lunes, 29 de febrero de 2016

El pons asinorum sigue en pie


Juan Ramón Rallo ha contestado a mi respuesta a su inicial crítica del teorema regresivo de Mises. Adicionalmente, ha recomendado la lectura de este humilde blog. Viniendo de quien considero uno de mis maestros, aunque jamás lo vi en persona y estando a un océano de distancia, es un halago supremo. Además, más que evidencia la generosidad que caracteriza Rallo. No solo lo digo por lo que uno lee sobre él, sino además por testimonio directo de algunos de sus alumnos. Desafortunadamente, no he encontrado su réplica a mi artículo inicial convincente. Este post es un poco largo y reiterativo porque no escatimé esfuerzo ni espacio para dejar perfectamente claro lo que dijo Mises y correctamente recogen Block y Davidson.

Rallo dice que el teorema regresivo no se refiere en última instancia al surgimiento de la primera forma de dinero, el que surge desde el cambio directo (trueque), para afirmar que una cosa debe tener un valor de uso no-monetario; sino que esa necesidad se aplica a cualquier objeto dinerario ya sea que surja desde trueque o desde una economía que ya tenía otro dinero establecido. Para ello él usa la siguiente cita de Mises (1912: 110), pero sin poner la parte final que contiene una frase importante:
If the objective exchange value of money must always be linked with a preexisting market exchange ratio between money and other economic goods (since otherwise individuals would not be in a position to estimate the value of the money), it follows that an object cannot be used as money unless, at the moment when its use as money begins, it already possesses an objective exchange value based on some other use. This provides both a refutation of those theories which derive the origin of money from a general agreement to impute fictitious value to things intrinsically valueless and a confirmation of Menger's hypothesis concerning the origin of the use of money.
Según Rallo: “Fijémonos en que Mises no está diciendo que ‘el objeto utilizado originalmente como primer dinero debe poseer un valor de cambio objetivo no monetario’, sino que está hablando de que cualquier objeto que pase a ser utilizado como dinero debe poseer un valor monetario previo.” 

Sin embargo, Mises en el mismo párrafo está afirmando que su teorema regresivo provee “una confirmación de la hipótesis de Menger respecto del origen del uso del dinero”. Rallo no desconocerá que la hipótesis de Menger refiere al nacimiento del dinero desde un estado de cambio directo, es decir, de lo que yo llamé “el primer dinero”. Por lo tanto, es evidente que Mises se está refiriendo a ese surgimiento desde un estadio de trueque. Mises solo establece que “cualquier objeto” (an object) para ser dinero debe tener necesariamente valor de uso directo si surge desde un estado de trueque. El teorema regresivo únicamente pide la necesidad de valor de uso directo cuando surge el dinero por primera vez desde una situación en que no había dinero antes y ello se desprende incluso del párrafo que Rallo usa para decir lo contrario. El surgimiento del dinero a partir de allí es lo que explica Menger y Mises dice que su teorema lo confirma. Por tanto, Ludwig se debe estar refiriendo a esa evolución a partir del trueque. Dado que (1) la hipótesis de Menger es sobre el surgimiento del dinero a partir de que no había uno (economía de trueque) y (2) Mises dice que su teorema confirma (1), entonces Mises debe estarse refiriendo en última instancia al surgimiento del dinero desde el cambio directo. Es decir, a “el objeto utilizado originalmente como primer dinero”. 

Una vez más debo reiterar que, para refutar la crítica del regreso hacia atrás infinito, el teorema regresivo retrocede, en términos de valor objetivo de cambio, hasta la génesis del dinero. Es decir, el que surgió por primera vez desde el trueque. Esta conclusión es innegable. Necesariamente el componente temporal del teorema y el “regreso” termina ahí. En el “último día” en que un bien era demandado exclusivamente por su uso directo (en consumo o producción) cuando se trocaba, todavía no comienza el elemento histórico que se refiere al momento anterior. Dado que inevitablemente el punto final del regreso del teorema es el “día previo”, por llamarlo de algún modo, al comienzo del uso de un bien de manera indirecta (medio de intercambio), el teorema explica desde, y se retrotrae hasta, el surgimiento del dinero primigenio. No se detiene en alguna de las ulteriores formas de dinero que evolutivamente surgieron luego. Mises (1912: 121) es muy claro:
If in this way we continually go farther and farther back we must eventually arrive at a point where we no longer find any component in the objective exchange value of money that arises from valuations based on the function of money as a common medium of exchange; where the value of money is nothing other than the value of an object that is useful in some other way than as money. But this point is not merely an instrumental concept of theory; it is an actual phenomenon of economic history, making its appearance at the moment when indirect exchange begins.
El “momento cuando el cambio indirecto comienza” no es otro que el inmediatamente posterior al cambio directo (trueque). Y esa interpretación es clara. La fuente de la discusión de Rallo sobre esto, posiblemente, es que Mises se está refiriendo al surgimiento del dinero mercancía. Su “an object” quiere decir cualquier bien que surja como dinero mercancía. Y este lo hace originariamente desde un estadio previo de trueque.

