Carlos Menem asume la presidencia de Argentina en julio de 1989. Lo hizo varios meses antes de lo previsto debido a que una hiperinflación se había desatado, sumada a la recesión que venía desde hacía un año y a un caos social muy importante. Ello provocó que el presidente anterior, Raúl Alfonsín, renunciara.
Pero empecemos con lo básico: ¿Cómo medimos una hiperinflación?
Pero empecemos con lo básico: ¿Cómo medimos una hiperinflación?
Siguiendo la definición clásica de Cagan (1956), una hiperinflación comienza en el mes en que la suba de precios excede el 50 % respecto del mes anterior. Es decir, cuando la inflación mensual es de más de 50 %, ha iniciado la hiperinflación. Y termina el mes previo a que la suba mensual de precios caiga por debajo de 50 % y permanezca así por lo menos un año. Cuando hablamos de "los precios" la medida standard es el Indice de Precios al Consumidor (IPC). Veamos ahora la inflación mensual de Argentina entre 1988 y 1991:
Tasa de inflación mensual según IPC de Argentina, 1988-1991. Fuente: INDEC |
La línea roja en al gráfico delimita el 50 % mensual de inflación. Por encima de ella, estamos en hiper. Estrictamente hablando, la hiperinflación argentina comienza en mayo de 1989*. En ese mes la suba del IPC fue 78,5 % mayor que la del mes anterior. Para que nos demos una idea de cómo es la situación, los precios subieron más de 78 % solo de un mes para el otro.
Sin embargo, eso fue solo el precalentamiento. Un mes más tarde, en junio, esos precios (que ya habían subido brutalmente de un mes a otro) volvieron a aumentar. Esta vez, un inconcebible 114,5 % únicamente entre mayo y junio. Pero todavía faltaba el plato principal.
En julio de 1989 los precios se incrementaron 196,6 % respecto al mes de junio. Y recuerden que en junio los precios ya habían subido inmensamente. Imaginen lo que es que, a partir de un nivel ya aumentó 114 % hace un mes, los precios suban ahora otro 197 % adicional. La hiperinflación argentina en ese momento está en su climax. Es entonces cuando el presidente Raúl Alfonsín renuncia y asume anticipadamente el recientemente electo Carlos Menem.
Luego de la salida anticipada de Alfonsín y en medio de la hiperinflación, Menem inicia su gestión con el llamado “Plan Bunge y Born” o “Plan BB”. Iniciado por Miguel Roig, el plan continuó con Néstor Rapanelli porque Roig murió a los cinco días de asumir. Por supuesto, uno de los objetivos inmediatos del plan es un ataque contra la suba masiva de precios. Las medidas para ello fueron (de Pablo, 2005: 351-75):
(1) Controles directos de precios:
Luego de la salida anticipada de Alfonsín y en medio de la hiperinflación, Menem inicia su gestión con el llamado “Plan Bunge y Born” o “Plan BB”. Iniciado por Miguel Roig, el plan continuó con Néstor Rapanelli porque Roig murió a los cinco días de asumir. Por supuesto, uno de los objetivos inmediatos del plan es un ataque contra la suba masiva de precios. Las medidas para ello fueron (de Pablo, 2005: 351-75):
(1) Controles directos de precios:
- (a) Fijar el tipo de cambio: un día después de asumir Menem, el BCRA saca la comunicación 1.482 que dice que fijaría diariamente el tipo de cambio. Se devaluó y se fijó inicialmente un precio del dólar artificialmente depreciado a 655 australes (¡un valor nominal en ese momento incluso más elevado que el paralelo!) sin determinar ningún plazo. No pudieron defender demasiado ese valor de dólar, para diciembre el oficial ya estaba en 1.010 australes y el paralelo en 1.540, una brecha con el mismo nivel pre devaluación. Desdoblaron el mercado oficial cambiario, en uno el BCRA tenía un dólar fijado diariamente y en el otro era oferta y demanda.
- (b) Aumentos salariales por decreto: se convocó por decreto de forma urgente a convenios colectivos de trabajo para fijar remuneraciones del tercer trimestre aclarando que si los precios subían más de 15 % podrían volver a convocar paritarias para el periodo siguiente. Se acordaron aumentos de entre 160 % y 191 %. Se saco otro decreto creando una asignación especial no remunerativa de 8 mil australes (12,3 dólares). Un posterior decreto aumentó los salarios del sector público un 175 %.
