domingo, 29 de marzo de 2015

LA función del dinero


"El dinero se cambia por productos y servicios."

Homero Simpson (minutos 01:55 a 02:30 de este capítulo)



Como suele ser usual, la serie animada Los Simpsons dan una lección de sabiduría económica asombrosa. Observen que, para Homero, la función principal del dinero es la de ser un medio de intercambio generalmente aceptado. Como vamos a ver, él tiene mucha más razón de lo que podría imaginar.

Si tomamos cualquier libro de texto de macroeconomía o de economía en general y vamos a la parte donde se estudia el dinero, casi siempre suele haber un apartado llamado "Funciones del dinero". En él se listan, valga la redundancia, las numerosas funciones que se le atribuyen al mismo. Comúnmente son tres o cuatro: a) depósito de valor, b) unidad de cuenta o de valor, c) medio de intercambio o pago y, a veces, d) patrón de pagos diferidos. En ocasiones son más aún, siempre se le pueden encontrar funciones adicionales al dinero. Rara vez se les da un orden específico o algún grado de importancia. Sin embargo, como veremos, ello es un error. El dinero tiene una función única esencial y las demás son secundarias y derivadas de la primera.

Comencemos, una vez más, con la definición de dinero. El dinero es un medio de intercambio generalmente aceptado o comúnmente usadoLa definición, claramente, tiene dos partes: 1) medio de intercambio y 2) comúnmente usado o generalmente aceptado. Un medio de intercambio es un bien económico (es decir, escaso) que no se demanda ni para consumirlo directamente ni para usarlo en la producción. Se adquiere con la intención de cambiarlo ulteriormente por los bienes que realmente se quiere consumir o los que se desean usar en la producción.

Un bien solo puede cumplir su rol o función de unidad de cuenta cuando ya es un medio de cambio de aceptación general. Es decir, cuando ya es dinero. Debido a que el bien dinerario es un medio general para todos los intercambios, puede servir como unidad de cuenta para precios futuros o presentes. El dinero no puede ser una unidad de cuenta abstracta salvo mientras sea un medio de intercambio general. Es más, debido a que es un medio de intercambio general, se tiende a elegir como unidad de cuenta. Además, precisamente porque el dinero es un medio general, es el bien más aceptado y, debido a ello, puede ser almacenado para cambiarlo en el presente o futuro (es decir, ser usado como depósito de valor). Un medio de intercambio se elige entre bienes durables de valor estable y, por tanto, adecuados para ser depósito de valor. Tan pronto como la práctica de emplear cierto bien se transforma en general, la gente comienza a guardarlo en preferencia sobre otros bienes. La función de medio de cambio aceptado es la condición necesaria de las otras (Mises, 1912: 35; Rothbard, 1963: 11-12; Hülsmann, 2007: 216; Fillieule, 2012).

Para ser claro, nadie ha dicho que las demás funciones del dinero no existan. Sino que, el dinero solo tiene una única función importante y esencial para ser dinero: ser un medio de intercambio generalmente aceptado. Las restantes, son corolario, se deducen y son dependientes (en resumen, son secundarias) de esa función primordial.

Carl Menger, fundador de la Escuela Austriaca de Economía, dedica una sección entera de su revolucionario libro (Menger, 1871: 272-80) a las funciones de "medida de los precios" y depósito de valor y dice lo siguiente sobre las mismas (Menger, 1871: 280): 
Pero me parece a mí que las funciones de ser una "medida de valor" y un "depósito de valor" no deben ser atribuidas al dinero como tal, dado que estas funciones son de naturaleza meramente accidental y no son parte esencial del concepto de dinero.
Desde sus mismos inicios, la Escuela de Viena ha puesto la función de medio general de intercambio como principal y de la cual derivan las demás. Luego de Menger, la segunda generación de la Escuela Austriaca no dedica demasiado tiempo al estudio del dinero, concentrándose en temas referidos al capital, valor y precios. Ni Friedrich von Wieser ni Eugen Böhm-Bawerk escribieron mucho al respecto del dinero en sí. Ludwig von Mises es parte de la tercera generación que sí estudia en profundidad la materia monetaria y uno de los más grandes teóricos monetarios de todos los tiempos. Su primer libro importante es un tratado sobre el dinero (Mises, 1912). Para Mises (Hülsmann, 2007: 216; Gabriel, 2012; Fillieule, 2012), claramente LA función del dinero es ser un medio de intercambio generalmente aceptado. Las demás, son solo corolario de la misma. Mises (1912: 34-35) escribe: 
Sin embargo, ciertas tendencias en la literatura reciente sobre el dinero hacen recomendable examinar brevemente estas funciones secundarias (algunas de las cuales son unificadas con la función básica por muchos autores) y mostrar una vez más que todas ellas pueden ser deducidas de la función del dinero que es ser un medio común de intercambio.
Posteriormente, Mises (1949: 398) es aún más explícito: 
El dinero es el objeto que sirve como medio de cambio generalmente aceptado y comúnmente usado. Esta es su única función. Todas las demás funciones que la gente le adscribe son meramente aspectos particulares de su primaria y única función, la de ser medio de intercambio.
Posteriormente, el Premio Nobel de Economía, Friedrich von Hayek (1976: 55, 67) dice: 
Servir como el medio de cambio ampliamente aceptado es la única función que un objeto debe cumplir para calificar como dinero, a pesar de que un medio de intercambio generalmente aceptado, en general, va a adquirir además ulteriores funciones de unidad de cuenta, depósito de valor, estándar de pagos diferidos, etc… Tratar estos usos como diferentes "funciones" del dinero es común pero no realmente apropiado. Ellas son, en realidad, simplemente consecuencias de la función básica del dinero como un medio de intercambio...
Otro de los más grandes economistas monetarios de toda la Escuela Austriaca, Murray Rothbard (1963: 11), expresa claramente: 
Muchos libros de texto dicen que el dinero tiene varias funciones: medio de cambio, unidad de cuenta o "medida de valores", "depósito de valor", etc. Pero debe quedar claro que todas estas funciones son simplemente corolarios de la única gran función: el medio de intercambio.
Joseph T. Salerno es, por lejos, el mayor economista monetario vivo de la Escuela Austriaca hoy en día. Salerno (2010: 65-66, 592) comenta: 
Como el bien más generalmente vendible de la sociedad o "el medio general de intercambio", el dinero emerge paso a paso desde un proceso de mercado evolutivo impulsado por las acciones de individuos esforzándose conscientemente para obtener el máximo beneficio de su cooperación en los intercambios y la división del trabajo. Todas las demás funciones del dinero, es decir, "depósito de valor", "unidad de cuenta", "estándar de pago diferido"; son y deben permanecer como subsidiarias frente a la función primaria del dinero como medio de intercambio… Los austriacos, comenzando con Carl Menger en 1871, consideraban la función del depósito de valor del dinero como secundaria y derivada de su función primaria como medio de cambio general.
Esto no es recurrir a la falacia de autoridad, sino simplemente mostrar que hay consenso entre los mayores teóricos monetarios de la Escuela Austriaca sobre este tema.

