salarios suben o viceversa. No se les ocurre a los que mantienen ambas posturas que los salarios son precios (el precio que el trabajador obtiene por la venta de su poder laboral, sus energías mentales y físicas, al empleador). Por lo tanto, correctamente expresadas, sus dos proposiciones se transforman en una sola afirmación inútil que dice que los precios suben porque los precios suben. 
Si ellos replantearan la afirmación diciendo que un grupo de precios (salarios) suben debido a que el otro grupo de precios sube (o viceversa), estarían pasando por alto la verdad de que ambos grupos de precios se incrementan por culpa de factores externos comunes que los afectan a los dos más o menos en la misma magnitud. Para ilustrar esto podemos notar que en verano, cuando más londinenses visitan el país, las cosechas son buenas. Nadie pregunta si es que son los visitantes de Londres los que hacen madurar el maíz o si es el maíz maduro lo que atrae a los visitantes. Lo que obviamente ocurre es que el verano caluroso produce ambas cosas: la buena cosecha y atrae visitantes, el sol es la causa común de ambos.
Y acá es cuando el "heterodoxo" expansionista monetario seguidor de Marx se quiere matar: ¿Cual es el factor que eleva los precios?
El nuevo factor que ha operado para empujar los precios anormalmente desde la guerra (el "sol" en relación a los precios y salarios) ha sido la continua y acelerada "depreciación de la moneda"… En 1939 el total de notas y monedas en manos del público era de £454 millones. Hoy en día es alrededor de £3.500 millones y en aumento, una cantidad excesivamente grande respecto de cualquier incremento que hubiera sido necesario en línea del actual incremento en la producción y venta de bienes.
No solo eso, el autor del artículo da una fantástica confirmación de la frase de Murray Rothbard que acompaña este post. Y con esto llegamos al climax:
Karl Marx, cuyo estudio de la materia nunca ha sido superado, enunció esta ley económica en la forma de que si la cantidad de dinero papel inconvertible excedía la cantidad de oro que sería necesario si las monedas de oro circularan, el exceso simplemente opera para empujar al alza los precios. Antes de que las doctrinas keynesianas fueran tragadas por la mayoría de los modernos economistas y políticos, esta relación entre el exceso de emisión de notas inconvertibles y el nivel de precios era generalmente aceptada por los economistas (incluido Keynes)… Ahora los partidos políticos y los sindicatos se han engañado a si mismos, contra toda la experiencia pasada, en la creencia de que lo que ellos llaman incrementar la "oferta monetaria" lleva a mayor producción y el mantenimiento del "pleno empleo".
Marx no era keynesiano. Y, a diferencia de todo lo demás, en eso no se equivocaba.

domingo, 9 de agosto de 2015

Una aclaración sobre el "dinero crédito"


Dada mi insistencia en el post anterior sobre que el dinero es un bien presente, alguien podría ver otra entrada de este blog donde está la clasificación austriaca del dinero. Al observar la existencia del "dinero crédito", me podría retrucar: "¡Aja! Has dicho que el dinero es necesariamente un bien presente, y en este otro lugar dices que una deuda o un crédito (un bien futuro) es dinero. ¡Te acabas de contradecir!"

¿Acaso me he contradicho flagrantemente? Bien, la respuesta es: No.

De acuerdo con la clasificación de Mises, el dinero crédito evoluciona a partir de los sustitutos monetarios (Mises, 1949: 425). Originalmente, cuando solían ser estos últimos, eran inmediatamente convertibles (redeemable) en dinero a valor par y completamente seguros. Pero, por la razón que sea, su conversión (redemption) en dinero propiamente dicho se suspende o cae bajo sospecha (Mises, 1949: 425-26; Salerno, 2010: 68-69; Murphy, 2008: 157).

Los sustitutos monetarios que suspenden su convertibilidad temporalmente (porque hay expectativas razonables de que un día se volverá a cambiar por dinero), se transforman en dinero crédito. Previamente eran inmediatamente convertibles y circulaban a valor par con el dinero, pero ahora se transan con descuento debido a la incertidumbre de suspensión permanente de la convertibilidad. Sin embargo, siguen siendo demandados como medio general de intercambio (Murphy, 2008: 164). Los sustitutos monetarios no son crédito, no hay intercambio de bienes presentes por futuros (Mises, 1912: 268). El "dinero crédito" previamente ha sido un sustituto monetario, por lo tanto, nunca fue un crédito (un bien futuro, económicamente hablando). Y ahora (luego de la suspensión temporal de la convertibilidad inmediata y segura), que sigue siendo usado como medio de intercambio comúnmente aceptado, tampoco es un bien futuro.


