Los liberales, con mucha razón, abogan por la reducción del estado en tamaño e influencia. Uno de los principales métodos que tienen para hacerlo es la "solución política": Formar un partido de ideología liberal, acceder al poder y desde allí actuar por la contracción estatal. Debo decir que no estoy en desacuerdo para nada con el fin, sin embargo si lo estoy con ese medio.
Ya vimos que el votar no sirve. Pero aun suponiendo que lo hiciera, podemos decir que la política es un buen medio para reducir el tamaño del estado? Hay, a mi parecer, dos opciones por las cuales se puede explicar la tendencia a crecer por parte del estado:
1) El problema es la gente en el estado: El estado tiende a crecer porque la gente en el estado lo hace crecer. Solución: Si esa gente es reemplazada por otra que haga lo contrario o limitamos legalmente (Constitución) su crecimiento e influencia, el estado disminuiría su tamaño.
2) El problema es el estado: El estado tiende a crecer independientemente de las ideas o la gente en el, debido a su propia esencia y características intrínsecas e inevitables. Solución: Abolir el estado completamente.
Los partidarios de la “solución política” para reducir el estado, necesariamente deben creer en la opción 1), sino no optarían por la política. Desde su punto de vista, bastaría con ganar elecciones, acceder al máximo cargo y desde allí comenzar la reducción progresiva o en su defecto inmediata y de un solo golpe del estado.
Los economistas en general suelen ser mucho más críticos de la habilidad del gobierno para mejorar la sociedad, o al menos en ciertos aspectos de ella, que los políticos y que otros científicos. No solo la teoría sino además los estudios empíricos demuestran que el estado es mucho más ineficiente que el mercado. Es de esperar que si hay más economistas en el gobierno, este tenderá a decrecer o al menos no aumentar de tamaño. En un estudio reciente Beaulier, Boyes y Mounts (2008) demuestran que esto no ha sido así. Aun cuando ha aumentado su cantidad absoluta y per cápita en la sociedad así como su cantidad dentro del estado, los economistas en el gobierno han sido totalmente incapaces de reducir su crecimiento. Y peor aún, los economistas en el gobierno han ayudado a aumentar su tamaño al producir en la gente actitudes favorables hacia él. “[L]os economistas hacen declaraciones por políticas pro-gobierno. El público recoge las declaraciones de los economistas y al poco tiempo la actitud del público se hace más favorable hacia las políticas pro-gobierno”, explican.
Es claro que aun cuando los más convencidos de que el estado no es la solución están en el poder, no solo el mismo no deja crecer sino que además crean condiciones para aumentar su tamaño. Tratar de “achicar el estado” desde adentro no funciona. Que ocurre?
Ocurre que la opción 1) es una errónea descripción de lo que en realidad pasa. Aun el más convencido liberal en la presidencia tenderá a no poder reducir el estado debido a que el problema es el sistema, no la gente en él.
1) Seamos realistas, ya vimos que el propio sistema democrático hace que los peores se pongan a la cabeza. Y los peores son los que más arbitrariamente aumentan el tamaño del estado (o prometen hacerlo) y consiguen más apoyo debido a ello. La probabilidad de que un liberal que prometa sinceramente reducir el estado consiga llegar a la presidencia es extremadamente baja. Los incentivos del sistema democrático hacen que los que prometen aumentar los así llamados "beneficios sociales" tiendan a ganar. Imaginen al candidato A diciendo: “vamos a bajar el gasto público, despedir empleados, bajar impuestos, quitar subsidios, quitar salarios mínimos y no les voy a dar nada” VS el candidato B: “vamos a ayudar a los pobres, a hacer que les paguen más en el trabajo con salarios mínimos, a subsidiar el precio de la leche de sus hijos, crear empleos nacionales impidiendo que nos invadan los chinos, jubilarse sin aportar y darles todo lo que pidan”. Quien ganaría? Además para poder ganar, el candidato liberal y su partido deberán hacer alianzas ya sea con otros partidos o con otros sectores, que luego habrá que pagar con aumento de gasto estatal. Pero aun suponiendo que superamos esto, hay problemas.