Homero Simpson tiene toda la razón.





Fillieule, Renaud (2012), "The Monetary Theory of Current Textbooks in Light of The Theory of Money and Credit". En Hülsmann, Jörg G. Ed. (2012) Theory of Money and Fiduciary Media. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

Gabriel, Amadeus (2012), "Why was the Reception of the First Edition of Mises’s Theory of Money and Credit so Lukewarm?". En Hülsmann, Jörg G. Ed. (2012) Theory of Money and Fiduciary Media. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.


Hayek, Friedrich A. von (1976) Denationalisation of Money -The Argument Refined. Institute of Economic Affairs. 1990.

Hülsmann, Jörg G. (2007) Mises: The Last Knight of Liberalism. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

Menger, Carl (1871), Principles of Economics. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2007.

Mises, Ludwig von (1912), The Theory of Money and Credit. New Haven: Yale University Press. 1953.

Mises, Ludwig von (1949), Human Action. The Scholar's Edition. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 1998.

Rothbard, Murray N. (1963) What Has Government Done to Our Money? Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2010.

Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

martes, 24 de marzo de 2015

Construyendo la oferta monetaria de Rothbard en los 20s y 30s


En su exhaustivo y excelente análisis de la Gran Depresión, el economista de la Escuela Austriaca Murray Rothbard (1963) busca aplicar la Teoría Austriaca del Ciclo Económico para comprender el origen del suceso económico más catastrófico del siglo XX en Estados Unidos. Para lograrlo, realiza uno de los primeros intentos (Rothbard, 1963: 87-95) de construir lo que hoy conocemos como la "Verdadera Oferta Monetaria" (True Money Supply) u "Oferta Monetaria Austriaca" (Austrian Money Supply). Luego de eso, la misma es perfeccionada en Rothbard (1978; 1983: 252-61) y, con algunas diferencias, por Joseph Salerno (1987; 2010: 115-30) y Frank Shostak (2000). Michael Pollaro hace un buen resumen acá y también Mike "Mish" Shedlock acá.

En este post solo quiero dejar claro de dónde sacar los datos para armar la misma oferta monetaria de su libro de 1963 y, además, ver cómo se comporta durante los dos periodos clave de la Gran Depresión: el auge artificial de los años 20s y el cataclismo de 1930-1933. Por ello, no entraré en la definición o discusión sobre lo que se incluye en la misma. Ello quedará para otro post.

A continuación está un cuadro con la oferta monetaria de Rothbard realizado por mi, que es el equivalente al que se encuentra en Rothbard (1963: 92):

Oferta monetaria austriaca, 1921-1935. Click para agrandar
Los valores de las columnas (1), (2), (3) y (4) se encuentran en Board of Governors (1943: 34). Y la columna (5) es simplemente la suma de las cuatro.

La columna (6) de acciones de las asociaciones de ahorro y préstamos las conseguí de dos fuentes: para los datos de junio de cada año use Bureau of the Census (1975: 992) y para diciembre Friedman y Schwartz (1970: 18-28). Rothbard solo tenía disponibles los datos de diciembre de cada año, por lo que hace una interpolación lineal para el mes de junio (Rothbard, 1963: 93, nota de pie de página). Por ambas vías obtenemos los mismos resultados.

No pude obtener los datos exactos para la columna (7) de reservas netas de las compañías de seguros de vida. Rothbard los consigue del Insurance Year Book de Spectator. Pero lo que encontré disponible en internet en Archive.org solo está disponible para años previos a los que necesitamos. Aun así, y luego de una búsqueda larga en Google, descubrí valores muy similares (aunque no iguales) en Bureau of Foreign and Domestic Commerce and United States. Bureau of the Census (1949: 444). Los datos son los del 31 de diciembre de cada año desde 1920. Para conseguir los de junio, hice una interpolación lineal con la misma formula que usa Rothbard.

Finalmente, la columna (8) es la suma de la (5), (6) y (7). Con eso obtenemos la Oferta Monetaria Total para Estados Unidos y que se grafica a continuación desde 1921 hasta 1935:


Observen como se produce una tremenda expansión crediticia durante los años 20s. La cual detiene su ritmo de crecimiento desde 1928 y se contrae brutalmente desde 1931. 


Ahora veamos la oferta monetaria austriaca con junio de 1921 = 100 hasta junio de 1929. Claramente se observa como crece un muy importante 62 % desde 1921 hasta 1929. Las demás mediciones alternativas también crecen enormemente en el periodo.


Finalmente, con junio de 1929 = 100, es claro como se produjo una contracción monetaria considerable desde la segunda mitad de 1931 hasta 1933. La cual no fue causada deliberadamente por la Reserva Federal

Noten, además, que la Oferta Monetaria Total crece un poco durante 1930. Momentos en los cuales el cataclismo de la Gran Depresión ya estaba en marcha. Queda claro que el relato monetarista culpando a la contracción monetaria por la profundidad de la Gran Depresión se queda, como mínimo, corto. Muy lejos de ello, la absurda intervención estatal en los salarios y precios es la verdadera culpable del desastre.





Board of Governors of the Federal Reserve System (U.S.) (1943), Banking and Monetary Statistics, 1914-1941. Washington, D.C.

Friedman, Milton y Schwartz, Anna J. (1970) Monetary Statistics of the United States: Estimates, Sources, Methods. New York: National Bureau of Economic Research.

Rothbard, Murray N. (1963) America's Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2000.