- (c) Acuerdos y congelación de precios: un día después de asumir Menem, 9 de julio, Comercio Interior congeló los precios al 3 de julio. Además fijaba (arbitrariamente, claro) cual sería el criterio para modificarlos. El 17 de julio se firma un documento entre el gobierno y 185 empresas y corporaciones acordando fijar los precios y no modificarlos de ahí en más mientras el gobierno mantuviera el tipo de cambio y las tarifas en sus valores actuales y la tasa de interés en línea con esas variables. En septiembre de volvieron a congelar los precios y los alquileres.
- (d) Aumentos de tarifas: el nivel general subió 688 % solo en julio, pero no fue una suba uniforme. Los combustibles aumentaron 584 % y la electricidad 1.081 %. Transportes y comunicaciones 805 % y las de industrias y servicios 1.690 %. Esto fue lo único del programa BB que fue menos gradual.
Tarifas públicas deflactadas por IPC, enero de 1989 = 100. Fuente: de Pablo (2005: 358) |
Dado que julio es el pico de la hiperinflación, al deflactar con precios al consumidor los precios de los servicios públicos, los aumentos no son tan exorbitantes como se ven nominalmente. El nivel general subió casi 700 % nominal en un mes pero solo 159 % real (deflactado). Todos los demás meses de 1989, previos y posteriores a esa suba, los precios reales de las tarifas bajaron.
(2) Política fiscal:
(2) Política fiscal:
- (a) Ingresos: predeciblemente, la rapiña estatal se incrementó. Se creó la “contribución solidaria” con alícuotas de 0,5 % y 2 % según el nivel de ingresos obtenidos en 1988 para financiar un programa de asistencia social. Se estableció un “gravamen de emergencia” (por única vez) de 4 % de los activos financieros (depósitos en moneda nacional indexados, bonos externos, títulos públicos Letras ajustables del Tesoro, etc.) existentes al 9 de julio de 1989. Regímenes de facilidades de pago. Se estableció por tres años un impuesto de 1 % a los activos de las sociedades y personas físicas radicados dentro del país (los del exterior quedaron exentos), salvo Tierra del Fuego. Un impuesto de 0,3 % a los débitos en cuenta corriente. Un impuesto de entre 1 % y 2,5 % según modelo y origen (nacional o importado) al valor de autos, yates y aviones. Un impuesto de 30 % (por única vez y no deducible del impuesto a las ganancias) sobre las utilidades de entidades financieras determinadas por el incremento patrimonial entre el 30 de septiembre de 1988 y el mismo día de 1989. Un impuesto del 6 % del resultado neto de la empresa por los servicios prestados de entidades financieras. Y varios impuestos más (de Pablo, 2005: 359). Probablemente el factor más importante fue que la caída inicial de la inflación por el programa económico afectó favorablemente la recaudación real.
- (b) Gastos: también de forma anticipable, los gastos no bajaron. Se otorgó una asignación especial para jubilados y pensionados (equivalentes a 8,5 dólares mensuales) entre julio y agosto. Crearon “Bonos nacionales solidarios de emergencia” por un equivalente de 60 millones de dólares, los cuales eran personales y únicos para personas que acreditaran estar en estado de necesidad alimentaria siendo otorgados quincenalmente para adquirir productos en comercios adheridos al programa de emergencia. Se creó un régimen jubilatorio y de pensiones especial para personal de buques incapacitos durante la guerra de Malvinas (82 % de la remuneración de activo). Una pensión mensual, inembargable y vitalicia (equivalente a la pensión mínima) para madres de 7 hijos o más (de Pablo, 2005: 359-60).
Como consecuencia, no hubo un ajuste fiscal en 1989. Todo lo contrario, el gasto público subió considerablemente en ese año como se ve a continuación:
Gastos totales, ingresos totales y déficit fiscal del Sector Público Argentino, como porcentaje del PBI. Fuente: Ferreres (2010) |
La oferta monetaria siguió creciendo desmesuradamente. Solo entre julio y noviembre de 1989 la base monetaria aumentó 31,8 % mensual y 162,6 % deflactada por precios mayoristas, M1 creció 37,4 % mensual y 210,2 % en el periodo deflactada por precios mayoristas. El M2 aumentó 28,1 % mensual 134,6 % en el periodo, deflactada por precios mayoristas (de Pablo, 2005: 362).
En resumen: el "plan BB" se basó en acuerdos y controles de precios (las que se llaman "políticas de ingreso"), fijación arbitraria del tipo de cambio mientras se expandía la oferta monetaria, aumentos de salarios por decreto y evitar hacer un ajuste fiscal creando nuevos impuestos y aumentando el gasto.
