Muy pocos lo han notado, pero desde hace años a nivel internacional se ha recrudecido la guerra contra el efectivo. Los pocos conscientes de ello y de las consecuencias nefastas para nuestras libertades incluyen a economistas de la Escuela Austriaca como Joseph Salerno. La guerra va de a poco globalizándose en Francia (sobre todo luego del ataque a Charlie Ebdo), Suecia, Uruguay, Estados Unidos (el Chase), etc. Pero ¿Qué es la guerra contra el efectivo?
La guerra contra el efectivo (war on cash) significa medidas del gobierno para restringir o, en definitiva, impedir el uso de dinero (físico) en efectivo por parte de la población.
El efectivo al que el Estado apunta incluye, básicamente, dinero físico papel y monedas. El término "efectivo" debe entenderse en su sentido estricto, no en el financiero o contable. La guerra es solo contra el efectivo físico. En finanzas o contabilidad el efectivo a veces incluye, además del dinero en sí, activos (corrientes) inmediatamente convertibles a la par a dinero, cuentas bancarias a la vista, inversiones de corto plazo, etc.
¿Por qué hacer una guerra contra el uso de efectivo? Los objetivos son varios:
- 1) Tasas de interés nominales negativas: El plan es básicamente que dejes todo tu dinero en tu cuenta bancaria, de ser posible, sin retirar nada de efectivo físico. Encerrar tu efectivo dentro del sistema bancario. Simplemente que te muevas con tarjetas de débito, cheques o cosas así. Una vez que tu dinero físico está encerrado en el banco, pueden aplicar una tasa de interés nominal negativa. Si la moneda fuera libremente retirable y el banco impone una tasa de interés nominal negativa, la gente tenderá a sacar su dinero efectivo del banco. Ahora, si tienes prohibido sacar tu efectivo o es tremendamente inconveniente hacerlo, sentirás cómo el interés negativo se "come" tu saldo. Por ejemplo, si la tasa de interés nominal anual es -5 % y tienes un depósito de $1.000; entonces a fin de año tendrás solo $950.
Grecia con su crisis y depresión económica se
ha convertido en el más reciente laboratorio para probar ir contra el efectivo. Su gobierno propuso lo
que es básicamente un impuesto a la retirada de efectivo de los bancos. Por
órdenes estatales, los bancos cobrarían un pequeño recargo por retirar el efectivo en cajeros automáticos (en un intento desesperado de evitar que los
ciudadanos sigan retirando euros y, de paso, recaudar algo). Ahora los griegos
deben pagar 1 euro por cada mil euros que extraigan. No es mucho, pero el
porcentaje no es el problema. Como indica Salerno, el problema verdadero es el principio que se pone
en marcha al hacer esto. De ejecutarlo, lo que los bancos han hecho es romper el valor par que
necesariamente debe haber entre el depósito y el efectivo. Una vez roto, aunque
sea solo una mínima parte, deja de ser un valor par. Y, por ende, abre la
puerta a cualquier otro porcentaje a aplicar en el futuro (y que dependerá de
cuanto interés negativo se quiera cargar). El cambio entre el valor del depósito
y el efectivo depositado en el mismo debe o ser par o ser cualquier otro valor,
no hay otra posibilidad.
Supongamos, por simplicidad, que el recargo de los bancos griegos es 10 %. Ya no puedes ir a retirar todo tu dinero de inmediato al banco, reclamando un euro en efectivo por cada un euro depositado. Ahora por cada 100 euros físicos que quieras sacar, te cobran 10 euros. Solo puedes sacar del banco un euro, pagando 1,10 euros. O lo que es lo mismo, obtienes 90 euros en efectivo por cada 100 depositados. Y, por supuesto, el gobierno griego deja bien claro que hacer lo contrario no invierte las cosas. Al depositar 100 euros en efectivo en un banco, el cliente no obtiene 110 euros en depósito sino 100. Astutos los tipos, ¿no?
Ahora es más costoso comprar cualquier bien con efectivo retirado que con un depósito bancario. Si quiero comprar algo que vale 100 euros, al sacar el dinero del banco me dan solo 90 en efectivo y no lo puedo comprar. Si lo compro directamente con tarjeta de débito bancaria, puedo adquirirlo. Es decir, si deseo adquirir con el efectivo sacado del banco algo que vale 100 euros, debo pagar 110 euros. Pero comprándolo vía el sistema bancario, solo pago 100 euros.
Observen lo que pueden hacer ahora los políticos: Si pierdes 10 % cada vez que sacas el dinero del banco, ellos pueden bajar la tasa de interés sobre tus depósitos hasta el, digamos, -6 %. Aun con eso, no sacarías el dinero del banco pues perderías más (10 %) de lo que te sacan ahora (6 %). En esas nuevas circunstancias muchas personas ya no sacan inmediatamente el dinero del banco para huir del interés negativo. Ese era el objetivo: imponer tasas de interés nominales negativas y que la gente no huya de ella. Lo que ocurre en Grecia tiene potencialmente esas consecuencias, pavimentar el camino a las tasas de interés nominales negativas.