Rothbard, Murray N. (1978) "Austrian Definitions of the Supply of Money". En Spadaro, Louis M. Ed. (1978) New Directions in Austrian Economics. Kansas City: Sheed Andrews and McMeel.

Rothbard, Murray N. (1983) The Mystery of Banking. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2008.

Salerno, Joseph T. (1987) "The 'True' Money Supply: A Measure of the Supply of the Medium of Exchange in the U.S. Economy". Austrian Economics Newsletter 6. 1-6.

Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.

Shostak, Frank (2000), "The Mystery of the Money Supply Definition". Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 3, No.4, 69-76.

United States. Bureau of the Census (1975), Historical Statistics of the United States: Colonial Times to 1970. Part 2. Washington, D.C.

United States. Bureau of Foreign and Domestic Commerce and United States. Bureau of the Census. (1949) Statistical Abstract of the United States: 1949. Washington, D.C.

domingo, 22 de marzo de 2015

Algunas verdades sobre los ferrocarriles argentinos

La locomotora "La Porteña" impulsando el
primer tren de Argentina en 1857

Una vez más, gracias a la gran base de datos del libro de Orlando Ferreres, podemos ver como los hechos históricos desmontan gran cantidad de mitos de la izquierda y la derecha nacionalista. Hoy veremos algunas cifras respecto a los ferrocarriles argentinos. Previamente, los muchachos de esta página de Facebook hicieron algo similar.

Una de las formas de ver el crecimiento de los ferrocarriles en un área geográfica, es observar la longitud de líneas. Es decir, medir el tamaño de la red ferroviaria. Veamos los siguientes gráficos que van desde 1857 hasta 1989.


La era liberal argentina es una de las de mayor crecimiento de la longitud de líneas de ferrocarril. La era en que los trenes estaban en manos no-estatales es una de las épocas en que más creció su desarrollo en términos de kilómetros de vías ampliadas. Los trenes son un producto del desarrollo privado, no del Estado argentino en absoluto.


El crecimiento exponencial de los ferrocarriles se detiene casi en el punto en que termina la era más liberal de la historia argentina: desde 1880 hasta 1913 o 1914. Su crecimiento es mucho menos pronunciado entre 1914 y 1944. A partir de ese año, el crecimiento de los ferrocarriles se estanca. ¿Quién gobernaba Argentina en esos años? Juan Domingo Perón (1946-1955).  En palabras simples: El estancamiento de los ferrocarriles se produce y comienza durante los dos gobiernos (el segundo interrumpido) de Perón. Véanlo ustedes mismos. Salvo un pequeño salto en 1952, hay un claro estancamiento. En especial si lo comparamos con el crecimiento continuo y exponencial de la era liberal. Te guste o no, esa es la realidad amigo peronista.


A pesar de que oficialmente la nacionalización de los ferrocarriles comenzó en 1948, la estatización de facto es del año previo (como incluso reconocen los fanáticos del gobierno kirchnerista de esta página). El estancamiento del crecimiento ferroviario y su decrecimiento se producen luego de la estatización. Previo a eso, la longitud de las líneas jamás disminuye. Crece más o crece menos, pero nunca decrece desde 1857.

Repito: la caída de la longitud de las líneas ferroviarias argentinas se produjo luego de ser nacionalizada. Cuando "el Estado se hizo cargo". Antes de ello, jamás cayó.


A la par del desarrollo ferroviario exponencial, el transporte de carga productiva también se dispara como nunca entre 1880 y 1913. Revelando una faceta más de la verdadera industrialización argentina: la creciente industria movía cada vez más carga en ferrocarriles. Luego de 1914 el crecimiento, en general y después de un corto periodo de aumento, se sale de su senda exponencialmente creciente y comienza a decaer.

Claramente se observa cómo, luego de la nacionalización de Perón, el transporte de carga productiva declina considerablemente, se estanca y continúa bajando. La nacionalización de los trenes, lejos de aumentar el transporte de carga productiva, lo redujo enormemente.


El resultado (ingresos totales menos gastos totales) es crecientemente positivo en la era liberal de 1880-1913, revelando que el negocio de los ferrocarriles era sostenible y rentable. No debería extrañar entonces el por qué es una de las épocas de mayor crecimiento ferroviario de la historia argentina.


Observen como el resultado pasa de ser positivo desde 1914 a ser inmediata y profundamente negativo partir de la nacionalización 1947. Como es usual, la patética gestión estatal convirtió, desde el inicio, algo con resultados positivos en pérdidas exponencialmente crecientes. Por ende, el sector ferroviario argentino comienza su estancamiento y posterior caída.

Cuando el Estado y su inevitablemente pésima gestión se hicieron cargo de los trenes, comenzó su declive. Les guste a no a los peronistas, izquierdistas o derechistas nacionalistas, estatistas y otras clases de estatólatras; el Estado es el responsable de la destrucción ferroviaria argentina. Cuando estuvo mayoritariamente en manos privadas, finales del siglo XIX y principios del XX, fue la era de su crecimiento exponencial. Los hechos matan al relato, una vez más.

lunes, 16 de marzo de 2015

La expansión crediticia de los años 20


La Teoría Austriaca del Ciclo Económico requiere, como condición necesaria, una expansión crediticia (relativa a la que existiría en una economía no intervenida). Para poder explicar la causa del auge insostenible de los años 20s que terminó en lo que debió ser una recesión normal, pero que acabó siendo una Gran Depresión gracias a la interferencia del Estado; hay que demostrar que hubo una expansión del crédito durante la época del boom. Y, como veremos, la mayoría de las series históricas lo demuestran. El siguiente gráfico muestra la evolución de la oferta monetaria según diversos autores con junio de 1921 = 100.

Expansión monetaria durante los años 20 según autores, junio de 1921 = 100

Murray Rothbard (1963: 92, columna 7), para construir la oferta monetaria en el mejor estudio austriaco de la Gran Depresión que existe, utiliza los únicos datos disponibles de su época (los años 60s): los del Board of Governors (1943: 34). Cuyas cifras están limitadas a junio de cada año hasta 1923. Luego, aparecen disponibles también para diciembre. Por lo tanto, solo había números para dos meses al año. La oferta monetaria verdadera o austriaca de Rothbard muestra un incremento de 62 % entre 1921 y 1929.

