jueves, 25 de junio de 2015

Las consecuencias no deseadas del plan del Papa


Ya vimos que el Papa ignora completamente el mecanismo interno del mercado que asegura la tendencia a la conservación de los recursos. Pero demos un paso más para ver lo erróneo del contenido económico de la encíclica de Bergoglio.

Incluso suponiendo que fuera cierto lo que dice el argentino, su plan para ayudar a los más necesitados se termina destruyendo y perjudicándolos enormemente. El Papa dice
De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta: «Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre»... 
Por eso se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de anhídrido carbónico y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable.
Mark Perry ha publicado un genial post lleno de gráficos, entre los cuales destaca este:


En él se muestra la proporción del ingreso (luego de que se deducen los impuestos) que se gasta en consumo de energía según quintiles para el año 2013 en Estados Unidos. Un quintil es la quinta parte de una población estadística ordenada de menor a mayor, en este caso, según ingresos. De izquierda a derecha, primero está el 20 % de la población con menor ingreso (Lowest 20%) hasta la quinta porción que es el 20 % de mayor ingreso (Top 20%). Ese patrón de gasto en energía es de Estados Unidos. Pero en los países pobres, la proporción es aún mayor.

Observen que el 20 % de la población más pobre gasta más en energía, el 24 % de su ingreso luego de impuestos. Mientras que el 20 % más rico es el que menos gasta, solo el 5 % de su ingreso.

Perry también linkea este post de Diana Furchtgott-Roth. Ella explica que, a pesar de que el Papa dice que el deterioro del ambiente perjudica especialmente a los más pobres, seguir su agenda "verde" de abandonar los combustibles fósiles los perjudica mucho más.

La electricidad a partir de combustibles fósiles sigue siendo, en general, más barata respecto a las alternativas: se estima que el costo promedio de una planta de gas natural que entre en servicio en 2020 es $75 por hora de megawatt VS $125 de una planta solar y $101 de una de biomasa.

En palabras simples: si, para reducir la emisión de gases, se pasa hacia energías alternativas a los combustibles fósiles (que son más caras), los mayores afectados son los más pobres. 

Dado que 1) los más pobres son los que más gastan en energía y 2) la energía de fuentes fósiles es, en general, más barata que las alternativas; entonces pedir políticas para abandonar los relativamente baratos combustibles fósiles implica empobrecer todavía más a los más pobres.

El pedido del Papa para ayudar a los más pobres evitando los combustibles fósiles, termina empobreciéndolos aún más. Las consecuencias no deseadas de las acciones de su plan para reemplazar los combustibles fósiles atentan contra los objetivos del propio proyecto. 

Aun asumiendo que Bergoglio tuviera razón (que no la tiene) en dudar del mercado, seguir su consejo de políticas de abandono de combustibles fósiles para "proteger el ambiente" y ayudar a los más desprotegidos solo termina haciéndolos más pobres. Un fracaso completo debido a la ignorancia sobre la Economía.

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