Como irremediablemente te estarían sacando 6 % de tu efectivo, estarías obligado a gastarlo. Te harían gastar tu dinero sustrayendo un monto de tu cuenta bancaria por cada día que lo dejes ahí y no lo gastes.
Uno de los objetivos de quitarte el efectivo físico es imponer tasas de interés nominales negativas. Y a su vez, el objetivo del interés nominal negativo es obligarte a gastar. La ideología keynesiana/monetarista de mantener un determinado (por el gobierno, claro) nivel de gasto para resolver los problemas, es de gran inspiración en esto. Si te sacan dinero de tu cuenta bancaria por cada día que lo dejes en el banco y no lo gastes, vas a estar obligado a gastarlo.
No solo tu propiedad va a ser arbitrariamente expropiada vía la tasa de interés nominal negativa, sino que además tu libertad de disponer de ella gastándola o no según tu criterio va a ser violada solo porque a los burócratas se les ocurrió que debes gastar más. Estas entre perder parte de tu propiedad o hacer lo que los políticos digan que hagas con ella.
No es de extrañar que los bancos apoyen voluntariamente al gobierno en esta guerra, les conviene mucho. Les saca de encima el fantasma de las corridas: la supremacía de los depositantes. Por eso pueden notarse movimientos voluntarios por parte de ellos para facilitarle el trabajo a los políticos.
Imaginen que viven en Venezuela y no tienen acceso al mercado negro porque no poseen efectivo y solo pueden comprar en el mercado blanco (donde casi no hay nada) vía el sistema financiero. La mayoría no podrían adquirir las cosas más básicas una vez las pocas que hay se agotasen y luego de horas perdidas en una cola.
Aun cuando, afortunadamente, el ingenio de los participantes del mercado negro seguramente idearía alguna solución a la falta de efectivo (surgiendo espontáneamente alguna moneda en efectivo paralela, etc.), en el corto plazo muchas personas sufrirían mucho la falta de productos.
Supongamos, por simplicidad, que el recargo de los bancos griegos es 10 %. Ya no puedes ir a retirar todo tu dinero de inmediato al banco, reclamando un euro en efectivo por cada un euro depositado. Ahora por cada 100 euros físicos que quieras sacar, te cobran 10 euros. Solo puedes sacar del banco un euro, pagando 1,10 euros. O lo que es lo mismo, obtienes 90 euros en efectivo por cada 100 depositados. Y, por supuesto, el gobierno griego deja bien claro que hacer lo contrario no invierte las cosas. Al depositar 100 euros en efectivo en un banco, el cliente no obtiene 110 euros en depósito sino 100. Astutos los tipos, ¿no?
Ahora es más costoso comprar cualquier bien con efectivo retirado que con un depósito bancario. Si quiero comprar algo que vale 100 euros, al sacar el dinero del banco me dan solo 90 en efectivo y no lo puedo comprar. Si lo compro directamente con tarjeta de débito bancaria, puedo adquirirlo. Es decir, si deseo adquirir con el efectivo sacado del banco algo que vale 100 euros, debo pagar 110 euros. Pero comprándolo vía el sistema bancario, solo pago 100 euros.
Observen lo que pueden hacer ahora los políticos: Si pierdes 10 % cada vez que sacas el dinero del banco, ellos pueden bajar la tasa de interés sobre tus depósitos hasta el, digamos, -6 %. Aun con eso, no sacarías el dinero del banco pues perderías más (10 %) de lo que te sacan ahora (6 %). En esas nuevas circunstancias muchas personas ya no sacan inmediatamente el dinero del banco para huir del interés negativo. Ese era el objetivo: imponer tasas de interés nominales negativas y que la gente no huya de ella. Lo que ocurre en Grecia tiene potencialmente esas consecuencias, pavimentar el camino a las tasas de interés nominales negativas.
Como irremediablemente te estarían sacando 6 % de tu efectivo, estarías obligado a gastarlo. Te harían gastar tu dinero sustrayendo un monto de tu cuenta bancaria por cada día que lo dejes ahí y no lo gastes.
Uno de los objetivos de quitarte el efectivo físico es imponer tasas de interés nominales negativas. Y a su vez, el objetivo del interés nominal negativo es obligarte a gastar. La ideología keynesiana/monetarista de mantener un determinado (por el gobierno, claro) nivel de gasto para resolver los problemas, es de gran inspiración en esto. Si te sacan dinero de tu cuenta bancaria por cada día que lo dejes en el banco y no lo gastes, vas a estar obligado a gastarlo.
