domingo, 15 de septiembre de 2019

Tal vez están mutando a la izquierda socialista: crítica de la crítica de Benegas a Hoppe


Es con pesar que tengo que realizar esta crítica a José Benegas porque siempre fue una personalidad respetada dentro del Liberalismo de Argentina y yo mismo he visto cómo él fue uno de los poquísimos que realmente se opusieron en esencia, y no en detalles, al kirchnerismo cuando este estuvo en su máximo auge (2003-2008). Es muy fácil ver el desastre kirchnerista hoy o en 2015, pero en pleno 2004, cuando casi toda la sociedad estaba “enamorada” de su presidente, la valentía para criticar no abundaba y Benegas era de los poquísimos que la tenían en televisión.

Como bien reza el dicho de finanzas “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”, el hecho de que antes Benegas haya sido brillante no garantiza que lo siga siendo. En los años recientes, estimo que desde 2015, se ha montado en algo así como una búsqueda y denuncia de (según él) supuestos “fascistas dentro del Liberalismo” que implicó la publicación de su libro “Lo Impensable: El curioso caso de los liberales mutando al fascismo”, que no es otra cosa que una recopilación de varios artículos relacionados a lo largo de estos años. Para ello, Benegas desafortunadamente ha adoptado la retórica y el “bando” de lo que se suele denominar “Libertarianismo/Liberalismo de izquierda”, muy de moda en los últimos años. El capítulo central del libro, llamado “La izquierda de Hoppe” y del que me encargaré en parte ahora, es, predeciblemente, uno que tiene como objetivo al filósofo Hans-Hermann Hoppe. Decía Murray Rothbard que “el trabajo escrito de Hoppe parece que tiene una notable capacidad de exasperar a ciertos lectores, subirles la presión sanguínea, que murmuren y mastiquen la alfombra.” y vaya si tenía razón.

Lamentablemente, veremos que Benegas fracasa en su búsqueda refutar lo que Hoppe dijo y, en su intento de criticarlo en ese y otros temas, apela en ocasiones a trucos retóricos que solían caracterizar el método discursivo de la izquierda socialista. El discurso liberal, solía ser inmune a eso. Pero acá se deja un peligroso antecedente. Irónicamente, su convicción de que lo que escribía antes Hoppe era bueno pero lo de los últimos años ya no lo es también se puede decir del propio Benegas.

Al igual que Benegas, y por simplicidad, voy a usar los términos “liberal” y “libertario” indistintamente.

Un error de origen y de interpretación

Benegas comienza su exposición con un error elemental sobre el origen de la corriente conocida como “Paleo-libertarianismo”, algo muy extraño dado que lleva décadas en las filas liberales: él cree que el discurso de Hoppe, titulado “A realistic libertarianism” (traducción al español), es el documento de fundación del “paleo-libertarianismo”:

[M]e encuentro con lo que parece ser el documento sagrado de fundación del “paleo-liberalismo”… Se trata del ensayo de Hans-Herman Hoppe llamado ‘A Realistic Libertarianism’.

Es completamente incorrecto afirmar que este artículo de Hoppe de 2014 sea fundacional del paleolibertarianismo por la sencilla razón de que ya existió un artículo fundacional y ¡es de hace 29 años! En 1990, Llewellyn Rockwell publicó “The Case for Paleo-Libertarianism” (traducción al español): un manifiesto que luego fue continuado y reforzado por Murray Rothbard, ese mismo año, en su artículo “Why Paleo” (traducción al español). Allí se declaran sus principios, características, intenciones, origen, así como las razones que llevaron a su creación. Ambos, pero en particular el de Rockwell que incluso ideó el nombre, sí son lo que Benegas llama “documento de fundación del paleolibertarianismo”. Por tanto, el de Hoppe no lo es para nada. 

Y es que tampoco pretende serlo. De hecho, lejos de ello, el artículo de Hoppe trata principalmente sobre: una abstracción teórica y lógica pura, que esta debe complementarse con hechos empíricos del mundo real (ser “realista”), un análisis sobre una característica esencial que (según Hoppe) tiene la izquierda y la derecha ideológica, de su compatibilidad o no con el libertarianismo y luego transita a una larga crítica hacia ciertos aspectos (discriminación, inmigración, etc.) del libertarianismo de izquierda. El análisis y las críticas, correctas o no, las comparta Benegas o no; no son necesariamente un “documento de fundación”.