Benjamin Anderson (1949: 134), en su excelente estudio del periodo, pone solo los datos de junio de 1922 y abril de 1928. Él nos informa que la oferta crediticia creció casi 44 % entre esos años.

Phillips; McManus y Nelson (1937: 105, columna 5) muestran sus números anuales y los puse en junio de cada año. Este es, junto con el de Anderson mencionado, el mejor estudio clásico de la Gran Depresión en Estados Unidos y concretamente muestra una expansión monetaria de 48 %. Como dato adicional, comentan que los depósitos de todos los bancos aumentaron 55 % entre junio de 1921 y diciembre de 1929, una tasa geométrica anual de 6 % (Phillips; McManus y Nelson, 1937: 83).  

Friedman y Schwartz (1963: 710-12, columna 9), usando diversos métodos de interpolación y estacionalidad, obtienen datos mensuales. Sin embargo, escogí los valores de su "M2" correspondientes a junio y diciembre respectivamente para cada año. Según el estudio clásico monetarista, la oferta monetaria aumentó 45 % en los años 20s.

Gordon (1986: 803-04) tiene datos trimestrales. Por ende, tomé el segundo y cuarto trimestre para el gráfico. Para este autor (junto con Balke), la oferta monetaria aumenta un 41 % desde 1921 hasta 1929.

En palabras simples, tomen la serie estadística que quieran, pero la expansión crediticia de los años 20s fue, como mínimo, de más de 40 %. Un crecimiento muy importante y más que suficiente para desencadenar un ciclo de auge y recesión económica como el explicado por la Escuela Austriaca.





Anderson, Benjamin M. (1949) Economics and the Public Welfare. Financial and Economic History of the United States. New Jersey: Van Nostrand. 

Board of Governors of the Federal Reserve System (U.S.) (1943), Banking and Monetary Statistics, 1914-1941. Washington, D.C. 

Friedman, Milton y Schwartz, Anna J. (1963) A Monetary History of the United States, 1867-1960. Princeton, NJ: Princeton University Press. 1993. 

Gordon, Robert J. (1986) The American Business Cycle: Continuity and Change. Chicago: University of Chicago Press. 

Phillips, Chester A.; McManus, Thomas F. y Nelson, Richard W. (1937) Banking and the Business Cycle: A Study of the Great Depression in the United States. New York: The MacMillan Company.

Rothbard, Murray N. (1963) America's Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2000.

domingo, 15 de marzo de 2015

Enterrado para siempre: El mito de que Hoover fue laissez faire durante la Gran Depresión


Uno de los mitos más extendidos sobre la Gran Depresión es que el Presidente Republicano de Estados Unidos durante la misma, Herbert Hoover (1929-1933), era favorable al laissez faire o liquidacionista. Supuestamente se dedicó inmediatamente a reducir el gobierno, no intervenir y dejar actuar al mercado. En los hechos comprobados irrefutablemente, eso es completamente falso. Hoover fue el Presidente norteamericano más intervencionista en tiempos de paz de la historia, solo superado posteriormente por Roosevelt. Pero no solo en los hechos demostrados era así, incluso en el terreno de la retórica política Herbert era un estatista orgulloso. Aquí les dejo una parte esencial de este discurso de 1932 aceptando la nominación del partido Republicano para ser reelegido. 

Estas son las palabras del Presidente norteamericano que muchos dicen "no hizo nada" y "dejó hacer al mercado". Sobre los sucesos de la Gran Depresión, comenta:
"Dos caminos estaban abiertos para nosotros. Podríamos no haber hecho nada. Eso habría sido la ruina total. En lugar de eso, enfrentamos la situación con propuestas para las empresas privadas y para el Congreso con el programa de defensa económica y contraataque más gigantesco que jamás se realizó en la historia de la República. Pusimos ese programa en acción... Por primera vez en la historia de las depresiones, los dividendos así como las ganancias y el costo de vida se redujeron antes de sacrificar los salarios."
R.I.P. uno de los mitos más absurdos de la historia.

sábado, 14 de marzo de 2015

La visión austriaca de la Gran Depresión en USA


A continuación están los links a una serie de posts que dediqué al análisis, desde el punto de vista de la Escuela Austriaca de Economía, de la Gran Depresión en Estados Unidos. En particular, me concentré en el periodo de la caída de la economía de 1930-1933. Por supuesto, este no es un análisis completo ni el único. Está solo lo que considero más importante. Debe servir como guía de la visión de los austriacos sobre el cataclismo económico de principio de los años 30s:


Primera y principal razón del cataclismo: la intervención estatal en los salarios.

Segunda razón del cataclismo: la cartelización de la economía.

Tercera razón del cataclismoel colapso del primer New Deal.

Cuarta razón del cataclismo: los efectos no conocidos de la Smoot-Hawley.

La Gran Depresión en USA, 1930: Los efectos desconocidos de la Smoot-Hawley

Smoot y Hawley

"En las décadas recientes, en casi todos los países del mundo, se han llevado a cabo intentos de usar mayores tarifas protectoras para desarrollar la auto-suficiencia económica (autarquía) entre los dominios pequeños y medianos. Sumas enormes se invirtieron en plantas manufactureras para las cuales no había demanda económica. El resultado es que somos más ricos hoy en estructuras físicas cuyas instalaciones no pueden ser usadas completamente o incluso no ser utilizadas en absoluto. El producto de todos estos esfuerzos para anular las leyes que el mercado decreta para la economía capitalista es, en resumen, desempleo permanente de millones, pérdidas para la industria y la agricultura, así como fábricas ociosas." 

Ludwig von Mises (1931)



La Ley Smoot-Hawley fue una tarifa arancelaria impuesta a productos extranjeros aprobada en Estados Unidos en junio de 1930. Impulsada por los senadores Willis Hawley y Reed Smoot, se trataba de una de las medidas adoptadas para "combatir la recesión" que ya estaba en marcha. Esta es probablemente la medida más directa y puramente estatista de la Gran Depresión. Por sí sola, es suficiente como para refutar cualquier absurda declaración de que "el Estado no hizo nada" a principios de los años 30s

Herbert Hoover, en uno de sus primeros actos siendo Presidente (desde el 4 de marzo de 1929), convocó a una sesión especial del Congreso el 15 de abril para aumentar tarifas agrícolas. Hoover creía que las tarifas protectoras realmente ayudarían a los agricultores y una para ellos era una de sus promesas de campaña de 1928 (Rothbard, 1963: 241; O’Brien, 2001). Así que el Republicano Hoover era un proteccionista declarado. Él mismo firmó y convirtió en Ley la propuesta de los dos senadores el 16 de junio de 1930. 

