miércoles, 2 de abril de 2014

El Mito de que Bajar Salarios Agrava la Crisis


Esta falacia, es una de las más repetidas en todos lados. En sus muchas formas, dice básicamente que si el mercado provoca una baja de (la tasa de) salarios, ello no podrá reducir el desempleo ni reactivar la economía. Pues destruirá el poder adquisitivo de los trabajadores dejando sin demanda a las industrias, deteniendo el incentivo a invertir, afectando al consumo y por ende a los que dan empleo. Metiendo a la economía en una caída imparable. Hasta organismos internacionales conocidos como la OIT (financiada con impuestos a los trabajadores, claro) se ven en la necesidad de repetir esta falacia.

Aun cuando el caso histórico de la recesión de 1920-22 demostró que ante una caída drástica de precios, los salarios cayeron (Gallaway y Vedder, 1987) lo necesario y permitieron que, a diferencia de los 30s, el empleo se restaure y que la economía se empiece a recuperar en solo 9 meses sin ninguna crisis de confianza; les mostraré 10 razones por las cuales es falso que una baja de salarios, provocada por el mercado no intervenido, agravaría una crisis y el desempleo en lugar de mitigarlos. 

1) Alcance limitado y arbitrario: La argumentación, en primer lugar, no puede ser llevada a sus últimas consecuencias, tiene un alcance limitado fijado arbitrariamente. Algunos dicen que en una recesión hay que mantener (no dejar caer) los salarios aun si los demás precios caen. El problema es que de esta manera es cierto que los salarios nominales se mantienen, pero los salarios reales crecen. Si esta suba o mantenimiento del "poder de compra" ayuda a mantener el empleo, ¿Por qué no pedir un drástico aumento de los salarios monetarios? ¿Por qué no se pide un salario mínimo 10, 100 o 1000 veces superior al actual? Esta muy, pero muy claro que nadie pediría tal cosa pues eso, lejos de mantener o aumentar el empleo, paralizaría gran parte de la industria y provocaría un desempleo atroz (Rothbard, 1963: 45). El argumento no puede ser llevado a sus últimas conclusiones lógicas y debe ser detenido en un arbitrario y poco científico punto que cambiará dependiendo a quien se le pregunte. Pero hay más arbitrariedad. Dicen que no podemos bajar salarios porque ese es el ingreso de los trabajadores, y si lo bajamos no solo somos "malvados seres despreciables", sino que además estamos reduciendo su "poder de compra" deshaciendo la justificación para más inversión metiendo a la economía en una espiral descendente. El problema con ese argumento es que, lo que tiene de cierto, es perfectamente aplicable a absolutamente todos los demás precios y costos. El costo monetario de todos es el ingreso de alguien más. El precio del acero es el costo del fabricante de autos, pero también (multiplicándolo por el tonelaje) es el ingreso del productor de acero. El precio de la harina es el costo del panadero, pero (multiplicándolo por el tonelaje o kilos) es el ingreso del harinero. Vemos que solo eligiendo arbitrariamente a un grupo particular, los trabajadores, este argumento parece funcionar. Pero no hay absolutamente ninguna razón para no haber elegido a cualquier otro grupo particular (harineros o productores de acero), su poder adquisitivo se reduce al bajar sus precios de exactamente la misma manera en que se reduce el de los trabajadores al reducir su precio (salario) (Hazlitt, 1959: 269). No hay nada científico en este argumento, solo la elección arbitraria de algunos autores que no tiene más validez que la elección arbitraria de otros. 