Supongamos que el Bitcoin es el dinero actual y que surgió sin valor de uso directo alguno, reemplazando al anterior dinero fiat. Como correctamente explican Block y Davidson (2015), lo único que requiere el teorema es que el valor de cambio del dinero nuevo pueda ser remontado hacia atrás secuencialmente en el tiempo hasta el final (lo que evita el problema del regreso sin fin). ¿Puede hacerse ello? Claro que sí. El valor de cambio del Bitcoin puede remontarse secuencialmente al momento cuando existía solo dinero fiat papel. A su vez, el valor de cambio del dinero fiat papel dólar se puede remontar a cuando existía, digamos, dinero crédito y luego a cuando solo había dinero mercancía. Finalmente podemos retrotraer el valor de cambio del dinero mercancía al punto terminal cuando una cierta (o algunas) mercancía fue usada por última vez exclusivamente en trueque y no como medio de intercambio. Todo lo que el teorema requiere, se satisface. Por ende, el surgimiento de un dinero sin uso directo previo, a partir de que ya hay precios monetarios en otro dinero ya establecido, no es impedido por el teorema. El teorema regresivo no prohíbe para nada que el Bitcoin (aunque no tuviera ningún valor de uso directo) se monetice o que el oro se re-monetice.

Si llevamos el valor de cambio objetivo del dinero hacia atrás hasta el final, por necesidad lógica llega al momento “uno” del cambio indirecto. Es decir, hasta la situación inmediatamente posterior al cambio directo. El teorema no se detiene en el reemplazo de un dinero previo por otro posterior sino que continúa retrocediendo, pasando por otras formas de dinero que fueron evolucionando*, hasta llegar al primero que dio origen a dicha evolución. Porque el “hilo” que seguimos es el valor de cambio y no el uso directo.

Detenerse en un eslabón de la cadena evolutiva del dinero, como hace Rallo, y pensar que este debió surgir nuevamente (y necesariamente) con un valor no-monetario no es lo que dice el teorema. Pues este, al regresar hacia atrás, toma en cuenta el valor de cambio objetivo y no frena en un eslabón, sino en el inicio de toda la cadena evolutiva del dinero.

Mises (1912: 110), en otro pasaje que cita Rallo, expresamente dice que:
This link with a preexisting exchange value is necessary not only for commodity money, but equally for credit money and fiat money. No fiat money could ever come into existence if it did not satisfy this condition.
¿Cuál es la condición a satisfacer para nuevas formas de dinero cuando ya hay uno previamente establecido? ¿Es el valor de uso directo no-monetario? No. Claramente la condición a satisfacer es el link con un preexistente valor de cambio, y no un uso no-monetario. Tanto el dinero crédito (credit money) como el dinero fiat (fiat money) son otra clase de dinero o “nuevos dineros”, en el sentido de que surgieron posteriormente a que otro, el dinero mercancía (commodity money), ya estaba establecido. Mises se refiere al surgimiento de los dos primeros sin siquiera mencionar la necesidad de que deban tener un uso no-monetario, pero sí destaca palmariamente la obligación de un link a un valor de cambio objetivo. Por ende, para Mises y su teorema, no es necesario que exista un uso no-monetario para ellos.

Lo que Mises resalta como una “condición”, y esta es la clave para el correcto entendimiento del teorema, es el “link con un preexistente valor de cambio”. Para nada el austriaco habla de que las ulteriores clases de dinero que surgieron, el dinero crédito o el fiat, necesiten un valor de uso directo. Como sí lo necesitó el dinero (mercancía) que surgió primigeniamente desde el trueque. El dinero fiat y el dinero crédito solo necesitan el link a un anterior valor de cambio objetivo dinerario, lo que implica un sistema de precios monetarios. De la misma manera que ocurrió con el dinero fiat (sin uso directo), no hay absolutamente ninguna razón para que no pueda ocurrir con el Bitcoin o cualquier bien sin utilidad directa o con ella. Esa es la interpretación correcta de Mises y la que hacen Block y Davidson en su paper.