Hasta 1995 había un consenso de que la Smoot-Hawley exacerbó la Gran Depresión: 60 % de los economistas y 64 % de los historiadores estaban de acuerdo (Whaples, 1995). Sin embargo, en los últimos años (como comenta Mankiw) la mayoría de los (macro)economistas, muchos de ellos keynesianos-proteccionistas-mercantilistas pero también el especializado en comercio internacional y defensor del librecambio Douglas Irwin así como el liberal y asimismo partidario del libre comercio Robert Lucas; han subestimado completamente el papel que jugó la tarifa Smoot-Hawley en la Gran Depresión. Al punto de darle un papel marginal y ni siquiera secundario. Es decir, la mayoría de los economistas dicen que fue una mala decisión imponer la tarifa, pero no entra como una causa importante de la magnitud de la Gran Depresión (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012).

El gran error macro

Para comenzar a ver lo engañoso de analizar la tarifa desde el punto de vista agregado, empecemos con una pregunta: ¿De cuánto fue la tarifa? Irwin hace su análisis de la tarifa usando datos agregados y un macro-modelo de equilibrio general computado. Pero no usa un grado alto de descomposición. Bond; Crucini; Potter y Rodrigue (2012) sí lo hacen. Y demuestran que, a pesar de que la tarifa media fue ciertamente 45,7 % en su pico de 1933, el efecto de la estructura de la misma fue equivalente a una tarifa uniforme de 69,7 % en ese año. Aun así, a estos autores su análisis les da como resultado que, a nivel macro, el efecto es modesto.

¿Por qué razón los economistas modernos desprecian, en relación con otras fuerzas, el papel de la tarifa Smoot-Hawley en la Gran Depresión? Simple: el análisis macroeconómico, agregado y masivo no permite ver los efectos microeconómicos, concatenados y de relaciones entre sectores (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). Por ejemplo: dado que el comercio exterior solo representaba el 7 % del PBN, aun si asumiéramos que el mismo desapareció; ello no explicaría la caída de 36 % del PBN entre 1929 y 1933 (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). Obviamente, incluso un aumento descomunal como el Smoot-Hawley no puede hacer desaparecer el comercio exterior de un país por completo, aunque sí disminuirlo significativamente. 

Veamos algunas de las consecuencias microeconómicas.

Un efecto importante ignorado de la tarifa es su efecto financiero. El mercado secundario de valores, como la Bolsa de Nueva York, cayó dos veces en los últimos ocho meses legislativos de la tarifa hasta ser convertida en ley. Incluso un (market) monetarista como Scott Sumner reconoce que entre marzo y abril de 1930 había unos mínimos "brotes verdes" en la economía y que la Bolsa ya había recuperado mucho de lo que perdió en el crac del 29. Luego en mayo y junio todo se esfumó y la bolsa cayó de nuevo. ¿Qué ocurrió? Los titulares de las noticias hablaban del progreso de la tarifa Smoot-Hawley en el Congreso. En general, cada vez que caía un obstáculo que impedía que se sancionara, la bolsa se destruía. Finalmente todo quedó en manos del Presidente Hoover para firmarla y hacerla Ley, cosa que todos sabían que haría. Cerca del fin de semana antes que Hoover firmara y el mismo lunes 16 de junio, el Dow sufrió la mayor caída de un solo día de todo el año: mil millones en un día (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). 

Pero además, la tarifa Smoot-Hawley jugó un papel fundamental en la aparición de pánicos bancarios. Los keynesianos y monetaristas suelen solo ver el PBI derrumbarse en los años 30s. Pero no ven que las pérdidas del PBI no estuvieron distribuidas uniformemente a lo largo de la economía americana. Sino que estaban concentradas en determinados estados: los estados orientados a la exportación. Los demás países del mundo contraatacaron el proteccionismo norteamericano levantando sus propias barreras arancelarias. Es decir, la tarifa arruinó muchas de las exportaciones de Estados Unidos, cayendo desde 7 mil millones en 1929 a solo 2.4 mil millones en 1932 (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). La mayoría de esas exportaciones eran agrícolas. Debido a ello, los primeros en caer fueron (las empresas de) los estados que se especializaban en exportar y particularmente los del sector agrícola. Los ingresos de los granjeros cayeron brutalmente provocando que los primeros miles de bancos en caer fueran los rurales. Pero, además de la agricultura, también las exportaciones mineras colapsaron. Las exportaciones de hierro y acero se hundieron 85 % hacia 1932 (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). Por ende, los estados dedicados a la minería sufrieron una caída desmesurada de ingreso. Como resultado de ello, cayó la cadena de bancos Wingfield (un tercio de los bancos de Nevada con 65 % de los depósitos y 75 % de los préstamos comerciales). Con los autos pasó igual, las exportaciones cayeron 82 %. Debido a ello, el sistema bancario de Detroit (atado al destino de la industria automotriz) colapsó completamente (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012).

El link es claro. La tarifa Smoot-Hawley provocó daños en determinados sectores de la economía: las industrias exportadoras (por ello la caída del PBI estaba concentrada en estados dependientes de exportaciones y no a lo largo de toda la economía de USA). Debido a las dificultades y caída de ingresos de las mismas, sus respectivos sistemas bancarios comenzaron a caer. El "efector contagio" de esas caídas comenzó a extenderse. Como resultado de la caída de los bancos, la oferta monetaria colapsó. En resumen, una mala política de comercio (la Smoot-Hawley) fue el detonante de los pánicos bancarios y de la contracción monetaria. El shock negativo de comercio impactó en la política monetaria (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012). Esto, claramente, no es un canal de transmisión muy visible a niveles agregados.