2) Confusión entre tasa de salario e ingreso total por salario: Pero además se confunde dos cosas muy importantes: Tasa de salario con ingreso total por salarios (Hutt, 1954; Hazlitt, 1959: 267-69; Rothbard, 1963: 45-6; Friedman, 1966). El hecho que la tasa de salario caiga, no significa necesariamente que el ingreso total caiga. Todo dependerá de la sensibilidad ("elasticidad") de "La" demanda de trabajo. Si la tasa salario cae en un cierto porcentaje y la cantidad de trabajadores empleados aumenta en un porcentaje mayor (demanda "elástica"), entonces el ingreso total aumentará y viceversa. Supongamos un salario de $10 al cual se emplean 50 personas, el ingreso total es $500 ($10 multiplicado por 50 personas). Ahora supongamos que el salario baja a $9 (el salario bajó un 10%) y que ello hace que ahora se contraten 60 personas (la cantidad de contratados subió un 20%). Entonces el ingreso total aumentará de $500 a $540 ($9 multiplicado por 60) porque la demanda es "elástica": Una baja de 10% de salario, provocó un aumento de mayor porcentaje (20%) de cantidad de empleados. Pero cambiemos un poco la situación. Si al caer el salario de $10 a $9 (baja 10%) la cantidad de empleados sube de 50 hasta 52 (aumentó solo 4%), entonces el ingreso total caerá de $500 a $468, es decir una demanda "inelástica" (una baja de 10% de salario provocó un aumento de menor porcentaje: 4% de cantidad de empleados). En absoluto se puede argumentar que una baja de salarios necesariamente disminuirá el ingreso total. Si el precio del acero, de la harina o los salarios están muy elevados en relación con otros precios o en relación con la oferta y la demanda, un aumento de los mismos salarios o precios no podrá llevar a un aumento del ingreso total de los trabajadores, de los productores de acero o de los harineros. Sino más bien lo reducirá vía desempleo o baja de ventas (Hazlitt, 1959: 269).  De hecho en un mercado no intervenido por el Estado ni por sindicatos privilegiados, los salarios que tengan que caer, caerán hasta un nivel que absorba a todos los desempleados (involuntarios) (Rothbard, 1963: 46). Por lo tanto es evidente que el caso de la demanda "elástica" de empleo será la regla. No hay ninguna razón para asumir que el ingreso total por salarios disminuiría. 

3) Confusión entre gasto total y consumo: Aun asumiendo que olvidamos la ridiculez del punto 1) y que en el 2) se cumple que la demanda de trabajo es inelástica; el argumento no funciona. Pues confunde consumo con gasto total de la economía. Una caída de tasas de salarios y una caída de ingreso total por salarios no disminuye necesariamente el gasto total de la economía. Las empresas, al gastar menos en factor trabajo, tendrán más fondos disponibles para comprar bienes de capital (Simpson, 2010). La baja de salarios implica una baja de costos y ello hace que muchos proyectos de inversión que antes no se emprendían, porque los salarios no permitían un margen de rentabilidad deseado, ahora sean rentables. Con la baja de salarios habrá menos gasto en consumo pero también habrá más gasto productivo, la economía se volverá más orientada a la producción y menos orientada al consumo.  Habrá un cambio de composición del gasto, pero no una caída del nivel de gasto. 

4) El error de enfocarse solo en el consumo: Pero aun el punto 3), que de por sí terminaría de refutar el mito analizado, se queda corto pues supone que el gasto de las empresas es similar al consumo. Sin embargo esto no es así. El gasto en consumo es mucho menor de lo que se cree. Los defensores de mantener los salarios por encima de lo que el mercado determinaría no solo confunden consumo y gasto total, sino que, a veces, solo se enfocan en el consumo. Supongamos que el consumo cae porque la demanda de trabajo es inelástica y ello provoca una caída de ingresos totales por salarios, ¿Es eso un problema? ¿La economía e ingreso total caerán? Claro que no. ¿Por qué? Porque el gasto en consumo, correctamente medido como lo hace Skousen (2010), representa apenas el 30% del gasto total en bienes y servicios de la economía. Las cifras comunes de PBI solo tienen en cuenta el valor del gasto en los bienes y servicios finales en un período, el consumo está muy exagerado, no toman en cuenta el enorme gasto en las etapas intermedias (60% de la economía). Es decir que el PBI no mide el gasto de todos los bienes y servicios de la economía, solo mide el gasto en los bienes finales. Sin entrar a ver si es un error incluir o no el gasto en etapas intermedias en el PBI ("doble contabilización"), el hecho indudable es que es gasto. Y es tan válido como el gasto en bienes de consumo, valga la redundancia. Si el consumo (30% de la economía) cae como consecuencia de que la baja de salarios disminuyó el ingreso total de los asalariados, hay otra parte (el gasto de las empresas) muchísimo mayor (60%) de la economía cuyo gasto puede aumentar para compensar esa caída. Cualquier porcentaje de caída de consumo requerirá un porcentaje mucho de menor de aumento de gasto de las empresas para compensar. Por lo tanto se confirma que si caen las tasas de salarios, el ingreso total por salarios y el consumo y, como consecuencia de ello, las empresas tienen más fondos disponibles para comprar bienes de capital; simplemente ocurrirá un cambio de proporción de gasto: Se gastará más en bienes de capital y menos en consumo. Es un cambio relativo de gasto (más en bienes de capital, menos en consumo), pero el nivel o gasto total no tiene por qué disminuir por la baja de salarios y costos (Simpson, 2010). 

5) Aumento del decaído ímpetu para invertir: En el medio de una recesión o depresión, la baja de salarios hará que las empresas gasten más. Una de las principales razones por las que los empresarios no invierten en una recesión es porque esperan que los costos caigan relativamente a los ingresos que esperan recibir. La baja de salarios induce el ímpetu necesario para que los empresarios vuelvan a gastar. Por lo tanto la salida de la depresión es ayudada por la baja de salarios porque produce a) baja de costos y b) induce a aumentar el gasto de las empresas. Cuando los salarios bajan hasta su nuevo nivel de "equilibrio" (que corresponde a la menor cantidad de dinero y mayor demanda del mismo que ocurren como resultado de la expansión inflacionaria anterior), inversiones previas que no eran rentables y esperaban la necesaria baja de salarios y costos, son llevadas a cabo. Los activos adquiridos a costos artificialmente altos durante el boom pueden, gracias a la baja de salarios, usarse ahora y ser competitivos con las actuales inversiones de bajo costo (Reisman, 1996: 884). Y como consecuencia del empuje al gasto empresario provocado por la baja de salarios, los ingresos totales por salario también aumentarán. Como la baja de salarios hace que bajen los costos y además las empresas gasten más, al contratarse cada vez más empleados el ingreso total por salarios crecerá (recordar que hay razones para pensar que, cuando hay desempleo, la contratación de personal será más que proporcional a la caída de salarios). 

6) Los beneficios no caerán: El mejoramiento de la rentabilidad de los negocios será mayor mientras menor sea la porción de gasto productivo en salarios, es decir que la rentabilidad crecerá mientras menor sea el gasto total en salarios. La razón es que los salarios aparecen muy rápido como costos que se deducen de los ingresos por ventas, mientras que los mismos en las maquinarias no lo hacen tan rápidamente. Es decir, cuando tenemos una empresa que no tiene bienes de capital duradero (a más de un año por ejemplo) los beneficios netos a fin de año son simplemente: ingresos menos gastos. Como explica Rallo, cuando la empresa compra bienes de capital que duran más de un año, supongamos que dura 5 años, ese costo de ese bien de capital la empresa lo podría afrontar en el primer año. Pero como la empresa lo usará por 5 años, lo más lógico es repartir ese costo entre 5 ejercicios (de un año). De ahí viene la amortización.  El gasto en bienes de capital durable no se debe reponer en cada periodo (mientras que ese mismo gasto en salarios sí), sino solo una parte en cada uno durante su vida útil. Si se gasta $1 millón en planta y equipamiento duradero en lugar de gastarlo en salarios, los beneficios aumentarían mucho. Esto se debe a que las ventas totales de todos los negocios permanecerían iguales (la demanda de bienes de capital aumentaría por $1 millón mientras que la demanda por bienes de consumo de los asalariados caería en esa cantidad), pero como el costo de amortización (depreciación) es un porcentaje del millón gastado en comparación a si ese millón se hubiera gastado en salarios, los beneficios en la economía tenderán a crecer. Por lo tanto aun si no creciera el ingreso total en salarios y el gasto en consumo, los beneficios de los negocios crecerían. Las menores ventas de los vendedores de bienes de consumo serían compensadas con las mayores ventas de los bienes de capital (las ventas totales permanecerían igual) mientras los costos deducidos de los ingresos por ventas caerán, por lo que los beneficios totales crecerán (Reisman, 1996: 883-84). 

7) La Falacia de quitar el contexto: Pero supongamos que ignoramos el hecho que los beneficios no caen (punto 6)) y compramos el argumento de los anti-mercado laboral libre. Toda esta rebaja de salarios y costos, y mayor gasto en inversión, ¿No llevaría a una baja de la "eficacia marginal del capital" debida a los menores precios de los bienes de consumo que se ofrecen en mayor cantidad, los mayores costos por demandar más bienes de capital y la ley de los rendimientos decrecientes? El contexto que estamos discutiendo es: ¿Puede una baja de tasas de salarios y precios lograr alcanzar el "pleno empleo" (que todos los que desean trabajar encuentren trabajo) o no? Este contexto implica lógicamente menores costos unitarios de producción, esto es evidente pues eso es precisamente lo que logran las rebajas de salarios ya sea directamente y/o a través de menores precios de los materiales, maquinarias y bienes de capital. Caída precios y costos significa baja de precios de lo que los empresarios producen (incluidos los bienes de capital), los empresarios pueden invertir en más bienes de capital porque los precios son menores y sus costos también. Ello provoca un movimiento a lo largo de la curva de demanda de los bienes de capital, la cantidad demandada de bienes de capital aumenta. Los keynesianos en general confunden este movimiento a lo largo de la curva de demanda con un movimiento de la demanda, es decir, confunden un cambio en la cantidad demandada con un cambio de la demanda entera. Una mayor demanda de bienes de capital sí llevaría a mayores precios (la demanda de bienes de capital se traslada a la derecha), pero lo que ocurre en el contexto analizado es que menores salarios llevan a menores costos unitarios y precios de los bienes de capital y de esa manera a mayor cantidad demandada (movimiento a lo largo de la curva de demanda). Es decir que el discutir una mayor demanda de bienes de capital que llevaría a mayores precios es contradictorio con y evade el contexto que estamos discutiendo: Una baja de salarios y precios que aumenta la cantidad demandada de bienes de capital. Los empresarios pueden aguantar recibir menores precios por su producción aumentada con los adicionales bienes de capital debido a los menores costos (salarios y precios de los bienes de capital más bajos), y de hecho esos menores precios para los productos son consecuencia de la baja de costos y mayor oferta. Con lo cual las ganancias no caerán ni desaparecerán. Todo ello es un aumento de la oferta (la curva de oferta se mueve a la derecha), no un cambio de la demanda (ya sea de los bienes de capital o de los bienes en general). Recuerden que el contexto que es analizado acá es: baja de salarios y precios. Ello inevitablemente lleva a una baja de precios de los bienes, incluidos los bienes de capital. En lugar de eso, los keynesianos hablan de un aumento de la demanda de bienes de capital, que es un contexto diferente y contradictorio al que está siendo analizado. Porque un aumento de la demanda de bienes de capital implica un contexto opuesto (suba de precios de bienes de capital que es posible cuando los costos están constantes o subiendo, pero no bajando) al estudiado cuando analizamos si una rebaja de salarios funciona o no (Reisman, 1996: 879-81). 

8) Los salarios bajan aun si caen los precios: Una objeción posible a todo esto es la que popularizo Keynes. Aun si asumiéramos que los trabajadores desempleados están dispuestos a trabajar por un salario (nominal) menor y que los ya empleados también aceptan la rebaja a riesgo de quedar sin empleo, al reducirse los costos (salarios) los empresarios trasladarían esas rebajas a los precios, los cuales bajarían. Si los salarios nominales bajan un 10 %, entonces con esa rebaja de costos los precios caerían 10 %. Por lo tanto todo el aumento de beneficios por la rebaja de salarios los empresarios la perderían en el menor ingreso por ventas debido a que bajaron los precios de los bienes. Asi que los salarios reales (los salarios bajaron 10 % y los precios 10 %) seguirían altos y los trabajadores desempleados. Como demuestra Murphy (2011), este análisis tiene serios problemas: a) Los salarios son gran parte del gasto e ingreso, pero no lo son todo. En Estados Unidos los salarios como porcentaje del ingreso nacional ha variado entre el 60 % y el 52 % desde la Segunda Guerra Mundial. Siguiendo con el ejemplo, significa que si los salarios nominales caen un 10%, los precios bajarán solo un 5 o 6 %. Por lo tanto los salarios reales caerían y el empleo se restauraría pues se contratarían más trabajadores. b) Pero ¿Cuál es el mecanismo por el cual la baja de costos lleva a una baja de precios de los bienes? Supongamos que, por el desempleo masivo, los salarios bajan. Sin bajar los precios, los empresarios están obteniendo más beneficios, entonces ¿Qué los induciría a disminuirlos? El incentivo obvio es que desean capturar una mayor parte del mercado. Quieren vender más cantidad de bienes, ampliar sus clientes para ganar más. Sin embargo no pueden producir más sin antes contratar a más trabajadores, no pueden aumentar la producción con la fuerza laboral antigua. Deben necesariamente contratar más empleados para tener más producción. Luego de bajar el precio, el empresario tendrá menos beneficio por unidad, pero mayor beneficio total (al vender más cantidad). Otras empresas harán lo mismo hasta llegar a una situación de "equilibrio", si todo lo demás no cambia. En el nuevo escenario es cierto que los salarios bajaron y que los precios bajaron, pero también aumentó el empleo: Para producir la mayor cantidad de bien que hizo bajar su precio, se necesitó más mano de obra que antes. c) Algún keynesiano podría decir que como los trabajadores son los clientes de la empresa, al bajarles el sueldo se está bajando la demanda del producto. Por lo que las empresas reducirían sus precios no para vender más cantidad y aumentar sus clientes, sino para evitar perder los antiguos. Pero eso es cometer el error a), es decir, suponer que todos los clientes son los trabajadores. Sin embargo vimos que los trabajadores de post-guerra son el 50 o 60 % del ingreso total. Asique aun suponiendo que es cierto que su demanda caería, también es cierto que i) la demanda no caería uno a uno con los salarios y ii) sería compensada con la demanda de otros grupos que verían subir su ingreso inicialmente. Si los accionistas que tienen mayores beneficios por la baja de salarios compraran lo que los trabajadores dejan de comprar, la demanda no caería. Por supuesto muy probablemente compren cosas diferentes (yates, mansiones, bienes de capital), pero eso solo haría que esas industrias se expandan y las de los bienes que proveían a los trabajadores se contraigan. Sin afectar el nivel de actividad, solo su composición.*

9) Salarios libres no significa que caigan todos: Nadie ha pedido, ni estoy pidiendo, una baja de salarios uniforme y "en bloque" de todos los salarios. Ese es un strawman que hasta economistas premios Nobel usan para defender su argumento de que no se debe permitir la libertad en el mercado de trabajo. El salario promedio del mercado de trabajo no indica para nada la intersección de alguna demanda u oferta agregada de todo el trabajo. ¿Cómo saber exactamente cuales salarios deben bajar, subir o mantenerse en cada situación? Solo el mercado, la interacción entre empleados y empleadores, puede determinarlo en cada caso. Algunos salarios caerán durante una mala situación y bajarán en diferentes proporciones a diferentes momentos, otros podrían mantenerse y otros hasta aumentar. Lo que se reclama es que los salarios sean determinados libremente, sin intervención privilegiada coactiva a empresarios o trabajadores. Lo que se necesita son salarios libres, no salarios bajos. No debe extrañar que los keynesianos usan esta falacia de la baja uniforme contra los liberales desde siempre (Hutt, 1954). E irónicamente es lo que Keynes tenía en mente, según algunos: Una baja uniforme y violenta de salarios reales vía inflación o devaluación manteniendo salarios nominales (Hazlitt, 1959: 279-86. Lo cual es en sí una falacia pues el dinero no es neutral nunca y afecta diferentes precios y salarios en diferentes proporciones a diferentes momentos). Nada más alejado de lo que los liberales que defienden los mercados libres pedirían. 

10) Una falacia basada en parte en otra: Por si todo lo anterior fuera poco, este argumento se también se basa, al menos en parte, en el "argumento del poder adquisitivo". Una teoría tan, pero tan falsa que da risa.


* Nadie acá está haciendo un juicio "ético" del asunto. Simplemente estamos viendo si es cierto que el nivel de gasto y actividad caería ante una baja de salarios. Digo esto porque alguien de izquierda posiblemente salte a juzgar la supuesta "explotación" de la "redistribución", sin demostrar si el nivel de gasto baja o no. 






Friedman, Milton (1966), "Minimum-Wage Rates". Newsweek.

Hazlitt, Henry (1959), The Failure of the 'New Economics'. Princeton, N.J: D. Van Nostrand. 1959. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2007.

Hutt, William H. (1954) "The Significance of Price Flexibility". Journal: South African Journal of Economics. Vol. 22, No. 1, 40-51.

Murphy, Robert P. (2011) "The Critical Flaw in Keynes's System". Mises Daily.   

Reisman, George (1996), Capitalism: A Treatise on Economics. Ottawa, Illinois: Jameson Books.

Rothbard, Murray N. (1963) America’s Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2000. 

Simpson, Brian P. (2010) "Keynes’s Theory of Depression: A Critique." National University School of Business and Management. 

Skousen, Mark (2010), "Gross Domestic Expenditures (GDE): the Need for a New National Aggregate Statistic". (Economics Working Papers No. 113). Centre for Comparative Economics, SSEES, UCL: London, UK.

Vedder, Richard K. y Gallaway, Lowell (1987), "Wages, Prices, and Employment: Von Mises and the Progressives". Journal: The Review of Austrian Economics. Vol. 1, No. 1, 33-80.

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