Por último, y como hecho definitivo, ni siquiera la palabra “paleo-libertarianism” aparece en todo el artículo que Benegas menciona. Por lo que el “documento de fundación del paleolibertarianismo” hasta carece de mención alguna del nombre de lo que supuestamente funda. Dada la pertenencia durante años por parte de Benegas a los círculos liberales o a la propia doctrina en sí, es imperdonable y asombrosa una equivocación o ignorancia de esta colosal magnitud.

En cuanto a lo de “sagrado”, es una simple chicana que solo busca a inducir a pensar, de entrada, en que el artículo de Hoppe está imbuido de algún dogmatismo místico, como si fuera algo religioso. Podríamos usar esa misma retórica contra su artículo (o libro) y decir que es el documento “sagrado” del left-libertarianism (izquierda libertaria). Por supuesto, esto no tendría sentido pues ese no es el objetivo de Benegas, como tampoco es el objetivo de Hoppe el que Benegas le atribuye. La crítica de Benegas no tiene un comienzo venturoso si empieza con una forma arbitraria de adjetivación que carece de relevancia analítica alguna y que solo busca deslegitimar. Ese modus operandi es característico de la izquierda socialista (y la derecha socialista nacionalista u otras variantes de socialismo).

La no refutación de Hoppe

Luego del primer error, Benegas pasa a intentar refutar la primera parte del artículo de Hoppe, que es una exposición puramente teórica. Para simplicidad del lector, podemos resumir las posiciones de ambos de la forma más escueta posible de este modo: Hoppe explica que sin escasez, no habría conflictos entre la gente. Benegas dice que aun sin escasez, existirían una serie de conflictos

Según Hoppe:

“If there were no scarcity in the world, human conflicts would be impossible. Interpersonal conflicts are always and everywhere conflicts concerning scarce things. I want to do X with a given thing and you want to do Y with the same thing.”

A lo que Benegas responde:

“Ahora intentaré refutar lo irrefutable… En primer lugar, no todo conflicto humano es consecuencia de la escasez, causado, como afirma, porque uno quiera hacer algo con determinada cosa y otro otra. Hay conflictos de todo tipo fuera de la cuestión de los bienes entre las personas e incluso los habrá una vez que hipotéticamente todos estén asignados... Conflictos por sentimientos, malos entendidos, envidia, amor, en fin, hay una innumerable gama de cuestiones que nos llevan a enfrentarnos unos a otros que no tienen relación con el reparto de bienes y que subsistirán después de su privatización total.”

El error de Benegas es pensar que lo que explica Hoppe se reduce a la escasez únicamente de bienes y servicios. Cuando también puede haber escasez de (los servicios que pueden prestar) las personas, sus cuerpos físicos o mentes y, por ende, conflictos. Tal y como el propio Hoppe lo expone en su libro previo al artículo:


In the Garden of Eden only two scarce goods exist: the physical body of a person and its standing room. Crusoe and Friday each have only one body and can stand only at one place at a time. Hence, even in the Garden of Eden conflicts between Crusoe and Friday can arise: Crusoe and Friday cannot occupy the same standing room simultaneously without coming thereby into physical conflict with each other. Accordingly, even in the Garden of Eden rules of orderly social conduct must exist—rules regarding the proper location and movement of human bodies.”

Si no hay escasez de bienes y servicios, no habrá conflictos sobre ellos y si hay escasez de personas y sus cuerpos, sí habrá conflictos sobre ellos. No siendo escasos, no los habría. Benegas no refuta lo que dice Hoppe si se refiere a conflictos que ocurren con eso que precisamente es escaso, y que el propio Hoppe admite que ocurrirán por esa escasez, pues es la consecuencia lógica de su razonamiento. Observen que todos los conflictos que menciona Benegas (“sentimientos, malos entendidos, envidia, amor…”) envuelven la disposición de, o relaciones entre, personas físicas. Es decir, precisamente entre lo que, según el propio Hoppe, incluso en el Jardín del Edén sería escaso y podría causar existencia de conflictos. En otras palabras, toda la “gama de cuestiones” que presenta Benegas, los cuales implican (relaciones entre) la existencia de personas y cuerpos físicos, son de elementos escasos y Hoppe ya lo tuvo en cuenta. Por lo tanto, los casos que Benegas usa para refutar el razonamiento de Hoppe, no solo no lo logran, sino que, al contrario, lo confirman. Pero veamos más de cerca cada uno de los conflictos de Benegas para que quede claro.