Pero además, la teoría austriaca del capital juega un papel importante adicional. Al cerrar las exportaciones, muchos bienes de capital heterogéneos e inconvertibles en muchos grados quedaron ociosos y sin valor (silos vacíos, herramientas y maquinaria oxidadas, superficies sin plantar, etc.) La tarifa Smoot-Hawley creó malas inversiones adicionales (a las que hubieran existido sin la presencia de la tarifa) en la estructura productiva americana que ya necesitaba reajustarse a las distorsiones previas provocadas por la expansión crediticia de los años 20s. Ello provocó una severa e innecesaria liquidación y cierre de granjas y empresas agrícolas. Innecesaria porque, de no haber existido la absurda intervención proteccionista estatal, no habría ocurrido o lo habría hecho en menor grado. Todas concentradas en regiones particulares que sufrieron los primeros pánicos bancarios. Por ello los primeros bancos en caer eran, en su mayoría, aquellos con sucursales de estados rurales. Las dos cosas, 1) la inflación monetaria de los años 20s que provocó el auge artificial y la inevitable recesión en 1930 más 2) la restricción del comercio que implicó la tarifa; llevaron a una caída mucho mayor de lo que hubiera sido. La explicación coincide tanto para aclarar el patrón de caída de los bancos así como su distribución geográfica (Rustici; Phalan y Yazigi, 2012).

El creador de esta hipótesis, la cual demostró con abundante material de diarios de la época, fue el periodista Jude Wanniski en un artículo de 1977 (Wanniski, 1977) y en su libro de 1978 (Wanniski, 1978). Hoy en día, Thomas Rustici (2009; audio en inglés) es un defensor y desarrollador de la posición de Wanniski. Muy pocos economistas han tomado en cuenta estas conexiones microeconómicas, dejándose llevar por el análisis superficial macroeconómico. Hasta donde conozco, de habla española, Juan Ramón Rallo es uno de los pocos que lo notaron y advertía sobre esto en 2009.

Por último, vale la pena aclarar que la teoría Wanniski-Rustici es ampliamente compatible con la versión monetarista sobre que la contracción monetaria es la culpable de la severidad de la Gran Depresión. Como ya hemos visto, no es la contracción crediticia per se la culpable del cataclísmo. Sino la intervención estatal en los salarios y precios. Aun así, deben tenerse en cuenta, y esto es perfectamente compatible con el análisis austriaco también, los efectos invisibles (desde el punto de vista macroeconómico) de la tarifa en distorsionar adicionalmente la estructura productiva. La tarifa Smoot-Hawley es un gran ejemplo de una intervención estatal cuyos efectos nocivos no deseados fueron más importantes de lo que en general se cree en la ciencia económica.

No todo estaba perdido

Afortunadamente, en 1930 la Economía aún no estaba completamente afectada por las ideas neo-mercantilistas de Keynes. Todavía había una mínima chispa de economía sana heredada de los Clásicos y la Revolución Marginalista. Gracias a eso, en 1930 los economistas de todo Estados Unidos unánimemente firmaron una petición (Econ Journal Watch Eds, 2007; New York Times, 1930) pidiendo por favor que Hoover vetara la tarifa y que, lejos de ayudar a los productores agrícolas, sería muy perjudicial. La idea de, entre otros, Irving Fisher obtuvo una increíble aceptación. En solo 10 días ya tenían casi mil firmas, incluidos los economistas más importantes de todo Estados Unidos (Econ Journal Watch Eds, 2007). Al final, en uno de los actos más unánimes y conocidos de la historia de la ciencia económica, 1.028 economistas firmaron la petición.

Por supuesto, esto poco le importó a Herbert Hoover, quien terminó firmando la Ley Smoot-Hawley.






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domingo, 1 de marzo de 2015

La Gran Depresión en USA, 1932: El colapso del primer New Deal

Hoover y Roosevelt. Fuente

"En todas partes, vemos la burocracia crecer en tamaño. Como resultado, los impuestos están subiendo en todos lados. En un momento cuando la necesidad de reducir los costos de producción es universalmente discutida, nuevos impuestos se están imponiendo sobre la producción. Por lo tanto, la crisis económica es, al mismo tiempo, una crisis en las finanzas públicas."

Ludwig von Mises (1931)



El New Deal fue un conjunto amplio de medidas gubernamentales para intervenir y planificar la economía. Por ejemplo, impulsar al alza salarios y precios, expansión del crédito, salvar empresas débiles, aumentar el gasto público, etc. (Rothbard, 1963: 186) En palabras simples, un mecanismo para estropear los mercados y prevenir el mecanismo de precios en favor de los intereses de clases especiales (Anderson, 1949: 115). Así fue denominado el programa de Franklin Roosevelt. Sin embargo, no fue una creación del gobierno del presidente demócrata. A pesar de que Anderson (1949: 115) dice que empieza en 1924 como un programa deliberado y consciente debido a la manipulación monetaria, lo cierto es que el New Deal comenzó con toda su fuerza en el gobierno previo de Herbert Hoover (Anderson, 1949: 219-26; Rothbard, 1963: 185-87, 209-10, 217-37, 285-320; Ohanian, 2009; Horwitz, 2011).

El año 1932 es particularmente importante. Debido a la profundización de la depresión en 1930 y 1931 y a que no se veía la más mínima señal de recuperación posible, el intervencionismo de Hoover se vuelve más drástico (Rothbard, 1963: 285-320). Dado su carácter intervencionista, las medidas de 1932 son el verdadero comienzo del New Deal en su máxima expresión.

Más intervención estatal

1) Por si todas las anteriores intervenciones estatales en la fijación de salarios fueran insuficientes, Hoover firma la Norris-La Guardia Act en marzo de 1932. Continuando, de esta manera, su política de cartelización previa. Hoover no se daba por vencido para seguir interviniendo la economía. Básicamente prohibía a las cortes realizar acciones contra los piquetes, huelgas o boicots y además también prohibía los contratos de "perro amarillo" así como exoneraba a los sindicatos de que se les apliquen leyes antitrust (Reynolds, 1982). Dándoles una inédita capacidad y ámbito de realizar sus actos violentos y agresivos. De hecho, luego de la Wagner Act, es la mayor legislación favorable para sindicatos de la historia de Estados Unidos. Ambas legislaciones pasadas para "combatir" una inexistente "falla de mercado" (Reynolds, 1982).