En resumen: el "plan BB" se basó en acuerdos y controles de precios (las que se llaman "políticas de ingreso"), fijación arbitraria del tipo de cambio mientras se expandía la oferta monetaria, aumentos de salarios por decreto y evitar hacer un ajuste fiscal creando nuevos impuestos y aumentando el gasto.
Como suele ser usual en este tipo de planes graduales, al principio parecía funcionar. La tasa de inflación baja enormemente en agosto de 1989 y se mantuvo bajando hasta noviembre. Solo cuatro meses duró el aparente "éxito" del programa. La euforia del nuevo gobierno y un leve cambio de expectativas ayudaron. Pero dado que no se tomó ninguna medida que realmente resuelva el problema monetario, la inflación volvió a asomar su cabeza en con el aumento de noviembre y luego abruptamente en diciembre.
La brecha entre el dólar oficial y paralelo fue casi cero los primeros meses del plan BB hasta fines de septiembre. Desde entonces, aumentó de manera sistemática, oscilando entre 40 % y 60 % desde mitad de noviembre (de Pablo, 2005: 353). El aumento de la brecha revelaba que desde comienzos de octubre se puso en duda la efectividad del esquema antihiperinflacionario (de Pablo, 2005: 372).
Como se ve en el gráfico, la hiperinflación no fue derrotada con el plan BB y continuó con mucha fuerza. Es verdad que la inflación mensual cayó debajo del 50 %, pero no se mantuvo en ese nivel por un año. Por ende, la hiperinflación no había acabado, sino que continuaba. Con la inflación y devaluación de diciembre de 1989, la hiper mostró que solo había estado "durmiendo" unos meses para volver nuevamente. Y ni siquiera estamos tomando en cuenta que el plan tampoco ayudó a detener la recesión que venía desde el segundo trimestre de 1988. El fracaso fue total, en términos de inflación y actividad (las reformas estructurales del Estado que se comenzaron a hacer son otro tema a analizar luego). Con la hiperinflación todavía en pie, con un dólar fijado a un precio absurdamente bajo (por ende, con una devaluación inminente), con pocas miras de salir de la recesión y con la renuncia de Rapanelli el 18 de diciembre de 1989; terminó la etapa del gradualista plan BB.
La brecha entre el dólar oficial y paralelo fue casi cero los primeros meses del plan BB hasta fines de septiembre. Desde entonces, aumentó de manera sistemática, oscilando entre 40 % y 60 % desde mitad de noviembre (de Pablo, 2005: 353). El aumento de la brecha revelaba que desde comienzos de octubre se puso en duda la efectividad del esquema antihiperinflacionario (de Pablo, 2005: 372).
Como se ve en el gráfico, la hiperinflación no fue derrotada con el plan BB y continuó con mucha fuerza. Es verdad que la inflación mensual cayó debajo del 50 %, pero no se mantuvo en ese nivel por un año. Por ende, la hiperinflación no había acabado, sino que continuaba. Con la inflación y devaluación de diciembre de 1989, la hiper mostró que solo había estado "durmiendo" unos meses para volver nuevamente. Y ni siquiera estamos tomando en cuenta que el plan tampoco ayudó a detener la recesión que venía desde el segundo trimestre de 1988. El fracaso fue total, en términos de inflación y actividad (las reformas estructurales del Estado que se comenzaron a hacer son otro tema a analizar luego). Con la hiperinflación todavía en pie, con un dólar fijado a un precio absurdamente bajo (por ende, con una devaluación inminente), con pocas miras de salir de la recesión y con la renuncia de Rapanelli el 18 de diciembre de 1989; terminó la etapa del gradualista plan BB.
* No es que antes de eso estaba "todo normal". En abril los precios al consumidor subieron más de 33 % solo ese mes y en marzo un 17 % con respecto a febrero. Había una inflación monumental previa, pero usando el criterio de ">50 %" la hiper empieza en mayo.
Cagan, Phillip D. (1956) "The Monetary Dynamics of Hyperinflation". En Friedman, Milton Ed. (1956) Studies in the Quantity Theory of Money. Chicago: University of Chicago Press.
de Pablo, Juan C. (2005) La Economía Argentina en la segunda mitad del siglo XX. Tomo II. Buenos Aires: Editorial La Ley.
Ferreres, Orlando J. (2010) Dos Siglos de Economía Argentina 1810-2010. Edición Bicentenario. Buenos Aires: El Ateneo y Fundación Norte y Sur.
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