2) Los políticos y actores políticos (ya sean abogados, politólogos, sociólogos, economistas, etc.) son humanos. Ante una oportunidad de aumentar sus beneficios propios (estando dentro del gobierno), hasta los más escépticos del intervencionismo estatal tenderán a aprovecharla. Al hacerlo estarán provocando un aumento del tamaño del estado. Sea cual fuere la ideología de la persona, la gente busca usar medios para alcanzar sus fines. Tener más dinero, más prestigio, influencia, un sueño personal, etc. son algunos fines siempre presentes en todos. Dado que todos buscamos lo mismo (usar medios de que disponemos para alcanzar nuestros fines), la respuesta de nuestro comportamiento debemos buscarla en el sistema bajo el cual nos movemos. Sin importar cuan fuertes sean sus ideas de reducir el estado, el presidente liberal se encuentra en un ámbito donde recibe incentivos diferentes y actuará en consecuencia. Debe adaptarse al sistema o su lucha de toda la vida por llegar ahí será en vano. Bajo el sistema estatal los beneficios se privatizan (recaen intégramele sobre una persona o grupo) y los costos se socializan (recaen sobre todos los que pagan), la tendencia a crecer es inevitable. Si hay beneficios durante las expansiones se los lleva todo el político o funcionario, en caso de pérdidas paga el presupuesto. Creer que el presidente liberal no sería corrompido por el poder como cualquier otro hombre, es caer en el supuesto que los propios liberales se han encargado de refutar: que los políticos no son Angeles.
3) No solo el presidente liberal no tiene incentivos para reducir el estado, aun si lo intentara encontraría una gran resistencia. Pensar que, mientras se reduce el estado, los productores que dejan de recibir subsidios y los empleados que pierden su muy segura y artificialmente alta fuente de ingreso no harán nada para evitarlo y lo aceptaran de buena manera, seria caer en la Falacia del Nirvana. Las 7 reglas de la burocracia (español) y la Ley de Parkinson permiten ver los varios métodos por los cuales la burocracia garantiza seguir existiendo y creciendo. La burocracia luchará por mantener su posición ante las amenazas contra su existencia por parte de la máxima autoridad. Se esforzaran por hacer lo que puedan para crear y mantener los problemas que su existencia supuestamente se encarga de solucionar. Los propios políticos, subordinados o no, además no permitirán la destrucción de sus programas y beneficios. El estado no se permitirá hacer el Harakiri.
4) Mientras que la máxima autoridad burocrática del gobierno es baja relativamente en número, los departamentos estatales (que desea eliminar para reducir el estado) son burocracia muy numerosa, con lo cual se están afectando muchos intereses. Eso de por si amenaza la continuidad del proceso de achicamiento estatal o la reducción total ya realizada. El partido liberal gobernante podría ser destituido o perderá la siguiente elección echando por tierra todo lo logrado. La inevitable consecuencia de todo lo anterior es que la reducción vía política del estado debe ser gradual. Una reducción violenta y total solo sacará al partido que lo intente y pondrá a su rival en la ventajosa situación de recomenzar a agrandarlo con todos los beneficios (para el partido rival) de corto plazo que ello trae. El partido liberal estará en la incómoda posición de tener que asegurar su continuidad hasta que se complete la disminución del estado y para lograrlo tendrá que recurrir a las tretas normales de políticos que incluye aumentar el tamaño estatal pues no hay duda que ha perdido mucho apoyo por los beneficios estatales anulados con anterioridad.
Hasta donde conozco, cuando los políticos han tomado medidas para reducir aunque sea un poco el estado, lo han hecho única y exclusivamente porque no tenían otra alternativa. Aun cuando iba en contra de lo que creían, debieron hacerlo pues no había otra opción en casos de hiperinflación o crisis brutales. Una vez más no importó la ideología de la persona sino los incentivos del sistema y las circunstancias.