2) La intervención del mercado laboral continuó con la legalización por parte del Congreso de la prohibición ejecutiva de la inmigración y la restricción artificial de la oferta de trabajo que implica. La inmigración cae a mínimos históricos.

Homeland Security
3) Empeñado en evitar la liquidación a toda costa, Hoover impulsa, en enero de 1932, la creación de la Reconstruction Finance Corporation. A esta altura los keynesianos que lo suelen llamar "liquidacionista" demuestran que nunca revisaron la historia. Fue creada para otorgar préstamos y financiamiento con dinero de los contribuyentes a organizaciones que estaban a punto de quebrar. La mayor parte fue prestada a bancos y ferrocarriles (Rothbard, 1963: 296-300). Una vez más, se evitaba la liquidación de malas empresas que tenían pérdidas para usar sus recursos en cosas verdaderamente valoradas por la gente y salir de la depresión. De hecho, desde enero de 1932 hasta febrero de 1933, el organismo otorgó préstamos colateralizados de corto plazo a bancos en problemas. Está demostrado (Calomiris; Mason; Weidenmier y Bobroff, 2012) que los préstamos de la Reconstruction Finance Corporation no solo no evitaron las quiebras de los bancos, sino que hizo que sea más probable que quebraran. Luego, desde marzo de 1933, cambió su política a comprar acciones preferentes (preferred stock). Ello aumentó la probabilidad de supervivencia de los bancos a costa de que los contribuyentes soportaran el riesgo de sus quiebras.

4) En julio de 1932, Hoover pasa una ley para crear la Federal Home Land Banks. Era un sistema de 12 bancos que proveían financiación estable y de bajo costo (subsidiada) para que extendieran préstamos hipotecarios más accesibles a los americanos. En realidad, simplemente proveía ayuda al sector de la construcción. Interrumpiendo, aún más, el proceso de liquidación y purga de malas inversiones que la economía necesitaba.

5) Hoover crea, en 1932, la primer legislación federal para dar ayuda social a los desempleados, la Temporary Emergency Relief Administration. Eran préstamos directos a los gobiernos de los estados para gasto en ayuda social. Este fue uno de los programas claves de Roosevelt luego, al punto de que solo le cambió el nombre. Una vez más, se ve que el verdadero padre del New Deal fue Herbert Hoover. 

Ya en 1932 los empresarios, al ver que el país se seguía hundiendo y dado que la presión sobre los beneficios se hizo insoportable, deciden desacatar el plan de Hoover de mantener los salarios. Es por ello que recién en 1932 bajan considerablemente (Rothbard, 1963: 331-33; Vedder y Gallaway, 1987). Pero la baja de salarios se toparía con un obstáculo que, combinado con la caída brutal de productividad y toda la legislación favorable a los sindicatos, haría que la baja no fuera suficiente: la contracción monetaria.

La FED: Ni pasiva ni deliberadamente contractiva

La FED consistentemente intentó reinflar el crédito durante el periodo 1929-33. De hecho, lo hizo de manera desesperada desde la primera etapa de la Gran Depresión. La Reserva Federal trató desesperadamente de reinflar el crédito incrementando todo lo que estaba bajo su control (Salerno, 1999; Herbener, 2014; Rothbard, 1963: 214-16, 239-41, 260-63; 2002: 274-78). 

Esto no es una idea únicamente austriaca. En la actualidad, incluso un monetarista respetado como Allan Meltzer, en el que se conoce como el mejor libro sobre la historia de la Reserva Federal, reconoce que: "[L]a Reserva Federal no fue enteramente pasiva en los tres años y medio del declive. Más de una vez compró títulos o bajó la tasa de descuento." (Meltzer, 2003: 273). Incluso pone en duda la tesis de Friedman de que si Benjamin Strong, el presidente de la FED desde que se puso en marcha en 1914, no hubiera muerto en 1928; el banco central hubiera tenido una política más consistentemente expansiva (inflacionaria): "[L]os oficiales de la Reserva Federal se comportaron consistentemente en los declives de 1923-24, 1926-27 y 1929-33." (Meltzer, 2003: 274).

Rothbard (1963) y Friedman y Schwartz (1963)
Como se observa en el gráfico, tomando los valores de diciembre de cada año (con diciembre de 1929 igual a 100), tanto la oferta monetaria de Rothbard (1963: 240, 302, 325; Salerno, 1999) como el M1 y M2 de Friedman y Schwartz (1963: 712-14) se contraen desde 1930 hasta 1933. Nadie niega que ocurrió una contracción monetaria importante en 1930-1933, aunque la oferta monetaria austriaca cae mucho menos que la monetarista. Pero no es cierto que la misma fue causada deliberadamente por o debido a la inacción de la Reserva Federal. La deflación o contracción de la oferta monetaria se debió a hechos totalmente fuera del control del órgano monetario.

La FED fue derrotada. El banco central, aun siendo una institución legalmente privilegiada y distorsionadora, no es omnipotente. Puede ser superado si la gente pierde la confianza en el sistema bancario. La autoridad monetaria actuó consistentemente inflando el crédito y aumentando las reservas de los bancos. A partir del segundo trimestre de 1932 surgió el fenómeno de las reservas excedentes (reservas por encima del mínimo legal), como se ve en el gráfico basado en Board of Governors (1943: 396). 
Así es como surgió la primera Flexibilización Cuantitativa (Quantitative Easing).

Board of Governors (1943: 396)
La contracción de la oferta monetaria se debió a factores fuera del control de la FED: 1) La pérdida de confianza de los inversores internos (cambiando sus depósitos a dólares papel) y externos (reclamando su oro) en el pseudo-patrón oro (que no era el Patrón oro Clásico) manejado por el banco central. Lo que supuso un incremento del efectivo en manos de la gente y una caída de reservas de oro de la FED, provocando la declinación de las reservas de los bancos. 2) Los bancos comerciales, actuando prudentemente, trataban de salvarse a ellos mismos y sus depositantes restringiendo préstamos a empresas en ruina y usando esos fondos para repagar las deudas con la FED. Dando otro impulso a la disminución de reservas bancarias. 3) El ya mencionado incremento de las reservas excedentes a partir del segundo trimestre de 1932 (Salerno, 1999; Rothbard, 1963: 304-05).