No son contractualmente instrumentos de crédito y, por tanto, no otorgan ningún tipo de tasa de interés (Mises, 1949: 426). Pero sí cotizan bajo la par debido a la posibilidad de que el emisor nunca lo convierta en dinero standard (Murphy, 2008: 164), a que la convertibilidad fue suspendida y a que el día de la conversión se aplaza indefinidamente (Mises, 1949: 426). Siendo que no es un bien futuro, pues no es un instrumento de crédito y ni siquiera otorga interés, el concepto de dinero crédito no va en contradicción para nada con el hecho de que el dinero es un bien presente.

Siempre recuerden que el dinero en sentido restringido (el "dinero crédito" es una clase de ellos) se valúa independientemente y por sí mismo. Mientras que el valor de los sustitutos monetarios es dependiente absolutamente del dinero al que dan convertibilidad inmediata. Si se quiere adoptar otro término, el dinero crédito es como un sustituto monetario "imperfecto".

Tal vez el nombre "dinero crédito" puede ser un poco confuso a primera vista. Pero una vez entendido, la clasificación del dinero de Mises y de la Escuela Austriaca sigue siendo correcta.






Mises, Ludwig von (1912), The Theory of Money and Credit. New Haven: Yale University Press. 1953.

Mises, Ludwig von (1949), Human Action. The Scholar's Edition. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 1998.

Murphy, Robert P. (2008) Study Guide to Human Action: A Treatise on Economics. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

sábado, 8 de agosto de 2015

El dinero es un bien presente


Ya vimos la definición de lo que son los bienes presentes y futuros. Ahora vamos a responder la pregunta: ¿Es el dinero un bien presente o un bien futuro?

Estando en el balance de efectivo de uno, el dinero no necesita ninguna transformación física posterior para ser usado. Ni tampoco es invertir en bienes de consumo ni de producción. Los bienes de consumo o de capital son agotados con el uso o en la producción. Además, los bienes de producción son transformados, con la cooperación de otros bienes complementarios y luego de un periodo de tiempo, en otros bienes. El dinero, a diferencia de ellos, ni es agotado por uso como medio de intercambio general ni es transformado en otro bien (Hoppe, 2009).

El dinero, definido como medio de intercambio generalmente aceptado, es un bien presente. O, dicho de otra manera, el dinero no es un bien futuro. Se puede demostrar esto de esas dos maneras expresadas (Hoppe et al., 1998):
  • 1) Negativamente/NO es un bien futuro: los free bankers con reserva fraccionaria afirman que retener dinero es no gastar ahora en consumo para hacerlo luego y, por ende, diferirlo. Implicando que, al demandar dinero, se intercambia un bien (satisfacción) presente por un bien (satisfacción) futuro. Además admiten que el dinero retenido no se gasta en bienes de consumo ni de producción (Hoppe et al., 1998).
El problema con eso es que implica que, al demandar dinero para gastarlo luego (en lugar de gastarlo en producción de ahora), se difiere la producción (y, por tanto, el consumo futuro) hacia el futuro. Si demandar dinero aplaza consumo y producción, entonces es imposible decir que, al retener efectivo, se ha invertido en un bien futuro. Debido a que no hay bienes futuros (de consumo o de producción) que resulten del acto de retener dinero y a los cuales el que lo retiene tenga derecho (título de propiedad). Como no sería una reclamación a ningún bien futuro, el dinero no valdría nada. Dado que el dinero sí vale algo (y nadie retendría dinero que no vale nada), entonces su valor debe ser el de un bien presente (Hoppe et al., 1998)
  • 2) Positivamente/SÍ es un bien presente: a pesar de que sus usos son indirectos (a diferencia de un bien de consumo y similar a un bien de producción), precisamente porque el dinero es el más vendible o comercializable (el más "liquido") de todos los bienes, es que es el bien presente por excelencia (a diferencia de un bien de producción y similar a un bien de consumo).
El dinero puede ser empleado inmediata e instantáneamente para satisfacer el más amplio rango de necesidades o posibles necesidades. Por ende, es una de las mejores protecciones (o seguro) humanamente posibles contra la incertidumbre. Al mantener dinero, su dueño gana el regocijo de ser capaz de satisfacer súbitamente la más extensa variedad de futuras contingencias que vayan a surgir impredeciblemente. El dinero es el bien más instantáneamente servicial. Manteniendo dinero, el actor puede confrontar inmediatamente el más amplio rango de necesidades que imprevistamente se manifiesten (Hoppe et al., 1998; Hoppe, 2009). 