La envidia es un estado mental de malestar causado por un deseo de algo que no se posee y que se conoce que otro sí. Si otro lo posee, y el envidioso no, ¡entonces hay escasez! Existe algo (que puede ser un bien o servicio, una habilidad e incluso una persona) que otro sujeto sí tiene en disponibilidad y que el envidioso no (y sufre psíquicamente por no tener). Si lo tuviera, entonces (a) ciertamente no habría escasez (tanto el envidioso como el otro, al que en situación de escasez envidia, lo tendría) y (b) no tendría envidia en primer lugar porque, dada la no escasez, él ya tiene eso que envidiaría si solo lo tuviera otro. Si otra persona tiene un bien, servicio o habilidad que el envidioso no, pero que este último querría tener y que es la causa de su envidia, entonces en el conflicto (la envidia) interviene la escasez (del bien, servicio o habilidad). De exactamente el mismo modo, si otro sujeto tiene una persona* que el envidioso no, pero que este último querría tener y que es la causa de su envidia, entonces en el conflicto (la envidia) interviene la escasez (de la persona). El hecho de que haya envidia, el correspondiente conflicto, implica necesariamente que hay escasez. Por lo tanto, la envidia no es un caso que refute los conflictos por escasez, sino que, muy por el contrario, confirma la idea de Hoppe.

En cuanto al amor, posibles conflictos amorosos incluyen, por ejemplo, que se ama a una persona que (a) está con otro sujeto, (b) simplemente no quiere estar con quien sí quiere estar con ella o (c) ambas. En cualquiera de los casos, ello implica escasez de la persona que se ama y está con otra o/y que no quiere estar. Si realmente no hay escasez (de bienes y personas), tampoco la hay de la persona que se ama. Precisamente el conflicto amoroso (de que un sujeto desea estar con otra persona que, a su vez, no quiere estar con él o está con otra) es debido a la escasez (de la persona y su cuerpo físico, del afecto sentimental que solo esa persona, vía acciones de su cuerpo, puede otorgar). Por lo tanto, aun cuando se esté en el Jardín del Edén en cuanto a disponibilidad de bienes y servicios, pero haya escasez de cuerpos físicos y conflictos amorosos entre estos, el hecho de que existan tales conflictos solo demuestra que la escasez interviene. En este caso, también vemos que el argumento de Hoppe se mantiene.

No es necesario ponerme a analizar cómo la escasez puede aparecer en todos los posibles conflictos amorosos, pues extendería este post innecesariamente y creo que el punto quedó claro. Brevemente menciono que otro ejemplo de conflictos referidos al amor pueden ser los celos. Sin embargo, el celo es una respuesta emocional por la expectativa o sospecha de una posible pérdida, o preferencia de estar, de alguien o algo que se tiene, en manos de otra persona. Obviamente, aquí está clara la escasez: nadie tiene temor de perder algo que abunda absolutamente. Tenemos otro conflicto donde interviene la escasez, corroborando los expuesto por Hoppe.

En cuanto a los malos entendidos, es claro que no existirán si no hay escasez de información o conocimiento. Una vez más, el conflicto es causado por la escasez. Pero alguien podría replicar que aun cuando la información o conocimiento sea absolutamente abundante (no escaso) y esté disponible para todos, ello no significa que todos la interpretarán correctamente y el mal entendido perdurará. Incluso en ese caso, ello solo implicaría que o (a) la habilidad para interpretar correctamente o (b) la interpretación correcta es lo escaso en este caso. Cualquiera de ambos que sea, implica escasez. Nuevamente, tenemos escasez (de información/conocimiento, de habilidad o interpretación correcta) y tenemos conflicto (mal entendido). Y esa escasez viene acompañada del mal entendido.

Además, Benegas dice que esos conflictos (refutarían la idea de Hoppe porque) seguirían pues “no tienen relación con el reparto de bienes y que subsistirán después de su privatización total”. Acá el problema de Benegas es terminológico. Hoppe está hablando de un (supuesto) mundo sin escasez de bienes y sus implicaciones lógicas (que Benegas intenta refutar), mientras que Benegas (para refutar a Hoppe) habla de un (supuesto) mundo con reparto y privatización total de bienes. Son dos situaciones absolutamente distintas y hasta incompatibles. Un mundo donde no existe escasez de bienes (el de Hoppe) no requiere en absoluto un sistema de completos derechos de propiedad (“privatización total”), mientras que un mundo después de su privatización total (el de Benegas) implica necesariamente un sistema de completos derechos de propiedad. “Privatización total” es un sistema de completos derechos de propiedad, y si hay un sistema de derechos de propiedad completo sobre bienes, entonces hay escasez de bienes (que NO es el mundo que asume Hoppe para su razonamiento y que Benegas trata de refutar)