En igual forma en que el dinero fiat no pudo haber existido sin una estructura de precios (monetarios) previa para calcular, cualquier bien que lo reemplace tampoco puede hacerlo sin ella. Y es irrelevante para el teorema que ese bien tenga o no un uso directo no-monetario, como también fue irrelevante que el dinero fiat no tuviera ninguno. En otras palabras, así como el teorema regresivo establecía rigurosamente la posibilidad del dinero fiat, que no tiene valor de uso directo, gracias a la existencia previa de un sistema de precios; es que es posible que otro dinero (Bitcoin o el que sea) evolucione desde el antes mencionado y tampoco tenga utilidad no-monetaria. Este se apoyaría en la existencia de un sistema de precios en nuestro actual y manipulado dinero papel.

Mises no dice que el dinero fiat tuvo que tener un uso no-monetario. Sino que, como evolutivamente su valor de cambio objetivo estaba ligado continua e históricamente (regresivamente) al del dinero mercancía, el link; el dinero fiat podía existir sin violar el teorema. En el estadio posterior al cambio directo, no es relevante la necesidad de uso no-monetario para ulteriores clases de dinero pues ya hay uno y precios monetarios en uso previamente.

El hecho de que (1) tanto el dinero fiat como el dinero crédito aparecen con posterioridad al dinero mercancía (por ende, son clases de dinero que inician cuando ya había una economía dineraria previa) y (2) para explicar el surgimiento de ambos, Mises no recurrió a una necesidad de que tengan un uso no-monetario sino a que estuviera presente un preexistente valor de cambio; demuestra que la interpretación de Block y Davidson es la correcta y no la de Rallo.

Debe haber una estructura de precios en alguna forma para que cualquier dinero pueda emerger. Si hay precios de trueque (en una economía de cambio directo), el dinero necesariamente va a emerger de un bien que tenga algún valor de uso directo. ¿Por qué? Porque el intercambio que produce esos precios de trueque se realiza por el uso directo que proporcionan los bienes intercambiados. Si hay precios monetarios (en una economía de cambio indirecto), el dinero no tiene por qué emerger de un bien con uso directo, no hay ninguna necesidad pues no estamos en situación de trueque. Puede ser que lo tenga o puede ser que no, pero no hay obligación. No hay nada en el teorema regresivo que implique la necesidad de valor de uso directo, con la excepción obvia de que partamos de una economía de cambio directo y emerja por primera vez un medio de intercambio. El ambiente de cálculo económico cardinal con precios monetarios ya está presente cuando surge un nuevo dinero que se quiere superponer a uno ya establecido y es todo lo que se necesita para establecer un link, no un uso directo previo del bien que empieza a ser monetizado.

Por otro lado, no es que, en una economía monetaria, “el valor de Bitcoin ya está históricamente determinado…” sino que Bitcoin se monta (piggyback) sobre el sistema de precios (monetarios) ya existente. Si solo puede surgir si hay un sistema de precios monetarios ya existente, entonces es irrelevante que el bien tenga o no uso directo. La nueva clase de dinero utiliza la estructura de precios en moneda antigua para poder realizar cálculo económico, pero no está, para nada, “ya históricamente determinado”. Usar algo de punto de partida para estimar no es en absoluto lo mismo que estar determinado por eso.

La estructura de precios monetarios existente gracias al dinero previo brinda un punto de partida para calcular y estimar el poder adquisitivo de otra clase de dinero. Por ende, el elemento central de teorema regresivo sigue vigente: un marco de cálculo económico. Como correctamente dicen Block y Davidson, y yo mismo ya dije: “En resumen, el teorema solo prohíbe la adopción de una nueva moneda sin un marco de cálculo económico.” Para refutar el teorema, se debe refutar esto. Rallo no lo ha hecho.

Rallo dice: “¿Por qué, entonces, sí es posible establecer una relación de intercambio (un precio presente) entre el dólar, el yen, la libra o el euro y Bitcoin a partir del cual proyectar nuestras expectativas de poder adquisitivo futuro de Bitcoin pero, en cambio, no es posible establecer en una economía de trueque una relación de intercambio (un precio presente) entre las vacas, los corderos, las gallinas o las vasijas y el Bitcoin? Dicho de otro modo, o aceptamos que el primer dinero tampoco necesita contar con una utilidad no monetaria previa (en cuyo caso el teorema regresivo deja de significar nada) o aceptamos que los nuevos dineros también requieren contar con una utilidad no monetaria previa, al menos en su origen (lo cual provocaría que Bitcoin violara el teorema regresivo del dinero).”