Como se ve, la "vía política" tiene muchos defectos y hace casi imposible el objetivo de reducir el estado. Así como una monja metida en un prostíbulo no logrará hacer que las prostitutas sean monjas o dejen su "pecaminoso hábito" y se verá obligada a seguir el camino de ellas o abandonar su empresa y escapar; el liberal en el poder no podrá reducir el estado. Sabemos entonces cual NO es el camino. Otras alternativas deben ser tomadas en cuenta.
Bibliografía:
Economistas al poder!
Los economistas en general suelen ser mucho más críticos de la habilidad del gobierno para mejorar la sociedad, o al menos en ciertos aspectos de ella, que los políticos y que otros científicos. No solo la teoría sino además los estudios empíricos demuestran que el estado es mucho más ineficiente que el mercado. Es de esperar que si hay más economistas en el gobierno, este tenderá a decrecer o al menos no aumentar de tamaño. En un estudio reciente Beaulier, Boyes y Mounts (2008) demuestran que esto no ha sido así. Aun cuando ha aumentado su cantidad absoluta y per cápita en la sociedad así como su cantidad dentro del estado, los economistas en el gobierno han sido totalmente incapaces de reducir su crecimiento. Y peor aún, los economistas en el gobierno han ayudado a aumentar su tamaño al producir en la gente actitudes favorables hacia él. “[L]os economistas hacen declaraciones por políticas pro-gobierno. El público recoge las declaraciones de los economistas y al poco tiempo la actitud del público se hace más favorable hacia las políticas pro-gobierno”, explican.
Es claro que aun cuando los más convencidos de que el estado no es la solución están en el poder, no solo el mismo no deja crecer sino que además crean condiciones para aumentar su tamaño. Tratar de “achicar el estado” desde adentro no funciona. Que ocurre?
El incentivo no es todo, pero como ayuda!
1) Seamos realistas, ya vimos que el propio sistema democrático hace que los peores se pongan a la cabeza. Y los peores son los que más arbitrariamente aumentan el tamaño del estado (o prometen hacerlo) y consiguen más apoyo debido a ello. La probabilidad de que un liberal que prometa sinceramente reducir el estado consiga llegar a la presidencia es extremadamente baja. Los incentivos del sistema democrático hacen que los que prometen aumentar los así llamados "beneficios sociales" tiendan a ganar. Imaginen al candidato A diciendo: “vamos a bajar el gasto público, despedir empleados, bajar impuestos, quitar subsidios, quitar salarios mínimos y no les voy a dar nada” VS el candidato B: “vamos a ayudar a los pobres, a hacer que les paguen más en el trabajo con salarios mínimos, a subsidiar el precio de la leche de sus hijos, crear empleos nacionales impidiendo que nos invadan los chinos, jubilarse sin aportar y darles todo lo que pidan”. Quien ganaría? Además para poder ganar, el candidato liberal y su partido deberán hacer alianzas ya sea con otros partidos o con otros sectores, que luego habrá que pagar con aumento de gasto estatal. Pero aun suponiendo que superamos esto, hay problemas.