Sin embargo, tener dinero (en el bolsillo o en el banco a la vista) para combatir la incertidumbre es costoso, se sacrifica la adquisición instantánea de bienes de consumo o producción (Mises, 1949: 426-27; Salerno, 2010: 81)*. En la medida en que la persona se sienta, vía su evaluación subjetiva, incierta respecto a su futuro, querrá hacer ese sacrificio. Por lo tanto, un incremento únicamente de la demanda de dinero en absoluto indica que se desea sacrificar una satisfacción presente por una futura. Sino que quiere decir que siente mayor incertidumbre respecto al futuro. La persona no está invirtiendo en el futuro, sino que está invirtiendo en certidumbre (protección) presente (Hoppe et al., 1998).

En resumen, asumir que el dinero es un bien futuro, como en el punto 1), lleva a una contradicción. Y, además, puede probarse lógicamente que es un bien presente, como en el punto 2)

Pero hay más aún sobre este asunto. 
  • 3) El dinero es, por su propia definición, un medio de intercambio generalmente aceptado. Por lo tanto, una característica esencial del mismo es que, cuando es usado, constituye el pago final. No hace falta nada más (Rothbard, 1983: 64). La transacción se completa. Como consecuencia de que el dinero funciona esencialmente como medio para el pago final, es también siempre y en todo lugar un bien presente (Howden, 2015). 
Debido a eso, por ejemplo, las tarjetas de crédito no son dinero. Si uno paga una cena con U$S100 en efectivo, la transacción termina ahí. La deuda se cancela inmediata y definitivamente por completo. Esos dólares son claramente dinero. Pero si pago con la tarjeta de crédito American Express, la transacción no se completa inmediatamente. Al contrario, ahora debo pagar los U$S 100 más intereses a American Express en lugar de al restaurante. American Express presta el dinero al usuario de la tarjeta pagando al restaurante lo que se gaste y el usuario se compromete a pagarle a American Express U$S100 más intereses dentro de un tiempo (Rothbard, 1983: 64).
  • 4) Adicionalmente hay que tener en cuenta que, cuando se intercambian bienes o servicios presentes por bienes o servicios futuros, aparece el fenómeno del interés**. El dinero, por otro lado, no devenga interés. Precisamente porque es el bien presente por excelencia (Howden, 2015). De hecho, uno de los costos de mantener dinero, además de a) los bienes de consumo y producción no adquiridos (pero potencialmente adquiribles al instante) y b) el ahorro simple (plain saving), es c) el interés que pudo haber sido percibido de haber invertido la suma (Mises, 1949: 427; Salerno, 2010: 81).  
Podemos ahora comprender por qué Jesús Huerta de Soto (2010) está completamente en lo correcto cuando escribe: "El dinero, además, sólo cumple su función de medio de intercambio como bien presente".

Y, además, lo dice en una de sus conferencias sobre ese escrito:




* Observen que no es un sacrificio temporal, sino, como se menciona, un sacrificio instantáneo. Por el hecho de que, lógicamente, no se puede tener al mismo tiempo el dinero y las cosas a adquirir con el mismo. Pero, aun así, la persona con dinero puede inmediatamente cambiarlo por bienes o servicios. En un intercambio temporal (préstamo), por otro lado, el agente se desprende de la disponibilidad instantánea del dinero durante un periodo de tiempo. Ya no puede cambiarlo inmediatamente, durante el lapso del préstamo, pues no dispone de él. Resumidamente, en el primer caso se puede cambiar en cualquier momento de dinero a bienes y en el segundo hay que esperar un lapso para poder hacerlo.


** Es posible que una persona haga un préstamo a un amigo o a un familiar y decida no pedir el pago de un interés por generosidad. Lo quiera cobrar o no, el interés sigue existiendo.







Hoppe, Hans-Hermann (2009), "'The Yield from Money Held' Reconsidered". New Perspectives on Political Economy. Vol. 5, No. 2, 129-36.

Hoppe, Hans-Hermann; Hülsmann, Jörg G. y Block, Walter (1998), "Against Fiduciary Media". Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 1, No. 1, 19-50. 

Howden, David (2015), "Money". En Howden, David y Bylund, Per (2015), The Next Generation of Austrian Economics: Essays in Honor of Joseph T. Salerno. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

Huerta de Soto, Jesús (2010), "Algunas Reflexiones Complementarias sobre la Crisis Económica y la Teoría del Ciclo". Procesos de Mercado: Revista Europea de Economía Política. Vol. 7, No. 2, 193-203.

Mises, Ludwig von (1949), Human Action. The Scholar's Edition. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 1998. 

Rothbard, Murray N. (1983) The Mystery of Banking. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2008.

Salerno, Joseph T. (2010) Money Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.