En una economía de trueque o cambio directo el intercambio se
hace entre un bien con uso directo (en consumo o producción) por otro que también posee algún uso directo. Porque en el momento en que algo (con uso directo) se cambia por otra cosa que no se necesita directamente (no tiene uso directo) sino que se adquiere para cambiarlo luego, estamos en cambio indirecto y no en trueque. Bajo trueque, un intercambio (mutuamente beneficioso) entre A y B solo se realiza si coincide que A tiene los bienes que B necesita y además B tiene los bienes que A desea. Si A tiene los bienes que B necesita pero B solo tiene Bitcoins, el intercambio no se producirá pues B posee algo que A no necesita dado que, suponemos, las monedas digitales no tienen ningún valor de uso directo.

Mientras estemos bajo cambio directo las cosas solo se intercambian por (la apreciación subjetiva de) sus usos directos de consumo o producción (ya sea para consumir o producir ahora, o para guardarlos y consumir o producir luego). En una economía no de trueque se intercambia para usar un bien (dinero) en futuros o inmediatos ulteriores intercambios. La primera clase de dinero que surge puede mantener su uso directo y adicionalmente servir de medio de intercambio general (por ejemplo el oro), pero incluso en esas circunstancias ya no estamos en una economía de trueque. Lo que no hay razones para que ocurra, sin embargo, es que en una economía de trueque, y mientras sigamos en ella, se intercambie algo con valor de uso directo por algo que se sabe no lo tiene.

La respuesta a la pregunta de Rallo, “[por qué] no es posible establecer en una economía de trueque una relación de intercambio (un precio presente) entre las vacas, los corderos, las gallinas o las vasijas y el Bitcoin?”, es clara. Asumiendo que Bitcoin no tiene absolutamente ningún valor de uso directo**, este no se va a intercambiar (por ende, no se puede establecer una relación de intercambio) en una economía de trueque***. Las vacas, los corderos, las gallinas o las vasijas tienen un reconocido uso directo, Bitcoin no. En una economía de puro trueque solo se intercambian dos cosas que necesariamente se espera que tengan valor de uso directo. Por lo tanto, Bitcoin (que se sabe no tiene uso directo) y vacas, corderos, gallinas y vasijas (que sí tienen algún uso directo esperado) no van a intercambiarse en una economía de cambio directo.

Rallo está asumiendo que algo (Bitcoin o lo que sea) sin valor de uso directo (en consumo o producción) puede intercambiarse en una economía de trueque, situación que es completamente incompatible con los intercambios que se realizan bajo cambio directo. Por ende, en el momento en que se produce un intercambio de trueque entre Bitcoin y otro bien, Juan Ramón está suponiendo implícitamente que Bitcoin o lo que sea tiene necesariamente algún valor de uso directo previo. Lo cual es perfectamente compatible con el teorema regresivo. De hecho, Block y Davidson (2015) explícitamente despliegan un escenario hipotético en que Bitcoin aparece desde una economía de trueque y demuestran que el teorema regresivo debe implicar que cuando surge por primera vez, el bien dinerario debe tener algún previo valor en uso directo. 
Por otro lado, si se asume que Bitcoin o el bien que sea no tiene ningún valor de uso directo, entonces no va a intercambiarse en una economía de trueque. Lo que tampoco viola el teorema. 

La dicotomía que plantea Rallo no es correcta en absoluto. Por lo ya explicado, según el teorema regresivo de Mises ni es cierto que hay que aceptar que “el primer dinero tampoco necesita contar con una utilidad no monetaria previa…” ni tampoco es acertado que haya que reconocer que “los nuevos dineros también requieren contar con una utilidad no monetaria previa, al menos en su origen…”.