En resumen, los conflictos que supuestamente no implican escasez y que Benegas utiliza para refutar el argumento de Hoppe, de que sin escasez no existirían conflictos (que impliquen un choque físico), no solo no lo refutan, sino que lo apoyan. Porque es fácilmente demostrable que esos conflictos también implican algún tipo de escasez. Por lo tanto, la primera afirmación de Benegas de que “no todo conflicto humano es consecuencia de la escasez” queda invalidada por los propios ejemplos y razones del mismo Benegas.

Es cuestión de especulación el por qué Benegas cree que simplemente lanzando ejemplos varios, sin siquiera detenerse a explicar o analizar mínimamente (porque no hacía falta muchos párrafos adicionales) cada uno, va a supuestamente refutar el argumento de Hoppe. Esa falta de rigurosidad suele ser característica de la izquierda socialista y, los que venimos lidiando con ella hace años, estamos acostumbrados a que brote de ellos. Pero ver ese “modus operandi” dentro del Liberalismo es sorprendente y alarmante. 

No es que su refutación es tan buena como para no necesitar detenerse en ella para profundizar, es que precisamente el no haberse detenido a hacerlo causa que cualquiera que sí lo haga pueda fácilmente demostrar que todos los conflictos que Benegas menciona implican algún grado de escasez y, por ende, terminan reforzando el argumento que quería desmantelar.

Pero la reafirmación de lo que dijo Hoppe continúa. Adicionalmente, dice Benegas:

“Redactamos contratos entre propietarios para evitar las innumerables disputas que pueden surgir y para achicar esa gama de cuestiones. Conflictos que incluso nos llevarán a tener una visión sesgada acerca de a quién le pertenecen determinados bienes. En la colaboración hay conflictos. La asignación de bienes en propiedad y su traspaso por medios pacíficos, ni siquiera está exenta de muchísimos problemas de interpretación. Además, por supuesto de los conflictos en el terreno familiar, de sucesiones, etc.”

Al hablar de que se redactan contratos "entre propietarios" para evitar o reducir el margen para conflictos, Benegas ya está asumiendo que hay escasez. El término “propietarios” implica individuos a los que les fue asignado derechos de propiedad sobre algo. Y si tienen asignados derechos de propiedad, fue sobre necesariamente bienes escasos. Sobre bienes no escasos, no se establecen derechos de propiedad. Por ende, el autor solo está hablando de cómo se lidia con posibles conflictos que surgen en ámbitos de escasez. Y dado que habla sobre conflictos sobre bienes escasos, no está refutando lo que dice Hoppe sino, nuevamente, reafirmándolo. Lo mismo se aplica al resto de su argumento. Conflictos que lleven a una visión sesgada de a quién le pertenecen ciertos bienes, implica necesariamente un conflicto por escasez de, ¡precisamente!, esos bienes determinados a ser asignados. Si no hubiese esa escasez, no habría una visión sesgada de a quién pertenecen ni habría el conflicto resultante. Adicionalmente, si hay una “asignación de bienes en propiedad” que puede tener problemas de interpretación, entonces estamos hablando de un conflicto sobre bienes escasos. El término “asignación de bienes en propiedad” implica, por enésima vez, la participación de bienes que no son abundantes. Por ende, es un caso más que no solo no refuta lo que dijo Hoppe, sino que lo reafirma: todas son ocasiones de conflictos que involucran escasez. Sin esa escasez, todos estos conflictos no se desarrollan.

Descontando, por supuesto, que conflictos familiares y de sucesiones se dan siempre por bienes escasos (dinero, inmuebles, ropa, joyas, electrodomésticos, etc). Nadie podría tener un conflicto familiar o de sucesión por bienes no escasos, como por el aire.

Queda claro que una de las partes importantes del artículo crítico de Benegas, que es tratar de refutar el argumento de Hoppe, fracasa en su intento.

Benegas se deja llevar 

Luego de lo anterior, Benegas se mete a criticar la visión de Hoppe sobre posesión sobre uno mismo, el homestead principle, etc. pero ponerme a contar qué está mal en eso extendería innecesariamente este, ya de por sí, largo post. El punto que quería dejar claro, que la crítica esencial de Benegas no es correcta, ya está expuesto. Pero ahora me detengo en un par de críticas adicionales que realiza el autor y que encienden las alarmas por lo incorrectamente planteadas. 