No solo tu propiedad va a ser arbitrariamente expropiada vía la tasa de interés nominal negativa, sino que además tu libertad de disponer de ella gastándola o no según tu criterio va a ser violada solo porque a los burócratas se les ocurrió que debes gastar más. Estas entre perder parte de tu propiedad o hacer lo que los políticos digan que hagas con ella.
- 2) Apoyar el sistema bancario de reserva fraccionaria: Cuando la gente pierde la fe en el sistema bancario, comienza a retirar su efectivo del mismo. Al hacerlo, el público está reclamando sus justos derechos de propiedad sobre su dinero. Ello hace que comience a colapsar el sistema bancario. Pero encerrando el efectivo dentro de los bancos e impidiendo que lo puedan sacar, el Estado protege y apuntala el inestable, inflacionario y causante de ciclos económicos sistema de reserva fraccionaria.
No es de extrañar que los bancos apoyen voluntariamente al gobierno en esta guerra, les conviene mucho. Les saca de encima el fantasma de las corridas: la supremacía de los depositantes. Por eso pueden notarse movimientos voluntarios por parte de ellos para facilitarle el trabajo a los políticos.
- 3) Dificultar el mercado negro: uno de los objetivos explícitos de la guerra contra el efectivo es precisamente ir en contra del mercado negro. Con el pretexto de combatir enemigos reales o imaginarios, se planea eliminar el efectivo. Los narcotraficantes, terroristas, evasores, el lavado de dinero, etc. son la excusa. Como suele ser usual, los gobiernos se toman de problemas artificialmente creados por ellos mismos para usarlos de excusa en restringir aún más la libertad de la gente.
Imaginen que viven en Venezuela y no tienen acceso al mercado negro porque no poseen efectivo y solo pueden comprar en el mercado blanco (donde casi no hay nada) vía el sistema financiero. La mayoría no podrían adquirir las cosas más básicas una vez las pocas que hay se agotasen y luego de horas perdidas en una cola.
Aun cuando, afortunadamente, el ingenio de los participantes del mercado negro seguramente idearía alguna solución a la falta de efectivo (surgiendo espontáneamente alguna moneda en efectivo paralela, etc.), en el corto plazo muchas personas sufrirían mucho la falta de productos.
- 4) Facilidad de cobrar cualquier impuesto: Pero la violación a tu libertad no se detiene en determinarte desde arriba si debes gastar o no, dificultar que consigas las cosas que deseas pero que el gobierno ha hecho desaparecer y en sostener el fracasado sistema bancario actual. La histórica alianza entre el sistema bancario y el Estado permite todavía más arbitrariedad.
El dinero en efectivo es mucho más difícil de expropiar por parte del gobierno. Pero si mañana quiere sacarte el 70 % de tu dinero y está en una cuenta bancaria encerrado, puede hacerlo y ya no podrás conseguir y guardar efectivo fuera de su alcance. La expoliación estatal es enormemente más sencilla sin la existencia de efectivo.
Si el Estado quisiera rescatar a los bancos (insolventes por las malas decisiones de su gerencia, no de los depositantes) con el efectivo de los que depositaron en ellos, podría hacerlo de inmediato.
- 5) Mover todo a través del monitoreable sistema financiero: El pago y cobro con dinero en efectivo muchas veces significa intimidad. Dado que no quedan registros de la transacción (cuando compras algo, el dinero va y el producto viene. Fin de la historia), la intimidad de las personas queda protegida.
La capacidad de espionaje por parte de la inteligencia estatal queda potenciada enormemente. Toda tu intimidad financiera, desde lo que comes hasta lo que usas en el baño, quedará registrada. Y, potencialmente, utilizable en tu contra por parte del gobierno o sus afines.
No es que hoy en día el Estado no se meta en la intimidad de las personas, lo hace muchísimo. Pero la eliminación del efectivo implica la desaparición de la última arma efectiva para evitar el ojo gubernamental en toda nuestra vida comercial.
En resumen, si el Estado gana la guerra contra la efectivo perderás la libertad de disponer de tu propiedad (gastar cuando y como quieras o no hacerlo), el Estado podrá expropiarte cuanto desee o le convenga y no tendrás escapatoria, perderás la poca intimidad que todavía puede tenerse del ojo vigilante del gobierno, en caso de aplicar controles destructivos sobre los precios estarás a la buena del político para conseguir algo y se perderá definitivamente el mínimo control sobre el (inestable, inflacionario y artificialmente mantenido por el Estado) sistema bancario de reserva fraccionaria: la saludable amenaza de corridas bancarias.
Aun en el actual y estatista sistema de dinero fiat, si perdemos el efectivo físico seremos enormemente menos libres y más esclavos de los políticos. Y eso debería preocuparnos a todos.
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