La deflación monetaria de 1930-33 no fue causada por la Reserva Federal, quien intentó todo cuanto pudo para combatirla. Sino que se debió a los agentes privados internos y externos tenedores de dólares y oro que intentaban reclamar sus justos derechos de propiedad contra un sistema financiero con un banco central que había estafado su confianza con sus manipulaciones inflacionarias del pseudo-patrón oro vigente (Salerno, 1999). No hay nada de malo ni ninguna "falla" de mercado en ese comportamiento. Las corridas bancarias son una forma de deflación crediticia bancaria (bank credit deflation) y ayuda a acelerar el proceso para deshacer las distorsiones de la inflación previa (Salerno, 2003). La deflación de la oferta monetaria bancaria es benigna y purgatoria como cualquier otro proceso de mercado. Los bancos deben caer así como también cae cualquier empresa de otro sector que realice malas maniobras y pierda la confianza de sus consumidores (Salerno, 2003). Lo que provocó y profundizó la depresión no fue la contracción monetaria en sí, sino mantener los precios más altos de lo que hubieran sido sin intervención estatal. Ya sea por la vía gubernamental de mantener salarios y precios o inyectando dinero. De hecho, Rothbard (1963: 304-05) cree que la considerable deflación de julio de 1931 hasta julio de 1932 fue responsable del repunte de actividad de mitad de 1932.

La gran subida de impuestos

Fiscalmente, Hoover tampoco fue completamente contractivo. Como señalan los de The American Presidency Project, antes de 1977 el año fiscal empezaba el 1 de julio y terminaba el 30 de junio. Hay que recordar que Calvin Coolidge fue presidente hasta marzo de 1929. Hoover asumió ese mes del mismo año. Para ese momento, el presupuesto del año fiscal 1930 fue preparado por Coolidge.

Casa Blanca y FRED II
Casa Blanca
Casa Blanca
En primer lugar es importante observar el gasto público real. Es verdad que en el año fiscal de 1933 hubo una baja nominal mínima. Pero debido a la mucho mayor deflación de precios, el efecto real sobre la economía nunca decreció. Tanto el gasto público como el déficit fiscal en porcentaje del PBI muestran una tendencia creciente todo el periodo de la Gran Depresión. De hecho, ambos porcentajes son mucho más grandes que los de Roosevelt en tiempos de paz (antes de prepararse para la Segunda Guerra Mundial en 1941).

Rothbard (1963: 347)
El peso fiscal del gobierno sobre la economía es lo que depreda, del producto nacional del sector privado (calculado como el Producto Bruto Privado o PBP), el sector público total con su gasto. El cociente de la depredación fiscal (gasto público) sobre el producto privado, da el peso fiscal del gobierno sobre la economía (Rothbard, 1963: 253-54, 339-48). El mismo crece todo el periodo de la Gran Depresión (Rothbard, 1963: 253-56, 263-64, 289, 347) desde el 14,3 % del PBP en 1929 hasta el 24,8 % en 1932. El Estado jamás redujo su tamaño real en toda la crisis. Muy al contrario, aumentó sin cesar su depredación del sector privado profundizando la depresión.

Por supuesto, la única excusa de los keynesianos ante esto es que "los déficits y gasto público de Hoover, así como los de Roosevelt, no fueron suficientemente grandes" y por eso no funcionaron. Sin embargo, eso es falso. Gene Smiley (1987) demuestra que una política fiscal más expansiva no hubiera acelerado la recuperación debido a que 1) el análisis keynesiano no toma en cuenta efectos expulsión y 2) incrementos en el gasto neto vía gasto público no alteran los precios relativos de manera que promuevan coordinación a mayores niveles de producción y empleo sostenibles.

Como consecuencia de sus propios déficits fiscales, aparece finalmente el último clavo en el ataúd para terminar de hundir la economía. En 1932, el Presidente Hoover subió los impuestos de manera descomunal. No se salvó nadie, ni los ricos ni los pobres. Todos sufrieron la brutal rapiña del Estado. Comparen solo las tasas marginales de impuestos de 1931 contra las de 1932:

Tax Foundation
Tax Foundation
Los pobres, los que ganaban entre $0 y $4.000, pasaron de pagar 1,5 % en 1931 a que les quiten 4 % en 1932. Un aumento de 167 % en solo un año. Pero es peor aún. Los tramos de escala se redujeron. Los que ganaban entre $4.000 y $8.000 antes de 1932 pagaban 3 %. En 1932 los que tenían ingresos entre $4.000 y $6.000 pagaban ahora 8 %. Entre $8.000 y $10.000 tenían tasa de 5 % en 1931. Para 1932, entre $6.000 y $10.000 pagaban 9 %. Y por si todo lo anterior fuera poco, se amplió el alcance de los impuestos. En 1931, si se ganaba por encima de $100.000, se pagaba 25 % cualquiera sea la suma. A partir de 1932 el máximo se corrió, subiendo la tasa progresivamente hasta el millón. Si se ganaba más de $1.000.000, se pagaba un enorme 63 %. El impuesto máximo subió de 25 % a 63 %, un 152 %. Para los que ganaban un poco más de $100.000 (hasta $150.000) y que en 1931 pagaban 25 %, la carga les subió hasta 56 %. Un aumento de 124 %. Todo esto de un año para el otro.

Y esas son solo las tasas marginales, muchos más impuestos se incrementaron. Incluso se revivieron "impuestos de guerra" de la Primera Guerra Mundial. Se pusieron impuestos de venta a la gasolina, neumáticos, autos, energía eléctrica, artículos de tocador, pieles, joyas, etc. Se aumentaron los de transferencias de acciones, se crearon nuevos impuestos a los cheques, transferencias de bonos, teléfono, telégrafo, mensajes de radio, etc. Incremento las tasas de ingresos corporativos y la exención a los pequeños negocios fue eliminada y mucho más (Rothbard, 1963: 286-88). 

Todo el intervencionismo anterior terminó en el año de mayor colapso de la Gran Depresión. Su propio desastre le costó la presidencia a Hoover. Las elecciones de 1932 fueron una catástrofe. Hoover perdió su re-elección "por goleada" un 57 % a 39 % y en prácticamente todos los estados. Mientras que Roosevelt obtuvo la mayor victoria de la historia para un candidato que se presentaba por primera vez con 472 votos electorales.




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