Debido a que Hoppe es muchas veces deliberadamente provocador al expresarse, es muy usual ver malas críticas por parte de gente de izquierda que utiliza sus frases aisladas y arma un personaje que harán que termine diciendo lo que ellos presumen diría alguien con la ideología que ellos le atribuyen. Benegas apela a este proceder absurdo: aparentemente, se ha armado una imagen mental de Hoppe como una especie de, en su cabeza, “fascista xenófobo supremacista blanco” y este dirá lo que alguien así diría. 

“Así como la izquierda utiliza a las víctimas en función de su proyecto autoritario, también lo hace Hoppe cuando victimiza al varón hombre heterosexual del “lobby gay”, que es un fantasma, una conspiración que introduce por ahí ¿No es un poco “marxista cultural” el hecho de declararse víctima para sostener una posición preferente?” 

No puedo calificar lo del “lobby gay” más que como un invento total de Benegas. En ningún lugar del texto de Hoppe aparece el término “lobby gay” que, según Benegas, Hoppe “introduce por ahí”. El lector que no esté interesado en leer todo el artículo para comprobarlo, puede descargar ya mismo el escrito de Hoppe aquí (acá hay una traducción al español gracias a los muchachos del centro Mises), donde está eso más otros tres trabajos adicionales, y usar el buscador de Adobe Acrobat para ahorrarse la lectura. La palabra “lobby” directamente no existe ni en el texto que critica Benegas, ni en los otros tres textos relacionados. La palabra “gay” aparece en otros artículos, pero no en el que Benegas critica (y donde, al menos, debería aparecer) y en contexto de enumerar derechos (“gay rights”). ¿Qué pretende Benegas inventando que Hoppe introdujo términos que jamás utilizó? La rigurosidad del autor de la crítica está severamente cuestionada a estas alturas. 

Es cierto que Hoppe es muy crítico en su artículo con la absurda tendencia actual de la nueva izquierda y la izquierda libertaria de “identificar” y polarizar ciertos grupos (arbitrariamente escogidos) como supuestas “víctimas” y a otros como supuestos “victimarios”. De criticar esa crítica a inventar que Hoppe introdujo un “lobby gay” hay un mundo de distancia.

Benegas continúa con una afirmación no menos mala:

“Hoppe fue echado de una posición académica por hacer comentarios sobre los gays. Tal vez de ahí venga su resentimiento tan izquierdista que llega a torcer sus posiciones políticas. Pero él no fue echado por “los gays”, sino por unos que estaban en su clase. Y la vícitma fue él, no los varones blancos heterosexuales.” 

Aquí Benegas utiliza un problema personal de público conocimiento de Hoppe (“Hoppe fue echado de una posición académica por hacer comentarios sobre los gays”) para intentar argumentar que, debido a ello, probablemente posea un sesgo sentimental que vicia su posición analítica o política (“Tal vez de ahí venga su resentimiento tan izquierdista que llega a torcer sus posiciones políticas”).

Un problema de esta forma de argumentar, para implicar algún sesgo sentimental basado en un asunto personal más que uno teórico, es que ella puede ser utilizada fácilmente en contra del propio Benegas en este y otros temas. Y lamento tener que utilizar el siguiente caso, pero es la forma de mostrar la arbitrariedad de aplicarle un criterio de (mal) análisis (por problemas personales conocidos con alguien) a Hoppe y no a sí mismo.

Debido a un problema personal que Benegas tuvo, “tal vez de ahí venga su resentimiento tan izquierdista” contra la Iglesia Católica**, dado el historial abrumador de abusos sexuales y pederastia masiva probados de la institución a nivel mundial. Observen cómo fácilmente cualquier crítica (correcta o no) que haga Benegas contra la Iglesia en general, y a los sacerdotes en particular, queda inundada de sospecha (dado su propio criterio que él mismo aplicó a Hoppe) por un posible resentimiento.

