sábado, 21 de mayo de 2016

El capitalismo del siglo XIX redujo la pobreza mundial


Uno de los tantos mitos sobre la revolución industrial es ese extendido por la izquierda y los malos historiadores (los que no buscan datos sino que usan únicamente retórica para basar sus afirmaciones) que dice que la pobreza aumentó considerablemente en ese periodo. Las imágenes estereotipadas de trabajadores, e incluso niños, sucios en fábricas suelen ser la "prueba" de ese relato. Pues veamos los mejores datos disponibles para comprobar si es cierto o no que la pobreza aumentó a lo largo del siglo XIX.

Morrisson y Bourguignon (2002) estiman la tasa de pobreza y pobreza extrema mundial para el periodo 1820-1992. A continuación está graficado 1820-1910:

Tasa de pobreza y pobreza extrema (absolutas) mundial, 1820-1910. 
El eje vertical no comienza en cero. Fuente: Morrisson y Bourguignon (2002)

No hay mucho para decir. Noten que tanto la tasa de pobreza como la de pobreza extrema mundiales descienden constantemente desde 1820 hasta 1910. Partiendo de valores muy altos pre-expansión de la revolución industrial en 1820, casi 95 % de pobreza y casi 85 % de pobreza extrema, ambas no paran de descender en todo el periodo hasta aproximadamente el 82 % y 66 % respectivamente en 1910. 

Nadie niega, por supuesto, que las condiciones de vida de muchos en cualquier año dado pudieron ser malas. Lo que se establece es que no tendieron a empeorar, sino al contrario las de muchos mejoraron con el paso de los años.

Iba a terminar este post acá, pero recordé algo.

Ante esta demoledora evidencia, los de izquierda tienen un escape al que típicamente apelan: “¿Qué pasó con la desigualdad?”. En varias ocasiones en que se presenta una prueba de mejora en el nivel de vida gracias al capitalismo, aparece el “As bajo la manga” de la desigualdad “inherente” al sistema capitalista. 

Como si fuera igual o más importante ver la diferencia en remuneraciones antes que aceptar el hecho de que mucha gente dejó de sufrir tanta carencia. Que poblaciones enteras logren amainar el flagelo de la escasez de forma sostenible (es decir, con una mayor abundancia de bienes y servicios útiles disponibles creados por su esfuerzo y acumulación de capital bien invertido), es siempre y en todo lugar algo bueno, independientemente de lo demás. 

Sin embargo, asumamos por un momento que aceptamos la retórica izquierdista. Pues veamos la desigualdad global según el índice Gini y el índice Theil (mejorados respecto al de Morrisson y Bourguignon) que muestra Milanovic (2009):

Indice Gini y Theil mundial, 1820-1913.
El eje vertical no comienza en cero. Fuente: Milanovic (2009)

Es claro que los índices Gini y Theil, la desigualdad mundial, han aumentado en 1820-1913. Pero antes de que el socialista pueda cantar victoria, debo decir que ese aumento de desigualdad no implica necesariamente que haya sido debido a que el capitalismo tiene una tendencia “inherente” a la inequidad. 

Previamente vimos que el Gini global basado en el promedio no ponderado de los Gini regionales mostraba una tendencia mundial decreciente. Pero este Gini (o Theil) global de Milanovic se calcula con la suma del Gini (o Theil) ajustado por población dentro de los países más el Gini (o Theil) entre los países. Es decir, la desigualdad dentro de Alemania, dentro de Francia, etc. más la desigualdad o distancia entre Alemania y Francia, etc. Por lo tanto, para saber si la desigualdad del siglo XIX se debe necesariamente al capitalismo debemos ver cómo se comportan por separado.

Indice de Gini mundial desagregado en desigualdad entre y dentro de los países.
El eje vertical no comienza en cero. Fuente: Milanovic (2009)

Indice de Theil mundial desagregado en desigualdad entre y dentro de los países.
Fuente: Milanovic (2009)

Como se observa, la desigualdad dentro de los países según el índice Gini no paró de caer a lo largo del siglo XIX mientras que en el caso del índice Theil aumentó un poco en 1870 pero volvió a caer luego. En ambos casos se observa una clara e indiscutible tendencia a la baja de la desigualdad dentro de los países.

Por ende, la razón por la cual la desigualdad en ambos índices globales aumentó es que la desigualdad entre países subió y lo hizo en mayor medida que la necesaria para compensar la caída de la desigualdad dentro de los países. En resumen, el incremento de la desigualdad en 1820-1913 se explica por la suba de la desigualdad entre los países.

Como correctamente señala Daniel Fernández, el hecho de que la mayor parte del aumento de la desigualdad mundial se debe a la misma entre países es un indicador que la desigualdad no deriva del capitalismo. Sino que proviene la propagación de la industrialización y las instituciones de mercado en diferentes lugares en diferentes momentos. Si la mitad del mundo adopta instituciones de mercado y la otra mitad no lo hace, el evidente desarrollo a lo largo del tiempo de la mitad capitalista hará que la desigualdad mundial se eleve. Pero ese hecho no dice absolutamente nada sobre la desigualdad en el área que adoptó las instituciones de mercado. Por ende, observar a lo largo del tiempo solo el Gini o Theil mundiales, definidos como la suma de desigualdades intra y entre países, no prueba que el capitalismo tienda a ser “inherentemente desigual”.

Si el país A comienza a adoptar los métodos de producción de la revolución industrial en 1800 y el país B lo empieza a hacer recién en 1870, es más que evidente que el país A en 1870 llevará una ventaja de 70 años volviéndose progresivamente más rico respecto al país B. Consecuentemente, la desigualdad entre las naciones A y B será más grande de lo que sería si ambas hubieran adoptado la revolución industrial al mismo tiempo. Como es evidente para cualquiera que haga un análisis honesto, ello no tiene nada que ver con una “tendencia inherente” del capitalismo a la inequidad. Al contrario, esa desigualdad se debe a la falta de capitalismo en algunos lugares respecto a otros en un momento dado. El rezago del país B no se debe al capitalismo sino a la ausencia de él.

En conclusión, la moderna evidencia histórica demuestra que el capitalismo del siglo XIX redujo considerablemente la pobreza y la pobreza extrema a nivel planetario. Este monumental logro de la civilización humana no puede ser oscurecido ni siquiera adoptando el punto de vista izquierdista de concentrarse principalmente en la desigualdad. 










Milanovic, Branko (2009), “Global Inequality and the Global Inequality Extraction Ratio: The Story of the Past Two Centuries”. Policy Research Working Paper 5044. The World Bank Development Research Group Poverty and Inequality Team.

Morrisson, Christian y Bourguignon, François (2002), “Inequality among World Citizens: 1820-1992”. The American Economic Review. Vol. 92, No. 4, 727-744.

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