En otro ámbito, el ejemplo de Rallo por el cual en la primera transacción de Bitcoin se podría lanzar un precio arbitrario de 10 mil dólares y que otro lo acepta se debe a que, al momento de poner ese valor en dinero fiat (dólares), ya había una estructura de precios monetarios (en dólares). Es similar a lo que ocurrió cuando se pasó de una moneda papel fiat a otra (ambas sin uso directo no-monetario) y lo que explica Block y Davidson (2015). La razón por la que tanto el Bitcoin en el ejemplo de Rallo, como el Rentenmark en Alemania de 1923, como el Euro desde 1992, como los Créditos de Argentina en 2002 pueden usarse para el cálculo económico es que la “memoria” de la estructura de precios todavía existía bajo el dólar, el marco papel (aun con su hiperinflación), las viejas monedas fiat europeas y el peso argentino. El teorema explica que es imposible que esas ulteriores monedas surgieran o se impusieran sin un sistema de precios o al menos una memoria a la cual apelar, eso es todo. Es irrelevante para el cálculo económico monetario, el cual usa el sistema de precios monetarios, que la nueva moneda tenga valor de uso directo o no. Lo que se necesita son precios previamente establecidos en la antigua moneda. Dado que, al momento de pedir por primera vez el precio arbitrario de 10 mil dólares, había un sistema de precios en dólares (Rallo admite que hay “una miríada de precios de bienes, servicios o activos en términos de dólares…”); se puede realizar un cálculo económico estimativo. Existe un sistema de precios que permite conocer el valor de cambio objetivo y poder adquisitivo de cada dólar, y de los 10 mil dólares en conjunto, gracias a ello los participantes del mercado pueden estimar hacia arriba o abajo el precio pedido por el Bitcoin y su valor de cambio objetivo.

De hecho, intercambiar dólares por Bitcoin, por más arbitrario que sea el precio o no, y que ello provea la liquidez inicial es algo tenido totalmente en cuenta por Block y Davidson. Adicionalmente, ello no viola el teorema tampoco:
Bitcoin does not need to have a direct-use value in order to be a medium of exchange, because it did not emerge from a pure barter economy. This medium of exchange therefore does not violate the theorem. Clearly, it does have such a value, because it was directly exchanged for other goods, including the U.S. dollar. This provided the initial liquidity, which helped it to become a medium of exchange.
Las dos condiciones que pide el teorema, (1) que haya un sistema de precios previamente para el cálculo económico (cardinal en caso de en una economía monetaria) y (2) que podamos remontar secuencialmente hacia atrás en el tiempo el valor de cambio (hasta el momento en que solo había dinero mercancía y en última instancia al punto en que la mercancía fue usada por última vez únicamente en trueque), se cumplen. En ninguna forma es necesario que el bien dinerario nuevo que surja tenga un uso directo previo, cuando ya estamos en una economía monetaria. Esa necesidad ni es exigida por el teorema ni es lo que decía Mises.

Yo dije que no se pueden formar expectativas sobre el poder adquisitivo del dinero de la nada y Rallo intenta mostrar que no es necesariamente imposible suponiendo que se lanza un primer precio arbitrario en dólares y que alguien lo acepta y paga. Sin embargo, el hecho de pedir un precio arbitrario en dólares para la primera transacción de Bitcoin en absoluto significa que las expectativas surjan “de la nada”. Solo el hecho de que se intercambie por dólares, implica necesariamente la existencia de una economía dineraria. Y si ya hay una economía monetaria, necesariamente hay precios monetarios preexistentes, ya existe un valor objetivo de cambio del dinero que se cambia por Bitcoins. Por ende, estos se pueden tomar como referencia en cual basarse.

Por
s arbitraria, fluctuante o fija que sea la tasa a la que inyecten los Bitcoins, no deja de ser cierto que no se introdujeron de novo. Sino que se pudo intercambiar por dinero. El teorema regresivo sigue intacto. No solo porque podemos estimar su poder adquisitivo con preexistentes precios monetarios, sino además porque podemos retrotraer el valor de cambio de Bitcoin hasta el momento en que se empezó a cambiar por dinero fiat a precio arbitrario. Y, a partir de allí, podemos seguir regresando secuencialmente hasta el dinero mercancía primigenio.

De hecho, como muestran los casos históricos de cambio de moneda por ejemplo luego de una hiperinflación (Block y Davidson, 2015), la fijación entre una moneda fiat y otra nueva que la reemplace puede ser incluso a un arbitrario tipo fijo. El Bitcoin, asumiendo que surge solo como dinero nuevo sin usos directos, no se introduce de la nada. Dinero fiat existía antes de insertarlo y el Bitcoin se intercambió en términos de esa moneda existente previamente. Sin importar que se haya introducido a tasa fija o que la determine el mercado, lo relevante es que ya había precios monetarios existentes.