La idea implícita de Benegas de “X tuvo problemas personales con un gay, por ende, a X no le agradan los gays y eso vicia su análisis contra ellos” también se puede aplicar a él mismo como “X tuvo problemas de abuso siendo menor, por ende, a X no le agrada la Iglesia y eso vicia su análisis contra ella”. Noten que nadie está aquí comparando algo tan repugnante y miserable como un abuso sexual con despedir injustamente a alguien de una institución. Claramente no se comparan los problemas en sí; sino que se critica el uso de problemas personales, cualesquiera sean, como crítica a un análisis o supuesta demostración de un sesgo. Y lo repito nuevamente, dada la actual tendencia hipersensible de mucha gente de ofenderse antes que esforzarse en leer bien una expresión: nadie acá está comparando un abuso sexual a un menor con despedir a alguien injustamente de una institución, sino que se critica el argumento que se arma en función de utilizar cualesquiera sean los temas (en este caso: problemas personales conocidos).

Ni es cierto que los problemas personales conocidos que tuvo Hoppe demuestran necesariamente resentimiento hacia los gays que vicia sus críticas ni tampoco es cierto que los problemas personales conocidos que tuvo Benegas demuestran necesariamente resentimiento hacia la Iglesia que vicia sus críticas. Benegas está en la disyuntiva de (a) rechazar lo primero y aceptar lo segundo, lo cual implica arbitrariedad (dado que las dos formas de proceder son iguales, independientemente del asunto al que se refieran) y, por ende, un mal análisis o (b) aceptar ambas, lo cual deja su crítica a Hoppe como errónea. Es un callejón sin salida por hacer una mala apreciación.

Pero aun asumiendo que lo anterior no se aplica, la interpretación de Benegas es o forzada o maliciosa. Hoppe jamás dice, y ni siquiera deja implícito, que “fue echado por ‘los gays’”. Por lo que el “pero él no fue echado por ‘los gays’” de Benegas, que lanza como si él estuviera clarificando algo que Hoppe implicó o dijo, no tiene ningún sentido. El alemán deja bien en claro, las veces que contó por escrito la anécdota (ej: “My battle with the thought police” y “Coming of age with Murray”), que fue una determinada persona (lo individualiza) y lo hace describiéndolo sin nombrarlo. Como puede verse tanto en el texto anteriormente linkeado y en este otro: 

“In a lecture I had hypothetically suggested that homosexuals, on average, and owing to their characteristic lack of children, had a comparatively higher degree of time preference, i.e., of present-orientation. A cry-baby student complained, and the university’s affirmative action commissar immediately, as if he had only waited for this opportunity, initiated official proceedings against me, threatening severe punitive measures if I were not to instantly and publicly recant and apologize.” 

“During my lecture no question was raised. (You can hear the same lecture, given some time later, on Mises.org.) However, two days later an informal complaint was filed by a student with the university’s affirmative action "commissar." The student claimed that he as a homosexual had been made to "feel bad" by my lecture. Based on this "evidence" the commissar, who, as I would find out only weeks later, was a former clergyman turned "certified" gay activist, called me at home to inform me that he would shut down my class if I continued making such remarks.” 

Como se ve, Hoppe nunca deja implícito ni explícito que “fue echado por ‘los gays’”. Claramente menciona que fue un estudiante particular, a veces incluso adjetivándolo (“cry-baby”), y es claro también que lo individualiza (no menciona que fue un grupo) tanto a él como al “comisario”. 

En resumen, Benegas, de entrada, comete un error básico del origen de la doctrina que critica, además de mal identificar el objetivo del texto de Hoppe. Luego intenta refutar la afirmación lógica de Hoppe y no solo no lo logra, además termina reforzando el argumento del alemán. Finalmente, mostré solo un par de otros errores groseros de interpretación y crítica. Hay muchos errores más en el libro de Benegas, pero, como se ve, desmantelarlos ocupa espacio y tiempo. Mientras tanto, el veredicto es claro: este es probablemente uno de los peores libros que he visto ha dado el Liberalismo argentino en los últimos años. Está escrito con más emoción que razón y eso solía ser el modus operandi absurdo de la izquierda, no del Liberalismo. Si hay alguna refutación para lo que dijo Hoppe, algo es seguro: esta crítica de Benegas no es ella.





*Obviamente, nadie está hablando de poseer en el sentido de ejercer derechos de propiedad sobre una persona como sobre un objeto no humano o servicio. Sino de tener voluntariamente su compañía, cariño, etc.

**Claramente, esto no es una defensa en absoluto de la Iglesia Católica y el enorme historial de abusos sexuales a menores que han sido demostrados (cosa ya aclarada en lo que redacté). Sino que se usa el caso de la misma como ejemplo de un tema.