2) Los políticos y actores políticos (ya sean abogados, politólogos, sociólogos, economistas, etc.) son humanos. Ante una oportunidad de aumentar sus beneficios propios (estando dentro del gobierno), hasta los más escépticos del intervencionismo estatal tenderán a aprovecharla. Al hacerlo estarán provocando un aumento del tamaño del estado. Sea cual fuere la ideología de la persona, la gente busca usar medios para alcanzar sus fines. Tener más dinero, más prestigio, influencia, un sueño personal, etc. son algunos fines siempre presentes en todos. Dado que todos buscamos lo mismo (usar medios de que disponemos para alcanzar nuestros fines), la respuesta de nuestro comportamiento debemos buscarla en el sistema bajo el cual nos movemos. Sin importar cuan fuertes sean sus ideas de reducir el estado, el presidente liberal se encuentra en un ámbito donde recibe incentivos diferentes y actuará en consecuencia. Debe adaptarse al sistema o su lucha de toda la vida por llegar ahí será en vano. Bajo el sistema estatal los beneficios se privatizan (recaen intégramele sobre una persona o grupo) y los costos se socializan (recaen sobre todos los que pagan), la tendencia a crecer es inevitable. Si hay beneficios durante las expansiones se los lleva todo el político o funcionario, en caso de pérdidas paga el presupuesto. Creer que el presidente liberal no sería corrompido por el poder como cualquier otro hombre, es caer en el supuesto que los propios liberales se han encargado de refutar: que los políticos no son Angeles.
3) No solo el presidente liberal no tiene incentivos para reducir el estado, aun si lo intentara encontraría una gran resistencia. Pensar que, mientras se reduce el estado, los productores que dejan de recibir subsidios y los empleados que pierden su muy segura y artificialmente alta fuente de ingreso no harán nada para evitarlo y lo aceptaran de buena manera, seria caer en la Falacia del Nirvana. Las 7 reglas de la burocracia (español) y la Ley de Parkinson permiten ver los varios métodos por los cuales la burocracia garantiza seguir existiendo y creciendo. La burocracia luchará por mantener su posición ante las amenazas contra su existencia por parte de la máxima autoridad. Se esforzaran por hacer lo que puedan para crear y mantener los problemas que su existencia supuestamente se encarga de solucionar. Los propios políticos, subordinados o no, además no permitirán la destrucción de sus programas y beneficios. El estado no se permitirá hacer el Harakiri.
4) Mientras que la máxima autoridad burocrática del gobierno es baja relativamente en número, los departamentos estatales (que desea eliminar para reducir el estado) son burocracia muy numerosa, con lo cual se están afectando muchos intereses. Eso de por si amenaza la continuidad del proceso de achicamiento estatal o la reducción total ya realizada. El partido liberal gobernante podría ser destituido o perderá la siguiente elección echando por tierra todo lo logrado. La inevitable consecuencia de todo lo anterior es que la reducción vía política del estado debe ser gradual. Una reducción violenta y total solo sacará al partido que lo intente y pondrá a su rival en la ventajosa situación de recomenzar a agrandarlo con todos los beneficios (para el partido rival) de corto plazo que ello trae. El partido liberal estará en la incómoda posición de tener que asegurar su continuidad hasta que se complete la disminución del estado y para lograrlo tendrá que recurrir a las tretas normales de políticos que incluye aumentar el tamaño estatal pues no hay duda que ha perdido mucho apoyo por los beneficios estatales anulados con anterioridad.
Hasta donde conozco, cuando los políticos han tomado medidas para reducir aunque sea un poco el estado, lo han hecho única y exclusivamente porque no tenían otra alternativa. Aun cuando iba en contra de lo que creían, debieron hacerlo pues no había otra opción en casos de hiperinflación o crisis brutales. Una vez más no importó la ideología de la persona sino los incentivos del sistema y las circunstancias.
Como se ve, la "vía política" tiene muchos defectos y hace casi imposible el objetivo de reducir el estado. Así como una monja metida en un prostíbulo no logrará hacer que las prostitutas sean monjas o dejen su "pecaminoso hábito" y se verá obligada a seguir el camino de ellas o abandonar su empresa y escapar; el liberal en el poder no podrá reducir el estado. Sabemos entonces cual NO es el camino. Otras alternativas deben ser tomadas en cuenta.
Bibliografía:
Beaulier, Scott A.; Boyes, William J. y Mounts, William S. (2008), "The Influence of Economists on Public Attitudes Toward Government" Journal: The American Economist, Vol. 52, No. 2, 65-71.