Bitcoin o cualquier nueva clase de dinero tangible o intangible que surja hoy o hace 20 años claramente tiene y tuvo una estructura de precios en dinero fiat (el cual a pesar de estar manipulado por el gobierno aun así sirve para el cálculo económico monetario). Para esa necesidad de existencia de un sistema de precios, es irrelevante el hecho de que la nueva moneda que surge apoyada en él tenga o no un uso no-monetario. Dicho sea de paso, explicar la forma en que se establezca el precio de Bitcoin o el bien (a ser monetizado) que sea en términos de dinero existente tampoco toca la validez del teorema regresivo. En palabras de Block y Davidson (2015):
Since an existing price structure was in place, the regression theorem has nothing more to say on the matter. And it is not incumbent upon advocates of the regression theorem to explain how the price of bitcoin in terms of the existing currency was established in the absence of any legally-imposed conversion process, when the theorem has nothing to say on the matter.
Por último, en absoluto Mises estaba “consternado”. No solo porque, como ya vimos, Mises explicaba el surgimiento del dinero crédito y fiat sin dificultades vía un preexistente valor de cambio. Sino que además, como explica Salerno (2010: 50), el teorema regresivo establecía rigurosamente la posibilidad lógica del dinero fiat, algo que hasta otro gran austriaco previo como Menger o un importantísimo fellow-traveler como Wicksteed e incluso Marx en sus obras principales habían creído difícil que pudiera existir, siendo solo Wieser el que realizó un intento por probarlo. Aun cuando su teorema demostraba que era posible la existencia del dinero fiat, Mises, incluso en 1966 cuando revisó la última edición de Human Action, no estaba seguro de que alguna vez en la historia se hubieran dado las condiciones para su presencia. Ser consciente de que uno ha demostrado la posibilidad de existencia de algo que probablemente todavía no existió pero que podría existir un día y que muchos grandes autores anteriores erróneamente negaron, difícilmente puede ser tomado como causa de consternación.

En conclusión, Mises no estaba equivocado con su teorema regresivo ni lo están Block y Davidson al interpretarlo. La crítica de Rallo no ha demostrado ser lo suficientemente efectiva. La liquidez, aunque importante en temas monetarios, no lo es todo. Centrarse en ella en exceso llevará y ha llevado a graves errores (tal y como le ocurrió a la rama lachmanniana de la Escuela Austriaca al excederse, en su caso, con el subjetivismo). Los teóricos de la liquidez están en un terreno muy resbaloso.




* El término “evolución” no debe entenderse estrictamente como que “siempre ocurrió de forma ‘natural’ en el mercado”. El dinero fiat actual existe por diversas intervenciones del gobierno, no surgió espontáneamente del mercado. Aun cuando esas intervenciones distorsionaron y minaron la elección espontanea de dinero mercancía, el progresivo establecimiento del dinero fiat estaba sujeto a la ley fundamental del mercado: el dinero fiat sí o sí necesitó una referencia a un preexistente valor de cambio objetivo del dinero que surgió previamente sin intervención. La larga serie de intervenciones estatales que dieron lugar al dinero fiat es lo que demuestra el “teorema progresivo” de Rothbard (Salerno, 2010: 49).

** Tanto en esta parte como a lo largo del post este supuesto se hace solo por el bien del argumento. Es muy cuestionable, y no se va a entrar en esa discusión acá, que Bitcoin no poseyera algún valor de uso directo (de consumo o inversión) en su origen, por más limitado que estuviera. De haberlo tenido, y es seguro que lo tuvo (Block y Davidson, 2015), el caso específico del Bitcoin convirtiéndose en dinero no violaría el teorema de Mises ni aceptando la crítica de Rallo.

*** Observen que ni Rallo ni yo nos hemos detenido en el punto evidente de que es imposible que Bitcoin surja de una economía de trueque. El detalle “técnico” se obvia solo para utilidad del argumento. Los límites enormes del cambio directo, en particular su imposibilidad de efectuar cálculo económico monetario, hacen impracticable que se pueda establecer una estructura productiva tan compleja como para crear computadoras, así como la infraestructura eléctrica y de internet para que funcionen y permitan el Bitcoin. Block y Davidson (2015) notan esto en su ejemplo hipotético.





Block, Walter y Davidson, Laura (2015), “Bitcoin, the Regression Theorem, and the Emergence of a New Medium of Exchange”. Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 18, No. 3, 311-38.

Mises, Ludwig von (1912), The Theory of Money and Credit. New Haven: Yale University Press. 1953.

Salerno, Joseph T. (2010) Money, Sound and Unsound. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute.